Capítulo 40. Feliz navidad.

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Me pasé la noche mirando el techo, a oscuras. No conseguí dormir más de dos horas. ¿Por qué? Porque me quedé toda la maldita noche pensando en lo que habría pasado si yo no me hubiese quitado de encima de Rubén. Tal vez en ese instante habría estado en otro lugar, o con él. ¿Sentía algo por él? no tenía ni idea. Era algo raro, a mi nunca antes me había gustado nadie, no sabía como reaccionar. ¿Y si yo no le gustaba? ¿y si me hacía daño? ¿y si quería tratarme igual que las demás chicas que iban a su casa tan a menudo? En esos momentos toda adolescente tiene a su lado a su madre, que les da consejos, les abraza. Pero yo no tenía a NADIE, en esos momentos odiaba a esa mujer, y a la vez la necesitaba tanto. La echaba de menos, si, suena raro echar de menos a alguien que no conoces, pues eso sentía yo.

Algo me sacó de mis pensamientos, la ventana. Se podía ver como caía la nieve, las calles estaban completamente envueltas en una blanca nieve. Salí al balcón a ver el paisaje, echaba tanto de menos eso. En ese momento me olvidé de todo, pero sólo unos instantes. Tuve que volver dentro de mi piso, aunque me encantaba mirar ese paisaje tenía mucho frío, ya que solo llevaba mi pijama, que prácticamente era un pantalón corto y una ancha y larga camiseta. Cuando volví a mi cuarto en lo primero que me fijé fue en el montón de regalos que había encima de mi armario. Pensé en llevarle el suyo a Rubén, y de paso ir a casa de Cris a darle el suyo.

Me abrigué bastante. Me solté mi larga melena y me ondulé mi pelo, tardé bastante en eso último ya que tenía una gran mata de pelo. Al terminar con mi pelo, cogí los regalos de la habitación. Me dirigí a la puerta y salí de mi piso segura. Decidí en no mencionar nada del día anterior, no quería joder el día de navidad. Llamé a su timbre varias veces, tras un par de minutos un Rubén sonríente me abrió la puerta. 

-¡Feliz Navidad! - Chillé al verle.

-¡Igualmente! - Chilló más fuerte que yo.

Saqué el regalo que tenía a mi espalda y se lo entregué. 

-¿Y esto? - Preguntó inspeccionando el regalo.

-Se llama regalo, se da en navidad a las personas que te importan.

Sus ojos se iluminaron como los de un crío. Lo abrió rápidamente, arrancando todo el papel que llevaba encima. Sacó la gorra de dentro de la caja, tiró la que tenía y se puso la que yo le había regalado.

-¡Me encanta! - Chilló.

-Me alegro.- Sonreí.

-Espera un momento.

Se fue corriendo hacía su habitación, yo mientras fui a su salón, donde me senté a jugar con una de las gatitas. Él apareció por la puerta con un regalo, me lo entregó. En cambio yo no pregunté nada, simplemente lo abrí. Aunque al ver el papel de bigotes que envolvía la caja fruncí el ceño. Abrí la caja y no me lo podía creer.

-¿En serio? -  Pregunté.

-Bueno... tú me has regalado lo mismo.

-No, no es lo mismo. Tú me estás vacilando.

-Tienes que ponertela. Yo me he puesto la que me has regalado.

-No, no y no. - Me negué.

Me puso una cara de cachorro. Suspiré y al final cedí.

-Está bien.- Me la puse. 

No tardó en estallar de risa.

-No me hace gracia, estoy ridícula.

-Te queda muy bien.

Él vio el otro regalo que tenía en mi mano.

-¿Y ese otro de quién es? - Preguntó.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora