Bajo del avión y busco mi maleta. Respiro hondo, cansada por todo lo que he tenido que pasar para regresar libre a Nueva York.
Salgo del aeropuerto y como lo pedí, un Lamborghini nuevo me espera.
— Señorita, aquí tiene el auto que pidió.— Me dijo uno de mis hombre... O bueno, de Salvatore, entregándome las llaves del dichoso auto.
— Gracias.— Le respondo con gentileza y tomo las llaves.— Puedes irte, eres libre... Hasta que te llame.— Sonrío y él asiente, guardo la maleta y me subo en el Lamborghini.
Lo enciendo haciendo el motor rugir. Sonreí por instinto y me despedí del hombre.
Primero quiero ir a visitar a la persona que causó mucho sufrimiento en mi vida y muy pocas felicidades. A la persona que me mintió toda la vida y aunque no confíe en él, lo perdoné. Esa persona que no pudo matarme aunque tenía todas las ganas del mundo. La persona de a pesar de que, la mayoría de la veces fui una mierda con él y él conmigo, me quiere... Tiene una manera tan peculiar de demostrar afecto.
A Salvatore Morelli.
Estaciono y bajo del auto para entrar a la cárcel. Me revisan para ver si traigo un arma, me hacen pasar a la sala de visitas y espero tranquilamente.
Subo los pies en la mesa y me recuesto en la silla cruzándome de brazos.
— Señorita, no puede subir los pies en la mesa.— Me dice un guardia y lo miro indiferente.
— Mire—Me levanto de la mesa. Estoy un poco estresada para lidiar con él.—, yo hago lo que me dé la gana. A mí, nadie me manda y mucho menos idiota como...
— ¿Marie?— Escucho a Salvatore a mi espalda y la piel se me erizó. No sé qué señal hizo Salvatore pero el guardia asintió y se fue.
Aún tiene poder el maldito.
Respiré hondo y me giré, me encuentro con la penetrante mirada de Salvatore, esa mirada que me hace sentir pequeña frente a él... Y lo era. No sé cuántos minutos nos enviamos miradas pero reaccioné y me senté en la silla.
— Hola Salvatore.— Le saludo con una sonrisa. Ya han pasado cinco años y veo que ya superé todo.
— ¿Qué haces aquí?— Pregunta muy confundido y le miro mal.
— Yo estoy bien, Salvatore. Gracias por preguntar.— Ironicé y él negó divertido.— A visitarte, ¿a qué más?— Ruedo los ojos y me cruzo de brazos.
— Veo que eres más sarcástica que antes.— Afirma y yo le sonrío.
— Así es.— Asentí.
— ¿Ahora si puedo preguntar qué haces aquí?.
— Qué más da.— Me encogí de hombros.— Además de que te traigo noticias, quería saber que si... ¿Cómo le dicen?— Coloco mi mano en la barbilla, haciéndome la pensativa.— ¡Ah, sí! Martillo, ha cuidado de Antoni y de ti, como le ordené.
— ¿Fuiste tú?— Preguntó sorprendido y yo asentí sonriente.
— Le tuve que amenazar pero lo vale, ¿no?— Me encogí de hombros.— ¿Cómo está Antoni? Me dijeron que peleó la semana pasada...— Miro al guardia que está en la puerta y subo los pies a la mesa de nuevo.
— Está bien, sólo un moretón en el muslo y una cicatriz cerca de el ojo.— Respondió Salvatore restándole importancia. Solté una carcajada.
— Antoni se mete en problemas más que tú. ¿Será porque es menor y más divertido?.
— Quizás...— Respondió y reímos.— ¿Y cómo sabes que peleó? Espera... Adivino, fue Martillo.— Dijo obvio y yo negué con la cabeza sonriendo, él me miraba confundido.— Entonces, ¿quién?.
ESTÁS LEYENDO
Cassidy. - [TERMINADA]
Action"Las mentiras son parte de mi vida y mi indiferencia es su aliado, pero como dicen, la verdad siempre sale a la luz... Y sin buscarla, la encontré." Soy Cassidy Morelli y ésta es mi historia...