Capítulo 45. Nunca te abandonaré.

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-¡No puedo creer que hayas mentido a mis padres! - Chillaba él.

-Rubén, lo siento, tranquilizate.

-¡No puedo tranquilizarme!

-Vamos, es una tontería.

-¿Una tonterías? Has añadido dos meses y tres semanas a nuestra relación.

-Tampoco es tan grave.

-No, claro que no. ¿Cuando cumplamos nueve meses será nuestro aniversario de un año?

-¿Creer que llegaremos a los nueve meses? - Directamente sonreí y le besé.

Sí, él estaba cabreado pero para mi sorpresa no rechazó ese beso. Fue algo inesperado, fue un impulso. 

-Claro que lo creo, ¿tú no?

-Es un poco pronto para pensar en el futuro, me gusta vivir el presente.- Sonreí - Que lo decida el destino.

-Vale. - Vuelve a besarme.

Era de noche y todo el mundo se había dormido. No se oía ningún ruido, bueno... puede que se escuchaban los ronquidos del padrastro de Rubén, pero no le dábamos importancia.

-Hmm... estamos solos y sin nada que hacer. - Sonreí.

-A mi se me ocurre algo.

-¿El qué? - Me mordí el labio inferior.

No tardó en abalanzarse sobre mi. Empezó a besarme el cuello, y finalmente llegó a mis labios. Metió la mano bajo mi camisa, la cuál no tardó en quitármela. Hice lo mismo con su camiseta. 

-Espera... - Suspiré - Quiero que sepas que yo nunca antes...

-Si no quieres... - Le interrumpí.

-No, no es eso. Era solo decirte eso.

Sonríe y me vuelve a besar.

*****

La luz inundó la habitación, y no tardó en afectarme la vista cuando abrí los ojos. Los tapé rápidamente con mis manos mientras gruñía. Después me di cuenta de lo que había pasado la noche anterior. Estábamos ambos en ropa interior. Rubén seguía durmiendo como un tronco, y no tenía pensado despertarle. Me levanté de la cama y lo primero que encontré fue su camisa, me la puse ya que me parecía más cómoda que la ropa que yo llevaba al día anterior, ya que eran unos vaqueros que me apretaban bastante. 

Salí de la habitación sin hacer mucho ruido y me metí al baño. Tenía el pelo muy alborotado y se podían ver mis ojeras, mis enormes ojeras. Necesitaba dormir como diez horas para que estas desaparezcan, y no había dormido ni siete. Me lavé la cara y me peiné un poco el pelo, aunque lo que yo necesitaba era una ducha. Sin pensármelo dos veces me metí a la ducha.

Fue una ducha lenta. Necesitaba desconectar un rato. No podía evitar sonreír al analizar mi vida en ese momento, unos meses atrás mi vida era una completa mierda. Y si miro más atrás en el pasado, veo a una chica insegura de si misma, que no hacía más que odiarse y llorar, llorar por todo. Eso había acabado, alguien había conseguido sacarme de eso, ese alguien era Rubén. 

Cuando acabé la ducha volví a la habitación únicamente con la toalla. Rubén se estaba despertando.

-Buenos días.- Sonreí.

-Buenos días. - Me devuelve la sonrisa.

Se pasa un buen rato mirándome y yo cruzo mis brazos.

-Rubén, date la vuelta, tengo que vestirme.

-No es nada nuevo para mi. - Al oír eso solté una carcajada.

Será cosa del destino. | Rubius y tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora