Cassidy. - [TERMINADA]

6. ¿Salvatore quiere ayuda? Qué raro.

—¡Cristal! —chilló Vanessa muy emocionada.

—¡Perra de mi corazón! —gritó Cristal... Cuánto amor.

—¿Por qué no te había visto? —preguntó Vanessa sin borrar su sonrisa.

—Llegué tarde —Sonrió inocente y luego nos miró a nosotros, Vanessa se dio cuenta.

—Ellos son Alex y Cassidy —Nos señaló y nosotros la saludamos.

—¿Eres tú quién golpeó a Matilda? —me preguntó con una sonrisa.

—¿Cómo sabes si acabas de llegar? —interrogué un poco confundida y recelosa.

—Las noticias vuela —Se encogió de hombros—. Además, cuando él te sacó de la cafetería y Vanessa salió detrás de ustedes, yo estaba llegando allí. Entonces, entré y ví a Lily comiendo, la saludé y pregunté qué pasó, me lo dijo y... aquí estoy —explicó sonriendo.

—Bien... Sí, soy yo —Ella sonrió aún más y corrió a mí.

—Te admiro —Saltó sobre mí haciendo que caiga—. Lo siento —Sonrió con inocencia y se levantó tendiéndome la mano para levantarme.

—No importa —Le sonreí para tranquilizarla y luego, le golpeé en la cabeza, aún sonriendo.

—Eres un poco violenta —comenta Cristal acariciándose la parte en donde le golpeé.

—Ni que lo digas —respondió Alex con una sonrisa divertida. Le miré mal—. Digo la verdad.

Lo miré por unos segundos y asentí dándole la razón.

—¿Por qué me admiras? —Cambié de tema mirando interrogante a Cristal.

—Porque acabas de sacarle el aire y romperle la nariz a la abeja reina. Nadie se ha atrevido a tocarla... Bueno, sólo los chicos cuando se acuestan con ella, pero eso no importa. ¡La golpeaste! Eres mi ídola —Comenzó a saltar como una niña quien le dan un dulce causando que riera.

—Perdón por la interrupción pero tengo hambre —mencionó Alex.

—Tú siempre tienes hambre.

—Pero si lo sabes, ¿por qué no me das comida?

—Bien, ya. Vamos a darle comida al animal.

Caminamos hasta la cafetería. Cuando entramos todos nos miraban... O a mí. Los ignoré y me senté en la mesa en donde estaba Lily.

—Alabada sea, Cass —dijo sonriendo.

—¿En serio le llaman abeja reina? —le pregunté a Cristal. Ella se encogió de hombros y nos sentamos.

—Nosotras no la llamamos así —respondió Vanessa—. Bueno, excepto Cristal pero eso no importa —Sonrió.

—¿En serio? —le pregunté divertida.

—Porque nos mataría si nos escucha diciendo su nombre —susurró Cristal.

—¿Por qué? —pregunté.

—No lo sé, está loca —Cristal la miró mal—. Dice que ese le queda mejor porque según ella, es el que la identifica —responde Vanessa.

—Solamente le llaman con su nombre, los profesores y Lily —respondió Cristal.

Miré a Lily que devoraba una galleta, paró cuando se dio cuenta de que la mirábamos.

—¿Qué? —interrogó mirándonos— ¿Nunca han visto a una persona comiendo?

—¿Por qué tú puedes decir su nombre y los demás no? —preguntó Alex.

—Por la simple razón de que no me importa. Me hace daño, yo le hago el doble. Nadie se mete conmigo —respondió restándole importancia.