Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
Quisiera encontrar las razones por las que André me ha traído a su castillo, de nuevo. He utilizado la empatía y si yo estuviese en su lugar hubiese hecho lo mismo con mis esposa, después de enterarme que su madre la hechizo con magia oscura. Hasta ahí, puedo comprenderlo y quizás también comprendo que como yo tengo un fragmento del alma de Victoria, tengo que estar cerca.
Sin embargo muy dentro de mí se que lo que está haciendo no es lo correcto, ayer el vampiro estaba fuera de sí, muy enojado como para decir algo, incluso respirar. Ya que ni siquiera los concejos de su madre escucho, pero sigo insistiendo, algo no anda bien, lo presiento y es preocupante, porque Victoria también lo siente, se que ella lo sabe.
Suelto un suspiro profundo, me levanto de sillón y dejo de admirar la increíble vista que tengo desde esta torre, que según una sirvienta fue la habitación de Victoria por al menos dos años, aquí vivió como humana sin comprender lo que ocurrí a su alrededor, miro la habitación intentando descubrir que pasaba por su mente mientras ella estaba acostada o en el gran escritorio o sentada en el sofá, también admirando la vista.
Seguramente se la pasaba llorando todo el tiempo, pues según André, recuerdo que dijo que Victoria pensaba que ella era el premio de él y tenía que casarse para darle un heredero, eso debió ser muy triste para ella... Repentinamente doy un salto cuando la puerta se abre y todos mis pensamientos se esfuman para esconder por el susto.
— Lo siento —dice uno de los guardias, Stefan, creo.
— Estoy bien —sonrió.
— Tiene diez minutos para alistarse y bajar a desayunar, lo esperamos afuera —hace una reverencia y se va.
Así que como solo tengo diez minutos, camino hacia el baño, tomo una ducha rápida y me visto con ropa que mis mismos guardias y la reina Amelia me han traído. Ella ha sido muy amable conmigo y al menos por el día de ayer trato de que me sintiera cómodo trayéndome un millón de cosas a la habitación, como por ejemplo: una computadora con internet.
Cuando estoy listo, salgo a encontrarme con mis guardias que me llevan hasta un enorme comedor, no está lleno más que unos cuantos vampiros sentados lo más lejos de la punta de la mesa, donde esta André liderando, con cara de pocos amigos y con una enorme copa en sus manos.
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A su lado izquierdo, esta la reina Amelia, luce nerviosa mirando a su hijo y a su nieta a intervalos regulares. Mila está sentada a la derecha, comiendo con ayuda de una sirvienta, pero la pequeña también luce extraña, diría que asustada.
En ese instante una sirvienta se me acerca y me dice donde sentarme, a lado de Mila, nadie pierde tiempo y me sirven un plato con lo que parece ser un puré, ensalada y carne, además de una copa de sangre, lo agradezco y comienzo a comer en silencio, igual que los demás.
El único sonido que se escucha en absolutamente todo el castillo es el golpeteo que André hace en la mesa con su dedo corazón, mientras sigue mirando a todos como un depredador a punto de atacar, incluso el iris de sus ojos luce más oscuro de lo habitual. En medio de la incomodidad, preocupación y miedo de los presentes, que cada una de las sensaciones son palpables, me concentro en terminar mi comida.
