Capítulo 10. Recuerdos y más recuerdos.

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Los dos fuimos a su salón, era raro no decíamos nada. Pero... su gorra me ponía nerviosa.

-Oye, me estás poniendo nerviosa con tu gorra, ¿por qué diablos la llevas? - Pregunté.

-Ahh... esto...- Se la quitó y la lanzó al suelo, a unos metros de nosotros.- ¡Ya no está!- Y puso una cara un tanto rara pero graciosa.

-Pero que idiota eres.- Dije riéndome.

-Me estás haciendo daño con tus palabras.- Se hizo el dolido, llevando su mano al pecho.

-Vale... lo siento.- Le seguí el juego.

-Está bien, te perdono.

Me reí. ¿Cómo podía ser tan idiota? 

-Oye... una cosa. - Le dije.

-Dime.

-¿Por qué nunca me has dicho que tú también eres youtuber?

-¿Por qué nunca me lo has preguntado? - Preguntó él de vuelta.

-Claro, como es una pregunta tan común.

-Mmm... ven. - Dijo, y me agarró del brazo llevándome a su habitación.

Pero... ¿qué hacía? 

Fuimos a su habitación, me dijo que me siente en su cama, y eso hice. Él se colocó delante del ordenador y buscó algo en youtube. Puso un vídeo y se sentó a mi lado.

-Mira, esto es lo que hago.

Me puso un vídeo de chatroulette, o algo así. Me reí como una idiota, él se limitaba a mirarme y al reírse al ver mi reacción a cada tontería que hacía. Cuando acabó él lo quito, y puso otro de un juego, algo de outlast o algo así. Me quedé viendo TODOS los vídeos de outlast, incluído el último, que duraba como media hora. Me reí como loca.

-Oye... ¿quieres jugar? - Puso cara de pervertido.

-¿A qué? - Imité su cara, pero como broma.

-Al outlast, aún lo tengo por allí.

-Mmm... vale, pero me ayudas.

-Claro.

Los dos nos sentamos en unas sillas delante del ordenador. Puso el juego, introducí mi nombre y comencé a jugar. Al igual que en el vídeo, en el juego me encontraba en un coche que iba hacía ese sitio tan raro. Comencé a jugar, sabía lo que tenía que hacer ya que vi el vídeo, pero me asusté igualmente.

-¡Corre, entra en esa habitación! - Chillaba él.

-¡Qué no me grites! ¡Mierda, mierda, me ha pillado! 

-Déjame a mi anda.

-¡Qué no, que quiero jugar yo!

-Oye... ¿es que tus padres no te han enseñado modales? - Dijo él, suponía que lo decía de broma pero dolió igualmente.

Nunca me habían dicho eso antes, no sabía como reaccionar. ¿Confiaba en él lo suficiente como para contárselo?

-Es que no me dieron esa oportunidad...- Le dije.

Su cara cambió completamente, y yo estaba cabizbaja. 

-¿Qué? - Dijo él.

-Eh... yo me voy.

Me fui de la habitación corriendo y me sali de su casa. Me meti a mi piso rápidamente. Si, lo sé, suena como una tontería. No, no me avergonzaba de que mis padres me hubiesen abandonado como a un perro, pero después de ver tantas reacciones de tanta gente, no quería volver a ver otra reacción. Siempre me miraban con mucha pena, me decían ''siempre me tendrás a mi'', y acababan desapareciendo de mi vida. Además, no le conocía mucho, y no me apetecía llorar. Aunque no era fuerte, intentaba parecerlo.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora