Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
Es la hora de la comida, me siento como un zombi de esas películas viejas de hace treinta años. No fui a las clases de la mañana y el prefecto me ha reprendido por eso, ahora estoy intentando no caerme sobre la sopa de guisantes que tengo enfrente. Incluso siento una extraña molestia en mi interior, como si hubiese un ave en mi interior y estuviese picoteando por aquí y por allá. Creo que es mucho peor que una resaca después de una mega fiesta con alcohol.
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Giro un poco mi rostro hacia la izquierda, donde Thomas esta de lo más fresco comiendo como si no hubiese dormido solo una hora, lo que me hace envidiarlo; giro a mi derecha y Esmerald está en las mismas condiciones que yo o incluso peor, la chica parece ida y nerviosa. Creo que ella también se quedo hasta tarde para dormir, pero el nerviosismo no lo asocio con nada.
— ¿Esmerald? —susurro empujando su pierna con mi pie para llamar su atención, tengo que hacerlo un par de veces hasta que ella reacciona.
— ¿Qué? —me mira con el ceño arrugado—. Lo siento, ¿qué decías?
— ¿Estás bien? Luces extraña.
— Estoy bien —evade mi mirada y regresa a plato de carne con verduras—. Solo... yo solo... no dormí bien.
— Te entiendo, Thomas parece estar bien.
— Thomas siempre está bien, incluso cuando esta herido se ríe como psicópata. Es igual a Bastian.
No entiendo su comentario, tampoco intento comprenderlo. Desisto de comer y me recargo en la silla para ver a mí alrededor. Como siempre, el lugar está infestado de mis compañeros parloteando, a dos mesas de distancia están mis bravucones personales, afortunadamente ya no me han molestado, pero es cuestión de tiempo hasta que maquinen un buen plan. Me da un escalofrió y dejo de pensar en eso, continuo observando y observo hacia la mesa de los profesores.
Fiorella de nuevo, vuelve a jugar su papel de chica coqueta y desesperada, está técnicamente encima de Iván, pero él parece no prestarle mucha atención. Él también parece ausente y trata de quitarse de encima a la mujer de la mejor forma que puede. Inmediatamente tocan la campana e Iván se pone de pie sin esperar un segundo más, antes de irse le dice algo a Fiorella en el oído y esta asiente mientras ríe provocativamente.
Los pierdo de vista cuando los alumnos comienzan a retirarse del gran comedor. Yo espero a Thomas y Esmerald, pues la primera clase de la tarde ha sido cancelada porque el profesor Cho tiene una reunión. Lo cual me viene de maravilla porque estoy pensando en ir a dormir una hora más. Me levanto, pero lo hago de forma brusca porque siento un fuerte dolor en mi pecho y mi cabeza.
— ¿Estás bien? —me pregunta Thomas.
— Me siento mal —me sobo el pecho—. Creo que iré a la enfermería, después regresare a la habitación a dormir un poco.
