Capítulo 57. Todo estará bien.

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Maratón 2/3

Estábamos de nuevo, delante de un avión con rumbo hacia Noruega. La otra vez íbamos con otro fin, esta vez fue distinto. Nuestras sonrisas de la otra vez habían desaparecido. Pero, eso sí, me agarró fuerte de la mano como la otra vez, o más bien, yo le agarré a él.

-Todo estará bien. - Le dije tratando de tranquilizarle.

Él no me contestó. Era difícil verle así, de esa manera, era Rubén, no podía ser así. Necesitaba una de sus tontería, él mismo necesitaba una de sus tonterías. El viaje hasta noruga fue igual, silencioso. Yo miraba por la ventana hasta el infinito. Pensé en mi conversación con Cristina. 

Habíamos llamado la noche anterior a nuestros amigos para avisarles de nuestra partida hacía Noruega, y yo llamé al trabajo. No sabíamos exactamente cuanto nos íbamos a quedar. Se quedó dormido en mi hombro, teníamos varias horas de viaje y él apenas había dormido la noche anterior, aunque, siendo sincera yo tampoco dormí mucho. A pesar de mi estado de ''no sé que coño me pasa'', tenía que dejar de lado ese sentimiento y estar allí para él, como muchas veces él estuvo de mi lado.

*****

Bajamos del avión, allí estaba el padrino esperándonos, como la otra vez. Rubén le abrazó, y después le abracé yo también. Fingió estar contento, ambos lo fingieron, aunque está claro que querían haberse visto en otras circunstancias.

-Hola. - Le dije sin más, sonríendo.

-Hola preciosa. - Contestó sonríente. 

-¿Cómo está Claudia? - Preguntó Rubén sin rodeos. 

-Igual. Aún no saben que tiene.

-¿Cómo pasó? - Esta vez la pregunta la hice yo.

-Estábamos todos viendo la televisión. Ella llevaba varíos días vomitando, pensábamos que había comido algo en mal estado. Se levantó para ir al baño y se desmayó. - Contestó este.

Rubén escuchaba esas palabras sin reaccionar, simplemente seguía caminando hacía el coche, empezaba a asustarme. No era algo normal, no podría acostumbrarme a un Rubén así, aunque bueno... tampoco era una situación muy graciosa.

En el coche me abrazó y no me soltó durante todo el viaje. Seguía preguntano por ella, que le pasó los últimos días, y preguntando por qué no la llevaron al médico antes.

Llegamos a la casa en la que estuve meses antes. Saludé a todo el mundo. La madre de Rubén fingió estar alegre, pero tenía los ojos hinchados por llorar. 

-Estás muy guapa _____.- Me dijo esta sonríendo.

-Muchas gracias. - Fingí una sonrisa.

*****

-Vamos pequeña, despierta. - Dijo Rubén apretando la mano de su hermana.

Esta no reaccionó.

-Tranquilo, estará todo bien.

-¿Y tú como sabes eso? - Preguntó frío.

-Porque yo no me rendí con Marcos.

Él me miró.

-Lo siento... - Contestó entre dientes.

Le abracé con mi brazo y le acaricié el suyo. Lo cierto es que la pequeña no tenía buena cara, estaba pálida y tenía uno de esos tubos en la nariz que la ayudaban a respirar.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora