Capítulo 35. Te echaba de menos.

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Maratón 1/3

-Bueno, mañana me paso por aquí. - Le dije a Marcos, después le di un beso en la mejilla.

-Vale.- Sonríe. - Adiós.

Me giré, detrás de mi estaba Rubén, roncando en el sillón. Me acerqué a él.

-Eh, bello durmiente, despierta.

-Cinco minutos más mami.

-¿Tengo yo cara de ser tu madre? - En ese instante abrió los ojos.

-¿Eh? Ah coño, ¿nos vamos ya? 

-Si. Venga, levanta.

Era tarde, me había quedado hasta muy tarde para hablar con Marcos. Me dijo que si que escuchaba algunas cosas mientras estaba en coma, que sabía que yo le visitaba. En parte me tranquilizaba que sepa que yo le visitaba, que me preocupaba por él, pero lo pasé realmente mal. Todo me iba saliendo bien, y eso era raro, ya que nada iba bien en mi vida. Ya sabía que algo malo se acercaba, pero no sabía el qué.

Caminamos de vuelta a casa.

-¡Mierda, el árbol de navidad! - Chillé de golpe.

-¿Qué pasa con él?

-Que me olvidé de comprarlo.

-Tienes tiempo.

-Queda menos de una semana para navidad, ya debería haber estado en mi salón.

-Bueno tranquila, si quieres mañana te acompaño a por él a la tienda.

-Gracias.- Sonreí.

Ya estábamos delante de las puertas. Me despedí de Rubén con un gesto con la cabeza, después volví a mi piso.

Ya estaba nerviosa por volver al hospital, estar con Marcos de nuevo. Tuve miedo al visitarle, pero no miedo por verle así ni nada por el estilo. Sentía miedo por el futuro, pensé en que podría pasarme a mi, y me di cuenta de que no hice prácticamente nada en mi vida. Él tuvo suerte, y seguro que ya no iba a desperdiciar el tiempo que le quedaba de vida, después de pasar por algo así supongo que te replanteas que quieres hacer en el futuro, no dejar nada nunca para el último momento.

Yo ese mismo día me lo replanteé. ¿Quería trabajar en una tienda de ropa el resto de mi vida? No, claro que no. Yo quería hacer algo, reaccionar. Sabía exactamente lo que quería. Quería ir a la universidad, y apuntarme a una escuela de arte. Me encantaba dibujar, y no es por presumir pero el dibujo era lo mío. Aunque no le enseñaba a nadie mis dibujos, y llevaba muchísimo sin dibujar. Mis dibujos eran para mí, pero ya iba siendo hora de enseñárselos al resto del mundo. 

*****

Me levanté de la cama, las doce. Pase una noche un poco movidita, y por movidita quiero decir que me moví de un lado a otro de la cama, intentando dormirme, aunque lo conseguí sobre las tres de la mañana.

Quería ir pronto a ver a Marcos. Contarle mi idea por apuntarme a la escuela de arte y a la universidad, él seguro que me apoyaría.

Lavé mis ojos y me peiné un poco, aunque no le di mucha importancia a mi pelo ni a mi cara de zombie. Ese día libraba, así que lo aproveché para dormir más y para ir a verle. De todas maneras, solo me quedaba un día para trabajar ya que me daban las vacaciones por navidad.

Desayuné rápidamente, una tostada con mermelada y una taza de café llena por la mitad. Me puse unos vaqueros, una blusa gris, un pañuelo blanco y un abrigo negro. Al salir a la calle hacía un frío tremendo, mi sangre no tardó en subirse a mis mejillas. 

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora