Ya estaba de camino hacía la escuela de arte que me recomendó Patri. No tardé mucho en encontrarla ya que fui en taxi, así que, no la encontré yo. Simplemente entregué el papelito en el que estaba apuntada la dirección y esperé. Era una parte de la ciudad a la que nunca había ido antes, aunque había muchos sitios que yo aún no había visitado.
Ya estábamos enfrete de ese edificio. Pagué al conductor y me bajé del taxi. Entré dentro segura de mi misma. En mi mano llevaba algunos dibujos, entre ellos el que hice un día antes, el de mi árbol de navidad. A la entrada había una chica.
-Hola, buenas tardes.- Saludé.
-Hola, ¿en que puedo ayudarte?
-Bueno, una amiga mía me ha recomendado este sitio. Estaría interesada en algunas clases.
-Espera un momento.
Ella llamó por uno de esos cacharros a otra persona, por su voz era una mujer. No tardó en llegar.
-¡Hola! - Me saludó ella. - Yo soy Begoña, una de las profesoras de arte. - Sonríe.
-Hola. Yo soy _____, me han hablado muy bien de este sitio y quería venir a verlo con mis propios ojos.
-Claro, sígueme.
La seguí. Me dio una vuelta por las instalaciones, finalmente llegamos a una clase.
-Aquí tengo algunos dibujos. - Le entregué la carpeta.
Ella la abrió y empezó a mirarlos uno por uno.
-Muy buenos todos. Has hecho bien en venir aquí, tú tienes talento.
-Muchas gracias.
Hablamos de precio, no era tan caro pero tampoco muy barato. Pero estaba segura de que quería apuntarme, quería hacer por fin algo que me gustaba.
-¿Y cuándo podría empezar las clases? - Pregunté.
-Pues... después de navidades.
-Genial, gracias.
-De nada, dame tu número y te llamaremos.
Lo apunté en un papel y me fui. Estaba contenta, ya tenía ganas de empezar las clases. Me faltaba lo de la universidad, pero aquello necesitaba más tiempo. Necesitaba una buena. De todas maneras en ese momento esa no era mi preocupación.
Al llegar a mi portal me encontré con Cristina.
-¿Qué haces aquí? - Pregunté.
-Llamé al timbre varias veces pero no abrías. Venía a verte.
-Ah vale.- Sonreí. - Vamos. - Le abrí la puerta.
Subimos en ascensor hasta mi piso. Al entrar dentro ella se quedó mirando el árbol.
-Dios, me encanta. - Dijo ella.
-Gracias.
-Eh, que tú solo lo has adornado. Siempre llevándote el mérito.- Dijo irónicamente, después soltó una carcajada.
-Cierto, cierto. Perdón. - Reí con ella.
Ambas nos sentamos. Hacía varíos días que no la veía, tenía que contarle lo de Marcos.
-Y bien... ¿algo nuevo en tu vida? - Preguntó ella.
-Si, demasiadas cosas.
-Y no me las cuentas eh, eres una mala amiga.- Se hizo la enfadada y me dio la espalda.
-Pues ahora iba a contártelas, pero bueno... si no quieres.
-¡Cuenta, cuenta! - Se volvió hacía mí.
ESTÁS LEYENDO
Será cosa del destino. | Rubius y tú |
Fanfiction______ Suárez, abandonada por sus padres nada más nacer. Es criada por las monjas en un orfanato de Madrid. No sabe muy bien que es ser independiente, pero tiene que abandonar el orfanato al cumplir sus dieciocho años. Fuera de aquella cárcel solame...