LXXV

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[Punto de Vista Rosa]
Los chicos se presentaron media hora más tarde en casa y les abrí con mala cara.
- ¡¡Culpa de Zayn!! -Gritó Harry mientras me daba un beso en la mejilla.
- De eso nada -contestó el aludido, dándome otro beso en el lado contrario-, ha sido más culpa de Louis.
- ¡¡Siempre yo!! -Me dio un fuerte abrazo y entró en casa-. Yo no he sido... -Siguió diciendo mientras se alejaba.
- Yo sí que no he sido... -Niall se inclinó y me besó con dulzura-. Hola, ojazos.
- Aparta -Liam le empujó contra la puerta y me abrazó, tal y como había hecho Louis-. Hola, Rosita, sé que tenías más ganas de verme a mí que de ver al tonto este.
Los tres reímos. Niall aferró mi mano y, después de obsequiarme con tres o cuatro besos fugaces, caminamos hasta el salón, donde Alba les estaba echando la bronca por habernos hecho quedar tan pronto... Y presentarse tan tarde. No estábamos enfadadas, claro, pero eran unos tardones. Culpa de Zayn, seguro.
- ¡Y dale! -Protestó él de nuevo-. Cuando hemos pasado por casa de Harry y Louis, Louis no estaba listo.
- Serás mentiroso... -Negó con la cabeza, con una cara de asco que nos hizo reír a todos. Zayn se tiró encima de él y le empezó a pegar puñetazos en el estómago hasta que los dos cayeron al suelo.
Zayn se levantó al instante. Tommo se quedó ahí, resoplando.
- ¡¡Ya está la cena!!
Niall, a mi lado, se levantó con velocidad ante las palabras de Ana y se colocó en su sitio habitual. Se le notaba completamente feliz y yo no podía estar de otra manera. No mientras el trébol siguiera luciendo en mi muñeca.
Apoyé las manos sobre la mesa y sentí que Niall dirigía su mirada hacia ahí.
- La llevas puesta...
- Es un regalo.
- ¿De quién?
- De un irlandés un poco tonto.
- Seguro que es más encantador que nadie -rozó mi mano con la suya-. ¿O no? -Negué con la cabeza y rió-. Bueno, sé una cosa a la que nadie le gana... -Me acerqué más a él, interesada por la tontería que, estaba segura, iba a decir-. Seguro que no hay nadie en este planeta al que le guste tanto una chica como a ese irlandés tuyo le gustas tú -susurró. Se me puso una auténtica e incomparable cara de tonta, sonriendo ampliamente-. De verdad que por verte sonreír así me invento cualquier cosa -volvió a decir en voz baja.
Reí mientras le daba en el hombro y a los pocos segundos apareció Judith con un cuenco de patatas.
- ¡A comer!
Desde luego, hambre no pasábamos. La sobremesa se alargó demasiado y sólo cuando Liam se levantó, y se estiró como si llevara durmiendo diez horas, decidimos pasar al sofá. Como empezaba a ser habitual en ellos, Zayn y Jud se sentaron en el suelo, sitio que antes solían ocupar Judith y Louis. Esta vez ambos se sentaron en uno de los sofás junto a Ana, mientras que Jud, Harry y Alba se sentaban en otro.
Niall seguía sin soltar mi mano.
- Oye, así, como curiosidad... -Empezó Judith tras volver de la cocina, con dos Coca-Colas en su mano-. ¿Vosotros no hacéis nada con vuestra vida? Quiero decir... ¿Hasta cuando dura este descanso en el que vivís?
- ¡¡Eh!! ¡Qué intentas decir! -Tommo la cogió del brazo y la hizo caer en el sofá-. A veces tenemos alguna que otra reunión y algún que otro ensayo, listilla.
- Y entrevistas -aportó Liam y todos le señalaron.
- Pocas, más bien -reprochó Judith-. No hacéis nada con vuestra vida, pero nada. Nada -movió las manos de un lado a otro y miró a Louis. Después rió-. Es broma, tontos. Claro que necesitáis un descanso.
- Dentro de un mes y pico, querida Judith, cuando nos vayamos y no volvamos en seis meses, hablamos -Tommo la dio unas palmaditas en la espalda y el rostro de mi amiga cambió.
También el mío.
No queríamos pensar en estar seis meses lejos de ellos.
Judith agachó la cabeza y, justo en ese preciso momento de pequeña incomodidad que se había generado, su móvil, apoyado sobre la mesa, empezó a sonar. Supe que lo había agradecido y tardó una milésima de segundo en cogerlo. Miró extrañada la pantalla.
- ¿Quién es? -Preguntó Louis, tan curioso como siempre. Y tan preocupado por ella como siempre.
Negó con la cabeza, se levantó del sofá y caminó hasta la cocina. Todos miramos a Tommo en busca de alguna explicación.
- No me miréis, no he llegado a ver quién es -levantó las manos.

[Punto de Vista Judith]
- ¿Sí?
- "¡¡Judi!! ¿Y ese tono de "no sé quién eres"? ¿Se te ha borrado mi número o qué, fea?"
- ¿Alex?
- "¡¡Claro, tonta!! ¿Qué tal estás?"
Reí. No se me había borrado su número, pero me parecía increíblemente raro que me llamara. Alex, ese viejo compañero de instituto con el que siempre había tenido mis más y mis menos pero que, en el fondo, siempre había sido mi Alex. Habíamos hablado hacía poco menos de un mes, por WhatsApp, claro. ¿Qué podría querer?
- Muy bien, estoy de cena con unos amigos. ¿Qué tal estás tú? -Sabía que mi tono de confusión era evidente.
- "¡¡Genial!! No vas a adivinar qué estoy haciendo..."
- Mmm... Sorpréndeme.
Normalmente solía hacerlo.
- "Estoy comprando unos billetes de avión para Londres. Vuelo en tres días hacia allí."
- ¿¡En serio!? -La alegría que sentía por ello me hizo hablar más fuerte de lo normal-. Pero... ¿Y eso? ¿Qué pasa con tu trabajo en la empresa esa taaan importante en la que estabas?
Solía alardear de poder trabajar en una de las mejores empresas automovilísticas del mundo; es decir, BMW. No sin cierto enchufe, claro, pero ahí estaba.
- "Han decidido trasladarme en Londres. Ya sabes lo bueno que soy, tonta..."
Reí de nuevo.
- Vale, vale. Casi lo había olvidado. Entonces, ¿te veré por aquí?
- "¡Por eso te llamaba! No conozco a nadie, ni tampoco conozco muy bien la ciudad, así que necesitaré una guía particular... Y una amiga, qué narices. ¿Cómo va el tema de la bebida por allí? ¿Sigues siendo la que eras?"
- ¡Oye! -Fingí indignación pero reí a carcajadas-. Sigo siendo la que era, para qué mentir. Qué bien, Alex, ¡me alegro mucho! ¿Cuándo dices que venías?
- "El 14 estoy allí. Ya tengo piso y coche de empresa, en el que te daré una vuelta si te portas bien."
- Sí, sí, yo siempre me porto bien. ¡¡Qué genial, en serio!! Os echo de menos a todos. ¿Cómo está Gonzalo?
Nos enfrascamos en una conversación de unos diez minutos sobre los amigos que teníamos en común, sobre anécdotas que compartíamos y sobre nuestra vida en general. Alex, pese a ser un poco chulo, bastante testarudo y un despreocupado de la vida, siempre había sido un buen amigo para mí. Y me alegraba poder tenerle cerca de nuevo, ¡me alegraba mucho!
Nos despedimos después de prometerle que le llamaría el día 15 como muy tarde. La verdad, no iba a ser de otra forma, estaba deseando verle.
Cuando volví al salón todos me miraban.
- Era Alex -dije, consciente de la enorme sonrisa que tenía en el rostro. Rosa y Alba asintieron al instante, y escuché la risita de la primera.
- ¿Quién? -Preguntaron varias voces a la vez mientras me sentaba junto a él.
- Un compañero de instituto. Viene a Londres en tres días.
Rosa rió y la taladré con la mirada.
- Me callo -dijo, pasando el dedo índice por sus labios.
- Eres una idiota.
- ¿Qué pasa? -Preguntó Louis, a mi lado.
- Nada, que Rosa es boba.
- Sí, sí, eso pasa, que soy boba.
La lancé un cojín y decidí omitirla.
Por alguna razón, siempre había pensado que la relación entre Alex y yo era más que de amistad. Por parte de él, básicamente. Yo, siendo absolutamente sincera, no lo veía así. Alex y yo éramos amigos, sólo amigos, y ni yo quería nada más con él, ni él quería nada más conmigo. Estaba convencida de ello.
Pero la pesada de Rosa no, y desde el primer momento en que le había hablado de él, hacía ya dos años, se había empeñado en exagerar todo lo que tenía que ver con él.
No entendía por qué, la verdad.

[Punto de Vista Louis]
Las risas de Rosa y la mala cara de Judith eran más que evidentes, no creo que a ninguno de nosotros se les escaparan esos detalles.
Vamos, que Alex había sido más que su amigo. O algo por el estilo estaba pasando. Claro que delante de mí no lo diría; y no sabía si agradecérselo o preocuparme por ello.
Estaba demasiado contenta con que de repente viniera a Londres; la sonrisa que traía después de hablar con él era una de las sonrisas más sinceras que nunca la había visto.
Estuvimos unas dos horas más con ellas cuando Zayn decidió que se retiraba y todos le apoyamos. Yo el primero. No veía el momento de llegar a casa; de llegar a casa con ella.
Se levantó la última del sofá. Llevaba un buen rato recostada contra éste y bostezando.
- Vamos, perezosa... -Pasé mis brazos por su cintura para poder besar su graciosa nariz con más facilidad.
- No sabes lo cansada que estoy -apoyó su cabeza en mi hombro y sonreí al sentir su contacto.
- ¿Quieres que te de mimos? -Susurré en su oído. Levantó la cabeza sonriente y acarició mis labios con su nariz mientras se mordía los suyos. Besó mi cuello y volvió a apoyarse en mí. ¿Por qué no había contestado?-. ¿No quieres dormir conmigo? -Pregunté a los pocos segundos.
Nuestros ojos volvieron a encontrarse. La verdad, se la veía cansada.
- Otro día, ¿vale? Estoy muy cansada, necesito descansar, en serio.
- Pero te dejo descansar -incliné la cabeza, frunciendo el ceño y la cogí la cara para besarla. Rió.
- No, Louis, los dos sabemos que no me vas a dejar descansar -desvié mi mirada hacia otro lado y resoplé, tratando de contener todo lo que estaba pasando por mi cabeza en esos momentos-. No te enfades... De verdad estoy muy cansada -acarició mis mejillas y volví a mirarla-. Mañana nos vemos -apoyó sus manos en mi pecho, algo que, había aprendido, la encantaba hacer. Puso cara de tristeza-. No te enfades...
Asentí con un amago de risa.
- Vale... -Sujetó mi cara y me besó con fuerza.
- Seguro que cuando te vayas me arrepiento de haberte dejado ir... -hizo una mueca y en esta ocasión fui yo quien la besó con mucha, mucha fuerza.
Me acojonaba perderla. Nadie sabía el miedo que me daba quedarme sin ella.
Nos dimos un fuerte abrazo y caminé hasta la puerta, pasando al lado de Ana y Liam, que hablaban en voz baja. Bajé las escaleras deprisa y cuando llegué abajo Harry me esperaba en la puerta.
- ¿Y Judith?
- No viene.
- ¿Por qué?
También a Hazza le sorprendía. Claro, es que no era normal.
- Está cansada.
- Si que tenía mala cara, la verdad... Bueno, pues vámonos -hizo intentó de empezar a andar pero se detuvo y me miró-. ¿Estás bien?
- En el coche hablamos.
Saludamos con la mano a Niall, Zayn y Rosa, que estaban dentro del coche, calentitos y entramos en el mío.
- ¿Qué pasa?
- No sé qué me pasa últimamente, Harry. Tú sabes que nunca he sido celoso, ni mucho menos, absolutamente nada. En realidad tampoco siento que ahora esté celoso -me puse el cinto y arranqué-. Pero lo que pasó el otro día con Max... Y lo que ha pasado ahora con el tal Alex... Su sonrisa hablando de él... -Resoplé-. No sé cómo explicartelo. Me da miedo que quiera estar con alguien que no sea yo. ¿Por qué me pasa esto? Nunca he sido así.
- Tampoco has querido nunca a nadie como quieres a Judith.
Le miré. Ahí estaba la respuesta.

[Punto de Vista Ana]
Liam y yo llevábamos cinco minutos hablando en la puerta de casa; aún no sabía cómo nos habíamos quedado solos. Estaba contándome los problemas que había tenido su padre con no sé qué banco; tampoco sabía cómo habíamos acabado hablando de eso.
Ni sabía si seguía medio enfadada con él o no. La verdad es que durante toda la noche se había comportado conmigo completamente normal, como si nada pasara, tratándome como a Rosa, como a Jud, como a cualquiera. Pero claro, ¿era eso lo que yo quería? ¿Ser una amiga sin más y que por las noches se acostara conmigo? ¿Estar dos días sin saber de él porque no se digne a escribirme?
Sus labios demasiado cerca de mi oreja contestaron a esas preguntas.
- Si vienes conmigo puedo contarte muchas más cosas.
Se apartó de mí y me miró con esa cara que él solía poner. Los labios presionados, observándome fijamente. Era guapísimo.
¿Cómo podría decirle que no? ¿De qué manera?
Asentí y caminé hasta el salón, donde estaban tumbadas las chicas.
- Me voy con Liam.
No supe si me miraron, o si dijeron algo, porque fui corriendo hasta la habitación de Rosa a por las cosas que iba a necesitar. Cuando pasé de nuevo por el salón, Judith llamó mi atención.
- Cuando te enfades conmigo quiero que sea igual que con Liam, ¿eh? Un perdón instantáneo -me dijo con burla.
- Idiota.
Me esperaba en la puerta y cogió mi mano cuando llegué hasta donde él estaba.
Definitivamente, no estaba enfadada.

All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora