Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
{— Eres muy valiente, Norah —le digo admirando su fortaleza al pasar por todo el asunto de la coronación—. Tienes todo mi respeto por todo lo que hoy has hecho.
— Falta un ritual.
— Así es, pero no tengas miedo...
— ¿Miedo? Increíblemente esa palabra hace mucho que dejo de estar en mi vocabulario —Norah voltea a verme, pero su mirada esta carente de emoción alguna—. Ya no tengo miedo, incluso si viera a alguien con una pistola frente a mí a punto de matarme.
— ¡No digas eso!
— ¿Y sabes que es lo mejor de no tener miedo? —me quedo en silencio, preocupado esperando por su respuesta—. Que incluso la muerte ya no me intimida, si llegara a mí la recibiría con alegría.
— No vas a morir, antes tienen que destruirme a mí...
— Pues entonces lo haré —mi cuerpo se tensa por lo que ha dicho, y aun así pregunto sabiendo la respuesta.
— ¿Qué harás?
***
— Calma mi pequeña —susurro abrazando a Mila que no para de llorar.
— ¡Tengo miedo! —solloza contra mi pecho.
No vuelvo a preguntarle más, simplemente la abrazo acariciando su largo cabello castaño y espero a que su llanto cese. Cuando está más tranquila, me separo un poco de ella para estirarme a prender la lámpara, de la mesita de noche. El camarote, del barco en donde vamos se ilumina, puedo ver las lágrimas de mi pequeña y limpio su carita.
— Fue solo una pesadilla, Mila, nada pasara —le digo para tranquilizarla—. Los humanos dicen que los sueños se cumplen si no lo cuentas a alguien, dímelo para que ninguna de tus pesadillas se haga realidad —ella lo piensa un momento, no la presiona, así que vuelvo a abrazarla; me levanto con ella yendo hacia la pequeña cocina que hay dentro del camarote y le caliento un poco de leche, sé que eso la relaja, mientras esperamos su bebida caliente Mila decide hablar.
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— Estoy en un lugar oscuro... y luego aparece un hombre —Mila levanta su cabecita de mi hombro para mirarme—. Me pregunta mi nombre, yo le digo que me llamo Mila, luego me toma de la mano y me lleva a otro lado... veo a mami dormida en la cama de piedra y el hombre me hace tocar su mano. Mami está muy fría y dice que algo malo me pasara a mí y a ti...
***
— ¡Tienes que ayudarme, te lo suplico! —es la primera persona a quien me arrodillo para suplicar—. Despierta a Victoria.
— Sabes que no puedo —se aleja de mi, sus palabras dicen una cosa, pero su rostro dice algo totalmente diferente. Me levanto y aparezco frente a él, impidiéndole el paso—. Ella me tiene controlado, no puedo hacer nada.
