Capítulo 7. Noche de discoteca.

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Mierda, trabajo. Me desperté con la maldita alarma, le di un golpe y cayó al suelo. Después me levanté y la deje allí, tirada. Me dirigí a mi armario y saqué ropa de dentro, algo cómodo, pues iba a trabajar. Una blusa y una chaqueta. Unos jeans algo ajustados y unas botas. Me recogí el pelo en una coleta, nos obligaban tenerlo recogido, es más, cuando poníamos alguna bebida o algo de comer teníamos que ponernos una especie de gorro con el logo del bar, además de ese ridículo uniforme eso, ¿qué más me podía pasar? 

Me dirigí a la cocina y me puse una taza de café. Entre que me bebía el café y miraba la televisión ya era la hora de salir de casa. 

En diez minutos ya estaba delante del bar. Suspiré y entre dentro.

-¡Buenos días! - Saludé. 

-¡Hola! - Chilló Cristina y saltó a mis brazos.

-¡Hey! - También me saludó otra camarera.

Tan solo éramos tres que teníamos que limpiar la mesa, las demás estaban en la cocina. Eso era lo peor del trabajo, cuando teníamos que limpiar las mesas. La gente llegaba a ser realmente guarra y me daba hasta asco recoger algunas de las cosas. 

Todo paso super lento, pero al fin había acabado. Me dirigía al vestuarios cuando el jefe me paró.

-¿Pasa algo? - Pregunté algo nerviosa.

-No, tranquila.- Sonríe él. - Te quería decir que si quieres mañana te puedes tomar el día libre.

-Ay, pues muchas gracias, me das una alegría. - Sonreí. 

-De nada mujer. ¡Adiós! - Me saludó él, y se fue.

Me fui al vestuario y me cambié como de costumbre. siempre me fijaba en las marcas que me dejaba el uniforme, eran insoportables. No me dolían ni nada por el estilo, pero se veían realmente feas. Cristina entró en el vestuario.

-¡Ey! - Dijo, mientras se cambiaba.- ¿Qué quería Héctor?

-Me dijo que mañana podía tomarme el día libre. 

-Vaya, que suerte. Yo mañana entro a las siete de la mañana. - Hizo un puchero.

-Pobrecita. Bueno... si quieres al salir te pasas por mi casa. - Sonreí. - Te debo un café.

-Vale, y prepara algo de comer. - Alzó sus cejas. - Vendré con hambre.

-Eso está hecho. - Sonreí. Cogí mi mochila y salí de la habitación, no sin antes saludar a Cristina

*****

Estaba delante de mi puerta cuando Rubén salía de su casa.

-Tú debes tener un radar, cada vez que llego a casa me encuentro contigo. - Le dije.

-No te hagas ilusiones, me voy a casa de Mangel. - Contestó él.

-Tranquilo, tampoco me habí hecho ilusiones.

-¡_______! - Oí a alguien chillar, era Marcos.

-¡Marcos! - Le abracé. - Mal educado, me tienes abandonada. 

-Lo siento, he estado muy líado. - Dijo él.

Vi a Rubén apoyado en el marco de su puerta, mirándonos.

-Ahh... él es Rubén, mi vecino. - Dirigí la mirada hacía Rubén.- Él es...

-¿Tu novio? - Me interrumpió él.

-No... - Dije. - Él es Marcos, mi mejor amigo.

-Ahh... Vale, vale. - Soltó él.

Ambos se saludaron. 

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora