XXXIII

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[Punto de Vista Louis]

Poco después de que el reloj marcara la una y media a Judi se la empezaron a cerrar los ojos, aunque lo negaba una y otra vez. Era consciente de que no quería que me fuera; supongo que igual ella era consciente de que yo tampoco quería irme.

No habíamos dejado de hablar ni un solo instante, y aunque eso no era precisamente lo que mi voz necesitaba, desde luego yo me encontré mejor inmediatamente después de sentirla a mi lado. Sin ninguna duda.

No sabría decir por qué, pero algo me decía que esa noche habían cambiado algunas cosas. De repente ya no parecía tener miedo a cosas como mirarme durante un largo rato a los ojos, ni tampoco a estar demasiado cerca de mí. Sabía que siempre lo había deseado, pero esa noche… Esa noche lo sentí diferente.

- Es muy tarde, Judi, debería irme. Vas a dormir muy poco por mi culpa.

- No, deberías quedarte –me dijo con calma-, es muy tarde y tienes que irte lejos. No me importa dormir en el sofá.

Sonreí.

- A mí sí me importa que lo hagas. Tienes que descansar.

- Que bien, ahora te has convertido en mi padre –dijo bostezando.

- De eso nada, preciosa –me incorporé y me estiré como si llevara durmiendo diez horas-. Duérmete, anda –me incliné y la di un suave beso en la mejilla.

Antes de que diera tiempo a separarme de ella, se levantó y me abrazó.

- No quiero verte como te he visto antes nunca más, Louis –dijo con seriedad. Nos separó y cogió mi rostro con sus manos, como nunca antes lo había hecho. Temblé ligeramente y me senté de nuevo en la cama-. No necesitas ser como nadie. Así, como eres, eres insuperable. Tienes a medio mundo rendido a tus pies, ¿crees que es porque no vales? Recuerda eso cuando vuelvan a entrarte dudas sobre tu voz y otras cosas que deberían ser indudables.

Sonreí con amplitud y posé mis manos sobre las suyas, que aún descansaba sobre mis mejillas.

- Está bien eso de tener a medio mundo a mis pies, pero la próxima vez que me entren dudas no pensaré en ello. Mejor recuerdo esto –presioné sus manos haciendo que sonriera-. Tú me valoras –asintió-, y eso es más que suficiente.

Se tiró sobre mí y me abrazó con fuerza, escondiendo su cabeza sobre mi cuello. La acaricié el pelo con ternura y supe que nunca iba a olvidarme de aquello.

Salí de su casa sonriente, sintiendo, de nuevo, que algo había cambiado en ella.

Monté en el coche y suspiré, agarrando el volante.

Empezaba a quererla de verdad.

[Punto de Vista Rosa]

Estaba a punto de dormirme cuando mi móvil vibró.

“Necesito verte. Estoy abajo. Ábreme. Ya”.

¿Desde cuándo Harry me daba órdenes? Bueno, me las había dado alguna vez, pero no así, de una manera tan… Brusca.

En cualquier caso, corrí hacia la puerta y abrí el portal, impaciente.

Con ese simple mensaje había despertado mi deseo.

Entró corriendo y me elevó por los aires, besándome con pasión, trabando mi lengua con la suya y recorriendo mi espalda con sus dedos, casi con furia. Me atrevería a decir que haciéndome algún arañazo.

Me colocó de nuevo en el suelo y se quedó frente a mí, con gesto serio.

- Quítate la ropa –dijo.

All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora