Capítulo 20. ''Señorita bigotes''

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Me desperté con un dolor de cabeza terrible. Estaba en mi cama y llevaba pijama, cosa rara ya que lo único que recordaba del día anterior era que salí de fiesta, y no llevaba el pijama. La almohada estaba negra por mi maquillaje, y yo parecía un pallaso. Mi pelo estaba MUY alborotado y mi aliento apestaba a vodka. 

Me levanté de la cama como pude, la luz que entraba por las persianas me molestaban más que de costumbre. Me metí al baño y me lavé la cara, por el lavabo caía agua negra, debido al maquillaje. Me volví a mirar al espejo y tenía una pinta horrible. No me acordaba de casi nada, tan solo de algunas palabras de mi conversación con Rubén al salir de la discoteca. Lo primero que hice fue ir a llamar a su puerta, necesitaba respuestas, fui sin más en pijama.

-Hombre, la fiestera. - Soltó.

-Cállate. ¿Qué pollas pasó anoche?

-Pasa anda, que tengo mucho que contarte.

Pase y me senté con él en el sofá.

-Dispara. - Le dije.

-Pues a ver... como sabes fuimos de fiesta.- Asentí con la cabeza - Pues te pasaste con la bebida y empezaste a decir tonterías.

-¿Tonterías? ¿qué tonterías? - Pregunté.

-Pues... decías que estás enamoradísima de mi, y que quería hacerme de todo. 

Me quedé embobada, mirándole con cara de idiota. De golpe empezó a reírse como un imbécil.

-¡Gilipollas, me habías asustado! - Le di golpes en el hombro.

-Vale, vale... es que me lo habías puesto a huevo.

-Ah, otra pregunta. ¿Qué pollas hago en pijama? Tú no habras...

-Pues, me ofrecí a ponerte yo el pijama pero al final te lo pusiste tú.

Suspiré.

-Joder, si ayer dije algo que no debía lo siento. El alcohol me sienta fatal.- Sonreí.

-Bueno, me alegra verte normal. Pero de todas maneras sigues sin ser tú.

-¿Y eso? 

-No sé, te falta algo. Ya sé que es lo que te falta. - La pellizqué.

-¿¡Qué coño haces!? - Chillé.

-Eso era lo que te faltaba... tu mala leche. - Soltó.

Fruncí el ceño y solté una carcajada, y tras esa carcajada una risa de psicópata. 

-Bueno, yo me voy ya a casa. - Me puse en pie. - Que dentro de un rato voy a ir a ver a Marcos.

-¿Te acompaño? - Me propuso.

-Eh... si quieres... - Contesté.

-Vale, en diez minutos en el portal.

-Que sean quince, mírame. - Le solté.

-Tienes razón, no estás nada fabulosa. - Puso pose gay.

Sonreí y me metí en mi casa. Me fui a la habitación y me puse un jersey con un bigote en el medio y unos leggins. No me maquillé, aunque mi cara daba asco. Me puse unas botas y me peiné. Metí en mi bolso las llaves y el móvil y bajé al portal, allí estaba Rubén.

-Vaya, que puntual eres. - Sonreí.

-Pues tú no, que has dicho quince y no veinte.

-Lo siento.

Caminamos hasta el hospital, ya sabíamos donde estaba y no estaba tan lejos. Él hacía tonterías todo el rato y a mi me dolía la tripa de tanto reírme. 

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora