Cassidy. - [TERMINADA]

5. Instituto y alumnos.

—Como escucharon, él es Alex —Lo señalé—, y yo soy Cassidy.

—Bien, comencemos el recorrido —dijo Vanessa.

—Suenas como Jacinta —le reprendió Lily con una ceja arqueada

—¿Y qué quieres que diga? —ironizó Vanessa.

—Vamos —Se encogió de hombros Lily, y Vanessa rodó los ojos.

Vanessa comenzó a caminar. Alex y yo tratábamos de no reír, no sé, me siento bien con ellas.

—El instituto es un lugar del saber, para saber sabiendo... Eso fue lo que le entendí a Jacinta cuando me mostró el instituto —Sonrió de manera inocente haciendo que riamos. Me cae bien.

—Bien... No le vamos a decir la fundación, quién lo construyó, ni nada de eso; sólo les vamos a mostrar todo —avisó Lily.

—Ésta es la biblioteca, donde están los libros que me aburren y que mandan a buscar los profesores, en donde algunos, hacen la tarea. Y la bibliotecaria me odia —mencionó Vanessa deteniéndose frente a unas puertas, eran más grandes que las demás.

—¿Por qué? —le pregunté controlando mi risa.

—Digamos que soy desastrosa y no soy muy callada —Lily asintió dándole la razón—. Seguimos —Caminó otra vez—. Estos son los salones —mencionó dando vueltas.

—No me digas —ironizó Lily.

—Sí te digo... Te lo acabo de decir —reprochó Vanessa frunciendo el ceño y Lily rodó los ojos.

—Eres un caso perdido —Negó divertido Alex.

—Lo sé —Sonrió y caminó. El timbre sonó indicando que era hora de comer—. ¡Comida! —exclamó Vanessa alegre y corrió.

—Vamos —comentó Lily.

Llegamos a la cafetería, ví que ya habían grupos y sólo quedaba una mesa. Buscamos nuestra bandeja e hicimos una fila para recoger la comida.

—¿Qué es esto? —pregunté abriendo exageradamente los ojos, ver la comida me da naúseas.

—No lo sé, ni quiero saberlo —respondió Lily asqueada. Parecía... Mejor nos les digo a lo que parecía, sólo que es asqueroso.

Caminé entre las mesas hablando con Lily, Alex venía detrás de mí y Vanessa... Pues, ella ya estaba en la mesa. Pasamos por la mesa en donde están las putas aquellas que por desgracia conocí, y me tropecé con uno de los pies mal hechos que, quien sabe quien, sacó al momento en que pasaba por el lugar, logrando que cayera sobre la asquerosa comida.

Escuché sus agudas risas. Sentí que Alex me levantó enseguida y no me soltó.

—Recuerda; paz y amor, amor y paz. Estamos comenzando una vida, no hagas nada del cual arrepentirte —murmuró en mi oído mientras miraba a la plástica con odio.

—Ups —Se tapó la boca con la mano. Maldita falsa.

—Suéltame, Alessandro —espeté con rabia y él negó.

Lily se quedó sorprendida un momento, pero luego reaccionó tomando su jugo y se lo echó en la cabeza a la maldita falsa, plástica, puta, ¡ah! Desgraciada.

Ella se levantó mirándose y luego, se escuchó un chillido que probablemente haya llegado a China.

—Ups —imitó Lily a la plástica.

—¡¿Quién te crees para hacerme esto?! —gritó la plástica a Lily.

—¿Yo? Yo no hice nada —respondió aparentando su inocencia con una sonrisa. En serio, me cae bien esta maldita.

—¡Mira lo que me has hecho! —gritó.

—Cállate, Matilda —Suena como maldita... Le queda bien el nombre—. Me la debías hace mucho tiempo. No te metas con ella —Me señaló—. ¿Entendido?

—No eres nadie para decirme qué hacer —Se acercó amenazadora a Lily.

—Me conoces, Matilda, no me busques.

—Suéltame que no haré nada —le susurré a Alex, quien me miró desconfiado. Le observé amenazante y me soltó inmediatamente. Me acerqué a maldita... Perdón, Matilda, y la giré—. Eres una maldita estúpida al meterte conmigo —Y le dí un puñetazo en el estómago y luego en la cara, causando que cayera, quejándose.

Me lancé sobre ella y comencé a golpearle mientras ella gritaba, de fondo se escuchaba a los demás gritar "¡PELEA!".

Alex me separó de ella cargándome como saco de papas y me sacó de la cafetería.

—¡Cállense! —grité molesta y, extrañamente, lo hicieron.

—¡Me las pagarás, maldita perra! —gritó molesta Matilda.

—¡NO TE TENGO MIEDO! ¡ESA DEBERÍAS SER TÚ, PLÁTICA! —espeté antes de que Alex me sacara. Caminó por un rato, y yo colgaba sin hacer el mínimo esfuerzo para que me soltara— ¿Sabes adónde vas? —le pregunté ya más tranquila, mirando el suelo. Ví las llaves del auto en su bolsillo y las saqué cuidadosamente.

La venganza es dulce... ¡Eso pasa por no dejar que le quitara las extensiones!

—No, sólo me estoy alejando antes de que la mates —respondió soltándome, estábamos en el campo de Fútbol Americano—. Ya sé qué jugaré —Sonrió.

—Fuera preferido matarla —comenté molesta haciendo que él se alarmara y me tomó la cara con sus manos.

—Saca esos pensamientos de tu cabeza, no quiero que tengas otra persona —Se le nota preocupado por el tono que tenía, la seriedad no era común en él.

—Alex, ella no sería la última.

—Cass...

—Si no me incita..., no lo haré —Rodé los ojos.

—Si quieres vengarte, házlo con bromas. Es menos peligroso pero me dejaría más tranquilo —Me soltó la cara—. ¿Crees que pueda jugar? —Cambió de tema.

—Nunca lo has jugado, todo puede pasar —Me encogí de hombros.

—Oh... ve-veo que... han encon...trado el... campo de... FÚTBOL —Escuchamos a Vanessa respirar con dificultad y respiró exageradamente.

—¿Qué ocurrió contigo? —Reí.

—Gran cambio de humor... Eres bipolar —comentó respirando con más normalidad—. Los estuve buscando por todo el instituto. ¡Ustedes no se pueden perder así! No podré decir que les estoy dando un tour.

—Bien, no nos perderemos más —avisé divertida y Alex negó con la cabeza.

—¿Y Lily? —preguntó él.

—Ella se quedó comiendo.

—¿Y la plástica?

—Luego de que te fueras, gritó que eres una puta y Lily la golpeó y salió molesta de la cafetería —Sonreí.

—Se lo merecía.

—Matilda nunca se metía con nosotras hasta que... ¡llegaste tú! —cantó.

—¿Te caíste de pequeña? —preguntó Alex y reí.

—No.

—¿Estás drogada? —pregunté.

—Un momento —Miró hacia el cielo—, no, no lo estoy. Soy así por naturaleza.

—¿En serio? ¡No me dí cuenta! —exageró una rubia detrás de Vanessa haciendo que voltee.

—¡Cristal! —chilló corriendo hasta ella.

-----------------

¡Hola!

Espero que les guste la Cap!

En multimedia, la alegre Vanessa.