[Punto de Vista Rosa]
Judith me escribió algo más de una hora después de haberse ido, contándome que con Louis todo estaba como tenía que estar: estaban juntos. La sonrisa que exhibí fue tan exagerada que Niall y Liam me preguntaron a la vez por ella. Después, todos sonreímos.
Ellos dos se merecían ser felices más que nadie.
Niall besó mi mejilla con ternura y pasó su mano por detrás de mi cintura. Apoyé mi cabeza en su hombro mientras seguía con una sonrisa en la boca.
- Me alegro tanto por ellos... -Susurré.
- Y yo -dijo de igual modo-. Louis parecía muy enfadado antes, y él no se enfada por cualquier cosa... Tiene que quererla mucho para haberlo arreglado tan pronto.
Me tensé y tragué saliva.
- Sí... -Dije, carraspeando.
Llevaba razón, era evidente lo mucho que Tommo la quería, pero a decir verdad estaba segura de que había una razón más evidente para la temprana reconciliación entre ellos dos: Judith le había contado la verdad. Y la verdad me incluía a mí.
Y al chico que estaba en el sofá de mi izquierda hablando con Zayn y Harry, muy animado. Como si nada hubiera pasado. Dentro de mí, había una extraña mezcla entre querer echarle a patadas de mi casa y exigirle explicaciones. No hice ninguna de las dos cosas porque, realmente, no tenía demasiada importancia para mí. Sabía que la noche anterior no me había dicho nada bueno por la sensación que tenía en el cuerpo, pero no me acordaba de mucho. Mejor así.
- Voy a por algo de beber -me levanté soltando la mano de Niall, compañero de bromas de Alba en aquel momento, y sentí varias miradas sobre mí-. ¿Alguien quiere algo?
- Coca-Cola, por favor -sonrió Zayn. Asentí con la cabeza y rodeé el sofá.
- Otra -dijo Liam.
- Te acompaño a por ello, que yo también quiero.
Me detuve en seco.
Era Alex quien había dicho eso último.
Caminé deprisa hacia la cocina dejándole ver que su compañía era de todos menos agradable para mí en esos momentos. Con lo bien que me había caído ese chico en un principio...
- Rosa -sentí cómo entornaba la puerta y disminuyó su tono de voz-, tenemos que hablar.
- No te molestes en cerrar la puerta porque no tenemos nada que hablar -abrí el frigorífico, saqué tres Coca-Colas, lo cerré y comencé a andar con la intención de irme de allí.
Me detuvo, claro.
Resoplé con fuerza.
- Siento lo de anoche -le miré con mal humor.
- No tienes que sentirlo, tienes que no volverlo a hacer, ni más ni menos.
- Eso no sé si puedo prometértelo -rió.
- Mira mi cara. Mira qué gracia me hace -me señalé el rostro serio y, por alguna razón, le pareció divertido-. Eres un imbécil.
- Para, espera -siguió deteniéndome y torcí el gesto-. Me gustas mucho, Rosa.
- A mí me gusta el chico rubio que está ahí fuera sentado.
- Pero él no es bueno para ti.
- No, tienes razón, es mucho mejor alguien a quien acabo de conocer y al que, por cierto, no soporto.
- No soportas desde anoche, porque no estuvo bien lo que hice. Los días anteriores te reíste conmigo. Me contaste muchas cosas de ti, confiaste en mí. Te caí bien. Contaste conmigo para hacer planes. Y, en cierta manera, te gusto.
Pestañeé durante unos segundos mientras le miraba.
- No tengo ni idea de en qué te basas para hacer ese comentario. Y te diría que tengo algo de curiosidad, pero no, me da exactamente igual.
- En cómo me miras -contestó, pese a haberle asegurado que no quería saberlo.
Enarqué una ceja.
- Alex, no me gustas.
- Sí lo hago.
- Vale, pues venga, sí lo haces. ¿Me dejas irme? -Fui todo lo borde que era capaz de ser; y eso era mucho.
Rió de nuevo.
Ese chico era tonto.
- Te lo estás negando a ti misma, pero en el fondo todo lo que te dije anoche te ha hecho pensar. Y dudar.
En esta ocasión, fui yo la que estallé en una carcajada.
- Sí, sí, no he dormido en toda la noche por ello.
Había dormido como una campeona, de un tirón.
- ¿Por qué te engañas a ti misma?
- Me lo paso bien, es divertido. Y ahora, si no te importa, se me están congelando las manos -le enseñé las tres latas de Coca-Cola y me zafé de su brazo para salir de allí.
Pero sostuvo mi cintura, me giró y, sin previo aviso, volvió a besarme.
Tardé demasiado en apartarme de él, he de admitirlo, pero no fue por gusto. No podía deternerle al tener ocupadas las dos manos; la única opción era aplastarle una lata de refresco en la cabeza y eso, de momento, no lo consideraba una buena opción.
Quizá, si seguía así de pesado, sí lo sería.
Me separé en cuanto tuve oportunidad.
- No vuelvas a hacer esto. Y menos con Niall fuera -quería gritarle, mucho, pero tampoco era cuestión de montar una escena-. No vuelvas a hacerlo. Nunca.
Esta vez sí, salí de la cocina.
Les tendí su bebida a Liam y Zayn y me senté junto a Niall, que atrapó mi mano en seguida, sin prestarme demasiada atención, la verdad; y lo agradecí. Sus dedos entrelazados con los míos siempre me hacían pensar que mi presencia a su lado le gustaba, y con eso en esos momentos era suficiente. Si llega a ver mi cara de desconcierto, y de cabreo, no hubiera necesitado mucho más para saber qué estaba pasando.
¿Debería contárselo?
Paseé mis ojos por el resto del salón mientras pensaba a toda velocidad y mis ojos se encontraron con los de Harry. Me interrogó con la mirada al ver mi expresión, supuse, y le mostré una media sonrisa.
A él sí se lo contaría. Necesitaba la opinión de un amigo.
[Punto de Vista Ana]
No tenía pensado salir de casa en todo el día pero cuando Liam me ofrecía algo era incapaz de negarme, así que tardé diez minutos en arreglarme; estaba aprendiendo a hacerlo en tiempo récord.
Cena en casa, con él, Niall y Zayn y después... Liam y yo. Simplemente, Liam y yo.
No quería hacerme demasiadas ilusiones, pero todo eso estaba yendo a tanta velocidad desde hacía tan poco tiempo que no podía evitar el grado de emoción que tenía. A Liam empezaba a importarle, de verdad. Ya no era sólo sexo lo que había entre nosotros, en absoluto. Estaba convencida de ello.
- ¿Estás cansada? -Preguntó al entrar en la habitación.
- No hago nada en todo el día... -Le miré seriamente-. Claro que estoy cansada.
Ambos reímos.
- Deberías buscar trabajo si piensas quedarte mucho más tiempo.
- Vale, papá -puse los ojos en blanco y me senté sobre la cama con las piernas cruzadas.
Se sentó frente a mí y se inclinó para besarme fugazmente en los labios.
- Lo digo por ti. Y por mí, no me gustaría que tuvieras que marcharte porque te hayas fundido todos tus ahorros.
Abrí la boca provocando su sonrisa. Me acarició la cara y volvió a besarme.
¿Quería que me quedara?
- La primera vez que pasó algo entre nosotros... Jamás me imaginé que acabaríamos así.
- ¿Así cómo? -Tartamudeé.
Sabía que me estaba temblando todo el cuerpo.
- Diciéndote que no quiero que te vayas -rió.
Ciento cincuenta mil escalofríos me invadieron a la vez. Incluso las ganas de llorar comenzaron a estar presentes.
- ¿No quieres que me vaya?
- No -respondió al instante, con mucha seriedad.
Me abalancé sobre él casi sin darle tiempo a terminar de contestar y sostuvo mi cintura con fuerza, colocándome a horcajadas sobre sus piernas. Le besé con fuerza, con tanta que por un momento temí romperle los labios, pero no podía evitar hacerlo de otra manera. Su confesión había sido demasiado para mí. Introdujo sus manos por debajo de mi camiseta, recorriéndome la espalda de arriba a abajo y desplacé mis labios hacia su cuello, comprobando como se estremecía.
- Llevas diez segundos sobre mí y mira lo que has conseguido...
Sentí su erección debajo de mí y prácticamente gemí. Me arrebató la camiseta y desabrochó mi sujetador tan rápido como fue capaz y mordisqueó cada rincón de mi torso, haciendo que me inclinara hacia atrás, dominada por el increíble placer que era capaz de provocarme. Arañé sus brazos, aún sobre mis caderas, y me moví sobre él casi sin ser consciente de que lo estaba haciendo.
- Ana... -Oí cómo susurraba. Se quitó la camiseta y volvió a dirigir sus labios hacia mis pechos, que seguían reclamándole-. Ponte de pie -dijo, de pronto.
Hice lo que me pidió, sin desplazarme ni un milímetro del sitio; simplemente incorporándome. Bajó mis pantalones sin la menor de las delicadezas e hizo lo mismo con mi ropa interior.
Mi pubis quedó a la altura de sus labios.
- No te muevas...
Recorrió con ellos la parte superior de mis muslos mientras sus manos seguían desplazándose por mi espalda; bajando, subiendo, volviéndome loca. Traté de no chillar sabiendo que no estábamos solos; también sabía que mi contención no duraría mucho. No si Liam seguía así.
Su lengua jugó conmigo donde más placer podía proporcionarme y me tapé la boca, alzando la cabeza y dirigiendo mi mirada hacia el techo. Probablemente nunca en mi vida había estado más excitada que en esos momentos.
- Ven.
Su voz grave me hizo volver a la tierra y cuando dirigí mi mirada hacia él comprobé que estaba completamente desnudo. Me agaché poco a poco y, como la primera vez, colocó sus manos sobre mi cintura para dirigirme hacia donde él más quería. Me dejé hacer.
Volvió a colocarme en la misma postura y nuestra sexualidad se rozó.
- Hoy mandas tú. Haz conmigo lo que quieras.
Contuve la respiración. Me incorporé ligeramente, apoyé las manos en sus hombros y bajé con lentitud, sintiéndole completamente mío.
[Punto de Vista Harry]
Judith y Louis estaban en el sofá, riendo, cuando llegué a casa. Ella tenía las piernas sobre él y la cabeza apoyada en uno de sus hombros mientras le acariciaba el pelo. Louis la mirada embobado, como siempre.
- Pareja -sonreí.
Judith se giró para mirarme con una sonrisa en los labios y me saludó con la mano.
- ¡¡Hazza!! -Exclamó.
Daba gusto verles así.
- ¿Qué tal? -Preguntó Louis.
- Peor que vosotros, desde luego -me acerqué hacia donde estaban y apoyé los brazos en el sofá, inclinándome sobre ellos. Mire a Judith-. Estás guapísima así de sonriente.
Rió y miró a Louis.
- ¿A mí no me lo dices? -Sonrió teatralmente y revolví el pelo a mi amigo.
- Tú siempre estás horrible.
- ¿Cenamos? -Preguntó Judith, mirándonos a los dos varias veces.
- Si la pareja del momento me acoge...
- Yo siempre te acojo, Hazza -dijo la rubia.
- Pues menos acogidas.
Louis comenzó a hacerla cosquillas cuando sentí que el móvil me vibraba en el bolsillo. Lo saqué y sonreí al ver en la pantalla de quien se trataba.
No me resultó inesperado, a decir verdad.
"Hazza! Sé que habrás llegado hace nada a casa, pero... Cenas conmigo y con Alba? Hay algo que quiero contarte..."
Había notado a Rosa bastante rara desde un cierto momento de la tarde; y no sabía si imaginarme por qué era. En cualquier caso, no tardaría demasiado en averiguarlo.
"Por supuesto, en menos de media hora estoy allí :)".
- Chicos, me ha surgido algo.
- ¡¿El qué?!
- No seas cotilla, Tommo. Me voy, espero que cuando llegue estéis ya dormidos, porque dais una guerra con tanta risita... Y tanto gritito -Judith enrojeció en cuestión de segundos y me di por satisfecho-. Pasadlo bien, anda.
Alba me abrió la puerta con una sonrisa.
- Hola otra vez, preciosa -pasé de inmediato al salón y ladeé la cabeza-. Llego a mesa puesta, qué bien, qué suerte tengo.
Me quité el abrigo y lo dejé sobre una de las sillas. Rosa apareció con un plato en cada mano y lo dejó sobre la mesa. Después me miró.
- Gracias por venir.
- No se merecen. Para lo que quieras, Rosita. Además, sois vosotras las que me invitáis a cenar, soy yo quien está agradecido. Y me habéis librado de Louis y Judith haciendo volar corazones a cada momento.
Las dos rieron y nos sentamos al mismo tiempo. Rosa nos sirvió un vaso de agua a cada uno y esperé, expectante, sabiendo que no podría aguantar más sin comenzar a hablar.
- Verás... -Dejó la botella de agua sobre la mesa y me miró-. Bueno, sírvete, estás en tu casa, ya sabes.
Asentí.
- Cuéntame.
- Ayer... -Tosió ligeramente y miró a Alba, imaginando que esperando que la infundara valor. Sabía exactamente qué iba a contarme-. Ayer, en la fiesta, Alex me besó. Y me dijo algo que, sinceramente, no recuerdo, pero no creo que fuera nada bueno -hizo una pausa-. Nada bueno con respecto a Niall, quiero decir.
- Sí, sé a qué te refieres.
- Y hoy, una vez que he ido a la cocina, ha venido él conmigo y ha vuelto a besarme. Como si mi novio no estuviera al lado, ¿sabes? -Me miró con los ojos muy abiertos, dejándome claro que todo eso la dejaba muy desconcertada-. No tengo el más mínimo interés en Alex, ni un poco, de verdad.
- Lo sé.
- Pero después de todo lo que ha pasado con Niall, de sus celos... -Desvió su mirada hacia las patatas que estaban sobre la mesa y dio una pinchada-. Después de todo eso no sé si debo contárselo.
- Lo primero, sabía que era esto de lo que querías hablarme -me miró confusa-. He notado cómo has vuelto de la cocina, tu cara, y he relacionado un poco todo. Sobre todo, he empezado a fijarme en cómo te miraba Alex... Algo que es evidente. ¿Niall no te ha dicho nada?
- Niall también me ha notado rara, pero...
- Pero se ha perdido tu momento "vuelta de la cocina", y, claro, no ha imaginado el motivo -comprendí-. ¿Qué le has dicho?
- Que estaba cansada... Harry, no quiero ocultarle nada, te lo prometo, pero me da miedo...
- Su reacción.
- No tanto eso. Yo también reaccionaría mal si fueran besando a mi novio por ahí. Lo que no quiero es volver a estar mal, porque ya van demasiados problemas en muy poco tiempo, y eso no puede ser bueno.
Me pasé la mano por el pelo, mirando fijamente la mesa, como si de ahí fuera a sacar la respuesta adecuada.
- Deberías contárselo, desde luego. Estoy seguro de que te creerá.
- Yo también quiero creer eso, pero, aun así, ¿y después? Alex no podrá volver a quedar con nosotros porque...
- ¿Te preocupa eso?
- Claro, somos un grupo, somos varias personas. Es muy amigo de Judith, y os ha caído bien a todos, ¿no? No me preocupa no volverle a ver, es más, si le perdiera de vista sería un alivio ahora mismo. Pero no quiero que lo que diga o deje de decir influya en la relación de todos los demás con una persona.
Lo pensé durante unos segundos. Jamás dejaría de sorprenderme lo sensata que era Rosa para asuntos de ese tipo. Bebí un poco de agua y negué con la cabeza varias veces.
- Lo mejor para vuestra relación es que se lo cuentes -dije, al fin-. Si por lo que sea Niall se acaba enterando por otra persona que no eres tú, se enfadará mucho, y con razón. Y, mirando por el grupo... Si se lo dices ahora, puede que perdamos a Alex. Si no se lo dices... Puede que te perdamos a ti. Incluso, a todas vosotras -miré a Alba, que asentía-. Es evidente lo que todos preferimos.
- Yo la he dicho lo mismo -me apoyó Alba.
- ¿Alex me cae bien? Sí -admití-. Después de esto un poco peor, pero sí, me cae bien. ¿Forma parte de nuestro grupo? No. Nadie lamentará haberle perdido teniendo en cuenta lo que ha hecho.
Rosa permaneció unos segundos en silencio, mirando a la nada.
- Hablaré con Niall, pero trataré de minimizar lo que pueda las consecuencias. De verdad, no quiero que nadie salga mal parado de esto. Ni siquiera Alex, aunque sea un capullo.
- Eres demasiado buena, Rosita -la dije, prácticamente amenazándola con el tenedor.
- Mira quién fue a hablar -rió.
Sonreí ampliamente y miré a Alba, que también me miraba sonriente.
Desde ese momento aparcamos los temas serios y nos dedicamos a disfrutar de una buena cena entre amigos.
[Punto de Vista Zayn]
Finalicé la llamada con Perrie y me tumbé en la cama, aún con el móvil en la mano. Llevaba dos días sin quedar con ella, pero no me sentía bien conmigo mismo para hacerlo. Necesitaba relajarme y alejarme un poco de todo lo que había pasado estos días.
Me llegó un mensaje de Jud al instante y sonreí. Llevaba hablando con ella desde que se había marchado; incluso sabiendo que eso no me ayudaría a poner distancia.
Todo eso se me estaba haciendo demasiado raro; no era el hecho de llevar más de un día sin verla: era el hecho de no volver a verla en mucho tiempo.
Sabía que iba a echarla de menos, y eso no era bueno, pero a estas alturas tenía claro que no existía una manera de poder evitarlo.
Resoplé.
¿Qué me había hecho?
[Punto de Vista Louis]
Abrí los ojos y sonreí al darme cuenta de quien dormía a mi lado. Abrazada a mí. ¿Alguna vez me acostumbraría a eso? No. Nunca. Jamás. La besé delicadamente en el pelo, con cuidado de no despertarla, y estiré el brazo lo que pude para llegar a la mesa y coger algún móvil que me indicara la hora que era. Las ocho y media.
Tenía pensado una sorpresa para el día de hoy. Primero, porque ella se merecía cualquier cosa de este mundo, más teniendo en cuenta cómo la había hablado ayer. Después de aquello me repitió constantemente que no tenía importancia, pero yo estaba avergonzado. Y arrepentido, mucho. Seguía sintiéndome mal. No podía volver a permitirme hablarla así, nunca.
Segundo, porque finalmente había conseguido lo que tanto tiempo llevando esperando. Siempre la había sentido mía, pero ahora no sólo lo sentía, ahora lo era. Más que nunca. Y eso había que celebrarlo.
Y tercero, porque la quería. Porque me hacía feliz, y yo también quería hacerla feliz a ella.
Arrastré su brazo, apoyado sobre mi pecho, hasta el colchón y me senté despacio, mirándola en todo momento, evitando moverme demasiado para que siguiera durmiendo. Se me acababa de ocurrir otra sorpresa.
[Punto de Vista Judith]
Un cosquilleo invadió mi cuerpo y poco a poco fui despertándome, siendo consciente de donde estaba.
- Lou...
Sonreí, todavía con los ojos cerrados. Busqué a tientas su rostro y hundí mis dedos en su pelo, sintiendo como iba acercándose a mí hasta que sus labios rozaron los míos.
- Buenos días, pequeña -continuó con el reguero de besos por mi cuello y rodeé el suyo con mis manos-. ¿Cómo has dormido?
- Muy bien.
- ¡Pero abre los ojos, dormilona!
Reí. Les abrí lentamente y me encontré con sus preciosos ojos cerca de mí.
- No creo que exista un mejor despertar -me mordí el labio inferior y, por supuesto, me besó.
- Mmm... Puede que sea capaz de mejorarlo.
Se apartó de mí de pronto y se levantó de la cama. Me incorporé apoyando el peso en mis codos y abrí la boca al ver lo que estaba haciendo.
- Louis... -Sonreí.
Se sentó junto a mí con una bandeja en sus manos en la que había de todo un poco. Zumo, leche, galletas, tostadas, huevos fritos... Me había preparado el desayuno.
Le miré riendo y busqué sus labios para besarle con ánimo. Sostuvo mi cara y me devolvió el beso. Sabía que, mientras lo hacía, estaba sonriendo.
- Eres el mejor -apoyé mi cabeza en su hombro, como era habitual, y me besó con suavidad en el pelo.
- Sólo porque tú me haces serlo.
Pasé mi brazo por su pecho y me junté aún más a él.
Lo quería.
- Venga, anda, come algo. No me digas que no tienes hambre después de haber estado una hora preparándolo... Porque entonces te mato.
- No seas mentiroso, no lo harías -cogí una galleta y le di un mordisco.
- No, no podría. No quiero ni imaginar qué haría sin ti -sonreí de nuevo. No tenía palabras para él-. Por cierto, tienes que comértelo todo muy rápido.
Le miré extrañada.
- ¿Por qué?
- Porque hay otra sorpresa.
- ¿Cuál?
- Ahhh... Cuando te lo comas.
- ¡Louis!
- Ahhh...
- Louis... -Dije, suplicante.
- No, no -negó con la cabeza-. Come -me señaló la bandeja y me bebí el zumo de un trago ante su risa-. Vale, vale, si te pones así... -Levantó las manos y rodó los ojos-. Cuando acabes de desayunar iremos a tu casa, te vestirás, te pondrás aún más guapa si es que se puede estar más guapa, y... Nos iremos.
- ¿A dónde?
Sabía que mis ojos brillaban de emoción.
- A un sitio.
- ¿Qué sitio?
- Si me das un beso igual te lo dig...
Le besé antes de darle tiempo a terminar la frase y me apartó riéndose.
- ¿Te lo digo? -Sus preciosos ojos azules me miraban y asentí, nerviosa-. Mmm... Es hora de que conozcas a tu adorado Steven Gerrard.
Abrí los ojos como platos.
- ¿¡Liverpool!?
- Mmm... Aham.
- ¡¡Louis!!
Le abracé con mucha mucha fuerza, tirando, por desgracia, una parte del desayuno que me había preparado. Pero le oía reír, así que todo lo demás no importaba.
No había nadie que pudiera hacerme tan feliz como él. Y no porque me llevara a un millón de sitios, no, en absoluto. Simplemente, porque estaba dispuesto a llevarme, a compartir todo conmigo.. Eso sólo podía significar que realmente me quería.
Y nada me hacía más feliz.___________
Gracias por las visitas, los votos y los comentarios :)))))
@LookAfterYou28
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All their little things | Fan-fic de Louis Tomlinson y One Direction
Fiksi PenggemarA Louis Tomlinson todo le iba bien, hasta que conoció a esa chica. Desde entonces, sus quebraderos de cabeza sólo son comparables con lo que empieza a sentir por ella. Para hacer frente a esa extraña situación que se presenta ante él, contará con la...