Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
Me despierto con brusquedad después de una extraña pesadilla, miro a todos lados y la habitación está vacía. La luz del día comienza a filtrarse un poco por la ventana y afortunadamente no hay lluvia acida. Miro el reloj que está en la mesita de noche, son las siete de la mañana y me pregunto: ¿Dónde está Tom?
Me levanto y tomo un baño rápido, al salir busco el uniforme en el closet, veo que algunos estantes, que eran para la ropa de Tom, están vacios. Rápidamente me visto, tomo mi mochila con el material de las primeras clases y voy corriendo hacia el gran comedor.
Como siempre, el lugar está abarrotado de estudiantes. Miro para todos lados tratando de encontrar a Tom o Esmeralda, pero no hay nadie. Me acerco a la fila para el desayuno, cuando es mi turno recibo un poco de lo mismo de siempre, voy a una mesa, lo como rápido y a las ocho en punto estoy en mi primera clase de miércoles, Geofísica.
Afortunadamente el profesor aun no ha llegado y encuentro a Esmeralda sentada en la mesa de siempre, hasta atrás. Me acomodo a su lado y le pregunto por Tom.
— Digamos que... —analiza sus palabras en la mente antes de decir cualquier cosa—. Digamos que Iván lo llevo al exterior a dar un paseo.
— ¿Evan?
— Como sea —rodea sus ojos y mira hacia la ventana—. La contaminación en la Tierra es mucho peor que en Fény o Shadow.
— ¿Sigues con esa historia? —le pregunto cansado de escuchar lo mismo y eso que apenas voy en el día tres, de haber conocido a la chica.
— Se que no crees en nada de lo que decimos, a pesar de que viste los trucos de Thomas o a André aparecer de la nada —susurra para que nadie nos escuche—. Y no me importa que lo hagas, pero tienes algo que nos pertenece y como es nuestro, te lo quitaremos —por un momento nos quedamos callados hasta que aparece un tipo frente a nosotros.
— Hola, preciosa —dice Sebastián, recargándose en nuestra mesa y mirando a Esmeralda—. Me preguntaba qué haces sentada con... este —me mira con inferioridad y todos los que escuchan comienzan a reírse, como siempre.
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— ¿Dame una razón para sentarme a tu lado? —sonríe Esmeralda juguetona, es obvio que ella no es igual que Tom, cuando me salvo en los baños de chicos.
— Te puedo ayudar a estudiar —el tipo esta en plan seductor y se acerca demasiado a Esmeralda para susurrarle algo—. Además, te puedo enseñar muchas cosas.
— Suena tentador —ella asiente ahora de forma seria—. Pero prefiero a hombres con... experiencia, no niñitas como tú, no me gustas. Lo siento, compañero.
Si Sebastián pudiera, su boca caería hasta el suelo mientras todo mundo, en especifico las chicas, comienzan a burlarse de la humillación pública que ha recibido; en verdad, me declaro fan de Tom y Esmeralda. Disfruto mucho como el bravucón sale molesto del salón al mismo tiempo que el profesor Patrick va entrando y por un momento, después de la risa que me ha relajado, pongo atención en clase.
