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[Punto de Vista Rosa]
Cuando Judith y Louis entraron al salón, y me aseguré de que Alex se había ido, cogí a Niall de la mano y lo llevé al cuarto de baño, sin decir una palabra. Resoplaba una y otra vez y veía de reojo cómo se tocaba la cortada que le había producido el impacto del puño de Alex en los labios.
Rebusqué entre los cajones algo de algodón y lo mojé con agua para limpiar la sangre que había resbalado desde su boca; de nuevo sin decir nada.
En realidad, no sabía bien qué decirle. Estaba muy preocupada por él, pero también estaba muy enfadada. Había vuelto a dudar de mí. Y no había nada que pudiera enfadarme más.
Repasé el contorno de sus labios con el algodón, que seguía bañado en agua, y me detuve en su herida. Hizo un gesto de dolor.
- ¿Te duele?
- Escuece -dijo, escueto. Aparentemente, él también estaba de mal humor.
- Aguanta. De momento sólo te lo estoy lavando, pero también hay que curarlo.
Dejé el algodón sobre el lavabo e hice ademán de agacharme para coger otro pero me cogió el brazo y me detuvo.
- ¿Estás bien? -Preguntó.
- Enfadada -respondí con bordería.
Suspiró.
- Rosa, yo...
- ¿Rosa, qué? -No le dejé continuar-. ¿Me vas a pedir perdón otra vez por haber desconfiado de mí otra vez? -Recalqué las palabras necesarias, "otra vez", y agachó la cabeza-. Deberías plantearte esto, Niall. Si no confías en mí, no vamos a ninguna parte.
- No digas eso -contestó al instante-. Me he puesto muy nervioso, como si... Como si no pudiera ser verdad lo que estaba pasando. Nos han arruinado el viaje, ¿te das cuenta? Bueno, él -enfatizó el monosílabo- nos ha arruinado el viaje.
- Pues se cancela y ya está -dije, secamente, concentrado mi mirada en las gotas de agua que caían con lentitud del grifo.
Sentí que se aproximaba a mí y apoyaba una mano en mi cintura.
- Te llevaré en otro momento, te lo prometo.
- Eso si no me has dejado antes por creer... Qué sé yo... Que he envenenado la comida, por ejemplo, es lo único que te falta por pensar de mí.
- Rosa...
- ¿¡Qué!? -Exclamé-. Estoy harta. ¿Por qué no confías en mí? -Trató de hablar pero yo continué-. ¿Te das cuenta de lo que has hecho? Alguien difunde por Twitter todos los detalles y la primera persona en la que piensas es en mí. Genial, esta vez te has lucido de verdad.
- Joder, Rosa, yo... -Suspiró de nuevo-. No sé qué decirte.
- No hace falta que digas nada. Voy a curarte esto, te tomas algo para el dolor, porque te va a doler, y te vas a dormir.
- ¿Y tú? ¿No vas a venir conmigo?
- No.
Bajó los hombros y, de nuevo, la cabeza. Se pasó una mano por el pelo y supe que era mi momento para agacharme de nuevo y buscar lo necesario. Le curé el labio en silencio, sin detenerme ni una milésima de segundo a mirar sus ojos, sólo concentrada en lo que hacía. Sabía que él sí estaba buscando mi mirada, pero estaba demasiado enfadada como para tener algún tipo de contacto con él.
Guardé todo una vez que hube acabado y Niall permaneció inmóvil viendo cómo lo hacía. Cerré los cajones, me incorporé y sus manos se posaron en mis hombros al instante, de nuevo intentando establecer un contacto entre mi mirada y la suya. No se produjo. Desvié mis ojos hacia la derecha.
- Entiendo que estés enfadada pero, por favor, ven conmigo -no dije nada-. Rosa, por favor, te lo estoy pidiendo. Necesito... Necesito que estés a mi lado -bajó el tono de voz en sus últimas palabras y le miré, prácticamente involuntariamente, sin pensármelo, como si alguien hubiera actuado por mí.
Sus ojos azules brillaban ligeramente.
- No me dejes solo hoy... -Susurró de nuevo.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Estaba enfadada, sí, pero lo quería.
¿Estaba tan enfadada como para dejarle solo cuando él me pedía que no lo hiciera?
- Te prometo que no hablamos hasta que tú no quieras. Te prometo que ni te rozo -levantó sus brazos- si es lo que quieres. Pero ven conmigo, necesito saber que... Sigues conmigo.
- Estoy muy enfadada, Niall, y muy cansada de que dudes de mí. Pero lo que más me duele es pensar si esto va a ser siempre así, porque entonces llegará un momento en que me canse de verdad y no podremos seguir juntos.
- No volveré a hacerlo.
- ¿Y tengo que creérmelo?
- Sí.
- ¿Por qué?
- Porque te quiero -relajé mi postura ante esas palabras y se acercó unos centímetros a mí-. Porque te quiero y no quiero que nada me separe de ti. Me siento fatal, me siento... -exhibió una sonrisa de medio lado sin un ápice de alegría y bajó su cabeza, nuevamente, dándome a entender que de verdad estaba afectado-. Te dejo que me pegues otro puñetazo si quieres, aquí -se tocó en el otro lado del labio y emití una risita-. Perdóname, por favor. No sé cómo he sido capaz de pensar de esa manera. Ahora lo recapacito, en frío y... De verdad, me siento gilipollas -rodeó mi cintura con sus brazos y apoyó su cabeza en la mía-. Me he puesto demasiado nervioso y sabes que cuando eso me pasa digo muchas tonterías... Pero todo lo que tengo dentro es miedo a perderte, no dudas.
- Cualquiera lo diría...
- No dudo, Rosa. Te lo juro -me dijo con absoluta seriedad-. Sé que me quieres de verdad, sé que quieres estar conmigo, sé que quieres lo mejor para mí. Lo tengo claro.
- Pero cuando ocurre cualquier cosa piensas que te he fallado y se te olvida todo eso.
- Porque tengo miedo a que eso pase. Es el miedo el que me hace actuar así.
- Pues deshazte de él o no sé cómo puede acabar esto.
Nos miramos durante unos segundos, en silencio.
- Lo haré -sentenció. Entrelazó nuestras manos-. ¿Te vienes conmigo? -Asentí-. ¿Me perdonas?
- A medias -me libré de una de sus manos para poder acariciarle el rostro y cerró los ojos-. Yo también te quiero... -Murmuré. Era muy débil cuando se trataba de él-. Pero, por favor, Niall, no vuelvas a hacerlo.
Afirmó con la cabeza y se aproximó a mí. Me besó con delicadeza y escapó de su garganta un gemido de dolor que me hizo echarme hacia atrás, sonriendo ligeramente.
- No me beses si te duele...
- Quiero besarte.
Se acercó de nuevo a mí pero coloqué el dedo índice en su labio, allí donde no había herida.
- Vamos a la cocina y te doy algo para el dolor.
Intenté comenzar a andar pero me detuvo de nuevo.
- Eres la mejor persona que he podido encontrar.
Sonreí.

[Punto de Vista Liam]
Seguíamos sentados en los sofás a la espera de que Niall y Rosa salieran del baño. Louis y Judith ocupaban uno; él la tenía acurrucada entre sus brazos y la acariciaba con suavidad el pelo. Alba y Ana estaban sentadas en otro, a su izquierda. Yo estaba frente a ellas.
Tenía intención de hablar con Ana esa noche pero la persona menos perceptiva del mundo se daría cuenta de que ese no era el momento adecuado. Todos estábamos demasiado nerviosos; incluso aunque ya todo hubiera pasado, la tensión que había existido hacía tan solo unos minutos seguía estando presente.
Así, cada uno sumergido en sus pensamientos, esperamos a Rosa y Niall completamente en silencio.
Cuando aparecieron me levanté al instante.
- ¿Cómo lo tienes? -Pregunté, mirando a mi hermano.
- Bueno... -Resopló-. Espero que no tengamos ningún acto en unos cuantos días porque a ver cómo lo disimulo.
Miré a Louis, que había girado su cabeza y contemplaba a Niall con una mueca.
- Lo tienes hinchado -observó.
Judith, a su lado, se incorporó y dio dos pasos hacia Niall.
- Niall, yo... Lo siento y...
Niall avanzó hasta ella deprisa.
- No es tu culpa -la cogió del brazo y la estrechó contra él, abrazándola con fuerza-. Yo también lo siento por ti, de verdad, Judi. Es tu amigo, siempre duele que un amigo...
- Él no es mi amigo -dijo, con seriedad. Se separaron y se miraron unos segundos-. Tú sí lo eres.
Niall sonrió con amplitud y la abrazó de nuevo.
Desvié mi mirada hacia Ana y me sobresalté cuando comprobé que ella también me estaba mirando. Agachó la cabeza y juntó sus manos. Supuse que, igual que todos, necesitaba un abrazo.
- ¿Nos vamos? -Propuso Louis, incorporándose.
- Buena idea -le apoyó Niall.
Louis caminó hacia Ana y Alba y se despidió calurosamente de ellas. Yo hice lo mismo, deteniéndome especialmente en Ana. La abracé con tanta fuerza que hice que levantara los pies del suelo. En esos momentos, fui muy consciente de que no quería soltarla.
Pero había tomado una decisión y tenía que ser consecuente con ella.
Aparté un mechón de su cara y la miré.
- Mañana te llamo, ¿vale?
- Vale... -Dijo en un susurro.
Acaricié sus mejillas sonrojadas y tuve que reunir toda la fuerza de voluntad de este mundo para marcharme de allí sin abrazarla de nuevo.
Para marcharme de allí sin besarla.

[Punto de Vista Ana]
Eran poco más de las tres de la tarde cuando Liam me llamó, preguntándome si podíamos vernos en media hora. Quise decirle que no, que no quería que viniera a decirme que todo lo nuestro había acabado, pero acabé asintiendo y después, tiré el móvil al sofá de enfrente.
-Ana... -Con esa simple palabra, Judith me suplicó que no estuviera mal.
- ¿Qué quieres que haga? He perdido a Liam -corrió a sentarse a mi lado y Alba salió de la cocina en cuanto oyó mis palabras-. Lo he hecho, chicas -sollocé-. No soy suficiente para él.
- No digas tonterías, tú eres increíble.
- Y él lo sabe -Alba apoyó a Judith.
- ¿Y por qué quiere acabar con esto si soy tan increíble?
- No sabes lo qu...
- No vuelvas a decirme que no sé lo que va a decirme, Judi, por favor. Porque sí lo sé -la hablé de una manera un tanto brusca, pero no podía hacer otra cosa-. Sé que queréis animarme, pero os aseguro que la mejor manera no es dándome esperanzas cuando sé que todo ha acabado. Sacadme de casa, llevadme a conocer tíos, lo que sea. Eso es lo que quiero que hagais. Que me distraigais a partir de ahora.
- Lo haremos -contestaron al unísono.
Confiaba en ellas.
Un rato después, sonó el timbre. Me levanté convencida a abrir, no sabiendo exactamente por qué iba tan decidida.
Era 1 de abril de 2014, y lo mío con Liam estaba llegando a su fin.
- Hola -sonrió cuando le abrí.
- Hola... Pasa -le ofrecí entrar y caminamos hasta la habitación de Rosa, que seguía en casa de Niall.
Cuando entramos, las únicas palabras que habían salido de su boca habían sido ese "hola" inicial y un "hola, chicas" al pasar por el salón.
- ¿Cómo estás? -Preguntó, cerrando la puerta.
- Bien... Bueno. Asimilando todo lo de ayer.
"Y todo lo que tiene que ver contigo".
- Ya, fue horrible. Nunca había visto a Niall así.
- Ya...
Se pasó una mano por la nuca, mientras miraba al suelo, y le noté completamente incómodo. Suspiré y sólo entonces dirigió mi mirada hacia mí.
- Dime lo que tengas que decirme -le dije, en un gesto de valentía.
Como si ya supiera que iba a morir y simplemente quisiera hacerlo cuanto antes.
- Ana... -Se acercó a mí unos pasos.
- Dímelo -insistí.
"Dímelo incluso aunque ya sepa qué es".
- No sé cómo empezar... -Frunció los labios y negó con la cabeza, como repitiéndose algo a sí mismo-. No quiero hacerte daño.
Enarqué una ceja.
No hacerme daño no era posible.
- Liam, sé que esto se ha acabado -fui clara-. No necesitaba que vinieras para decírmelo, y tú también sabías que yo lo sé. Así que si has venido es porque quieres decirme algo más. Hazlo.
- Joder, Ana... -Resopló-. Esto es difícil.
- ¿Para ti? -Pregunté, medio riendo.
- Sí, para mí también -avanzó otro paso hacia mí. Apenas nos separaban tres y yo sólo podía pensar en lanzarme a sus brazos-. Hace unos diez días... -Comenzó-. Sophia vino a casa -bajé la cabeza. Sabía que ella era la culpable-. No pasó nada, sólo hablamos pero... Tres días más tarde... -Carraspeó.
- ¿Qué?
- Nos acostamos -dijo, con rapidez-. Y desde entonces... Hemos estado viéndonos.
Sentí cómo me hervía la sangre. Eso sí que no me lo esperaba.
Sabía que todo tenía que ver con ella, sabía que había vuelto a aparecer en su vida, y sabía que había estado planteándose darla una nueva oportunidad.
Pero había estado viéndose con las dos a la vez. Durante mucho tiempo.
Me metía en su cama por la tarde y a ella por la noche.
Apreté los puños y me di media vuelta para andar y apoyarme en la mesa, dándole la espalda, tratando de tranquilizarme. No lo conseguí.
- Ana...
- ¡¡Eres un cabrón!! -Exclamé, dándome la vuelta. Entreabrió la boca pero no dijo nada-. ¿De verdad lo has hecho? ¿¡De verdad nos has estado follando a las dos a la vez!?
Grité demasiado, empleando palabras que jamás me hubiera imaginado emplear. Pero mi sangre seguía hirviendo, cada vez más.
- Ana...
- Eres un cabrón, Liam -comencé a respirar con dificultad y sentí cómo se acercaba a mí-. No, no, ¡no! Ni se te ocurra. No te quiero volver a tener cerca. Has jugado conmigo como te ha dado la gana, ¡has hecho conmigo lo que te ha dado la gana!
- Ana... -Repitió, por tercera vez.
- ¡¡Déjame!! -Dos lágrimas resbalaron por mi cara y las capturé al instante, tratando de impedir que me viera débil-. No quiero volverte a ver. He sido un juego para ti... No he sido nada.
- Escúchame...
- ¡No quiero hacerlo! -Le corté-. De verdad, márchate -sollocé-. Por favor, vete.
Vi cómo hacía un gesto afirmativo con la cabeza y se daba la vuelta.
- Mañana... Mañana volveré y... Me gustaría hablar contigo.
- Vete... -Repetí.
Lo hizo. Salió de la habitación y cerró la puerta.
Me cubrí el rostro con las manos, di rienda suelta al llanto y me dejé caer al suelo, sentándome de cualquier manera en él. Judith y Alba no tardaron demasiado tiempo en entrar en la habitación y me abrazaron tratando de ofrecerme su apoyo.
Se lo agradecí.
Pero no había nada en este mundo que consiguiera que dejara de sentirme como me estaba sintiendo.
Me sentía más que tonta pensando en lo mucho que me había hecho sentir Liam cuando yo sólo era un pasatiempo para él, una forma de olvidarse durante unos días de Sophia, la persona a la que de verdad quería.
Me sentía tonta por no haber sabido ver antes qué estaba pasando.
Me sentía tonta por haberme permitido a mí misma sentirme cómo me había sentido.
Me sentía tonta por haberme permitido creer que realmente eso podía llegar a algo.

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Espero vuestros comentarios :)

@LookAfterYou28

All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora