Capitulo 52: Ojos de suplica (fiesta parte 2)

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"La perra más perra ya llego"

Llevábamos unos minutos en la fiesta, Summer estaba enojada y atufada por el echo de estar aquí con un vestido rosa y estar aquí más que nada. La casa en la que nos encontrábamos era simplemente enorme y debo admitirlo muy hermosa.
El lugar estaba repleto de adolescentes con las hormonas alborotadas, parejas besándose por aquí y por allá, idiotas  drogandose, todos tomando y bailando, era una fiesta bastante descontrolada para mi gusto.

Empecé a buscar a Mateo y deje a Summer sola, por lo cual está grito pero la verdad me valió y seguí con mi camino, el coraje en estos momentos era más grande que mi amistad. Seguí caminando y adentrándome en la inmensa casa y las escenas cada vez eran más desagradables, en verdad que a la gente no le gusta la privacidad en estos días.

No podía encontrar a Mateo, ya había ido a la cocina, sala, cochera, comedor, patio, armarios, baños y simplemente no estaba así que me armé de valor y subí las escaleras, sabía lo que podía encontrar pero evidentemente no quería verlo.

Abrí la puerta del primer cuarto y estaba vacío, lo cual fue una gran sorpresa así que me dirigí a la siguiente puerta, toque y nadie contestó, repetí el acto y seguía sin respuesta así que gire la chapa, abrí la puerta lentamente y... ¡Oh sorpresa vacío!
No podía creer que los cuartos estuvieran vacíos y que todos abajo estuvieran teniendo relaciones a la vista de todos. En fin, todo estaba más quieto arriba, había pocas personas.

Mi desesperación se hacía más grande cada vez por lo cual decidí avanzar más rápido.
Revise cada maldita habitación de la maldita casa y no había una maldita persona dentro de esas malditas habitaciones. Okay, tengo que dejar de maldecir.

Mi paciencia estaba llegando a su fin, ¿y ahora que? Me dije a mí misma mientras recargaba mi espalda sobre una pared y me resbala lentamente hasta llegar al piso.

Aún no podía creer el echo de que Mateo haya echo esto, él se veía tan Diferente, yo simplemente caí en sus redes, el muy estúpido de tonto no tiene nada, ya que me supo engañar muy fácilmente, y es que cuando estaba con él me sentía tan viva, tan feliz, simplemente me sentía libre, me miraba de una manera tan especial, en la que nunca nadie me había visto, él sabía el efecto que causaba en mi, y creo que eso es lo peor de todo esto.

Tener a una persona que te conozca mucho puede ser algo confortante por qué sientes que esa persona te entiende y comprende, pero a la vez tener a alguien que te conozca tanto puede hundirte más fácil que cualquier otra, ¿por qué? Por qué te conoce, por qué sabe el aspecto más mínimo de ti, sabe cuáles son tus aspiraciones y metas, sabe cómo piensas y en qué piensas, sabe que te gusta y que no, conoce tu lado oscuro, o tu lado dulce, sabe que es lo que te saca de quicio y que es lo que te calma, conoce tus miedos, y sabe que es la persona en quien más confías.

Pero con Mateo yo sentía que no importaba que tan adentro estuviera, me sentía bien con eso, él sabía todo el daño que me habían causado y aún sin embargo lo hizo, me engaño, me traicionó, él sabía dónde más me dolía, y lo hizo. No le importo destrozarme simplemente lo hizo.

Seguía sentada pensando en lo mucho que lo odiaba en estos momentos y en lo tonta que me sentía por haberlo querido, cuando escuche unos pasos que se dirigían hacia mi, levante la mirada y...

-¿Angie? ¿Qu-e ha-ces aquí?- justo a la persona que quería ver. Me levante por inercia lo mire a los ojos y dije

-¡A ti estupido! A ti te quería ver.- me acerqué a él y todo empezó
-¡Eres un mal nacido! ¿Cómo te a través? ¿Quién te crees eh? ¿Piensas que por ser tú puedes arruinarle la vida a quien se te cruce en el camino?  Si no me querías podías haberlo dicho ¡y ya! Condenado idiota, no puedo creer lo bien que jugaste, no puedo creer lo bien que caí en tu maldito juego, en verdad ¡te felicito! Tú ganaste, ¡ganaste! ¡Un aplauso para el señor aquí presente!- empecé a gritar y a aplaudir muy fuerte.

-¿Pero que te pasa?- dijo un ahora exaltado Mateo, me agarro del brazo y me metió en la primera puerta que vio.

-¿qué me pasa? !¿Qué me PASA?! ¿Aún tienes el maldito descaro de preguntar qué me pasa?, eres un... Eres un... ¡IDIOTA!- me lancé sobre él y lo empece a golpear, a lo que claro él intentaba quitarme de encima

-¡¡Angie!! ¡Quítate! ¡Estas demente! Quítate loca desquiciada, estas enferma, No NOO, no me muerdas, quita tu estupida boca, ¡Angie!- en un abrir y cerrar de ojos Mateo y yo nos encontrábamos en el suelo el arriba de mi, sosteniendo mis brazos y piernas dejándome totalmente inmovilizada.

-¡Quítate animal! Maldito asqueroso, ¡quítate que me infectas!- empece a gritar

-¡No! No me quito de aquí hasta que me expliques ¡qué diablos te pasa! ¿Por qué llegas, me gritas y me dices todas estas babosadas? ¿Qué se supone que hice?- el calor en mi sangre estaba empezando a hervir del coraje, todavía se hacía el que ¡no sabía! Increíble en verdad increíble.

-Te di todo, todo Mateo, te conté mis miedos, mis aspiraciones, mis mayores logros y mis peores derrotas, me abrí contigo de una manera que solo Summer había podido conocer, y tú simplemente lo tiraste a la basura, lo aplastaste, lo destrozaste, eres un idiota-Las lagrimas amenazaban con salir de mis ojos pero no podía llorar delante de él, no podía darme el maldito lujo de quebrarme con el, no otra vez, no de esta manera, bastante orgullo y dignidad había perdido.

-¿por qué dices todo eso? ¡Yo no eh aplastado nada! Lo único que eh echo es amarte, despertarte y tratar de hacerte lo más feliz posible, todo este tiempo lo único que eh querido es entenderte.- Dijo Mateo sin quitarse de encima de mi.

-¿Entenderme? ¡Por favor! Lo único que haz querido es aprovecharte de mi, entiendo que al principio me porte como una estúpida, ¿pero llegar a estos extremos?

-Mira Angie, más vale que empieces a ser clara en estos momentos, por qué no entiendo de lo que hablas, ¡sácalo de una vez!- dijo Mateo esta vez más alejado.

-¿Quieres que te lo explique yo? ¿O te traigo a Alison? Por qué puedo traértela con gusto, sirve que de paso pues le confirman a todos lo de ustedes.- dije tratando de quitármelo de encima pero este cada vez hacia el agarre más fuerte.

-¿Alison? ¿Lo de nosotros?, ¿de qué rayos hablas? ¿Cómo conoces a Alison?- dijo Mateo quitándose por fin y levantándose abruptamente del suelo, con solo mencionar su nombre se puso notablemente nervioso.

-Lo sabía, ¡te estás acostando con ella!- lo solté, ni siquiera pensé lo que salió de mi boca, solo pum, lo solté.

-¡Yo no me estoy acostando con Alison!

-¿Ah no? ¿Entonces qué rayos haces en su casa?- me había estado esforzando por retener cualquier lagrima que cayera de mis ojos, pero simplemente todo se estaba volviendo demasiado, ya no lo aguantaba, no sabía que no quería escuchar la verdad hasta ahora, hasta ahora que veo que después de hoy todo lo que pase con Mateo simplemente se pueda acabar. No quiero eso, no lo quiero.

-Mira Angie, te lo voy a explicar todo, absolutamente todo, solo necesito que te calmes y que estés dispuesta a escucharme, estás confundiendo las cosas, por favor ¿si? Solo déjame explicarme-. En sus ojos, a pesar de la poca luz que había en la habitación, pude notar un brillo de súplica, esos ojos que me rogaban que me quedara y lo escuchara, como si la verdad no fuera tan mala, o al menos eso era lo que yo quería que fuera.

-Tienes 5 minutos-. Dije antes de sentarme en la cama y mirarlo con ojos de odio. Me iba a explicar todo, y lo iba a hacer ahora.

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