Había una vez una joven princesa dormida, escondida en un hermoso Fiordo, todos ustedes pensaran que algún príncipe o rey valiente iría a despertarla con el beso de verdadero amor, pero no es así. Por mucho tiempo lucho por mantener la paz en el mun...
Mi corazón está cada vez más acelerado, se que ella está cerca, la puedo sentir además de oler la vainilla y la hierbabuena que está en el ambiente. En un parpadeo estoy sobre un monte de tierra que da a un lago. Miro a todos lados y el alma se me cae a los pies cuando veo a Victoria hundirse en el agua junto con alguien.
Hago un bliț y corro hacia ella para sacarla del agua, quien está a su lado es Charlie, pero esta inconsciente. Como puedo intento sacarlos a los dos del agua y grito llamando a Iván para que me ayude.
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En un segundo la sombra aparece a mi lado y se encarga de Charlie mientras yo saco a mi inimă. Rápidamente me quito el abrigo y la envuelvo con esté; es extraño porque ella luce un vestido que nunca ha llevado puesto, además estaba en el hospital así que debería traer un camisón blanco, no un vestido.
— ¡Vamos, Charlie! —escucho decir a Iván, intentando reanimar al chico.
— ¿Respira? —le pregunto preocupado, mi cuñado niega y continua haciéndole los primeros auxilios.
Yo pongo a Victoria en mi regazo, ella luce bien, solo esta helada y su respiración es tranquila. En ese momento aparecen Spector y Elian, uno por tierra y el otro por aire, llegan a nuestro lado y ayudan a Iván.
Elian voltea hacia mi solo un segundo y le digo que Victoria está bien. Él asiente y sin esperar por más tiempo hago un bliț que me lleva a las puertas de los túneles, se que Charlie está en buenas manos, pero no tengo tiempo de preocuparme por él cuando mi esposa a desaparecido misteriosamente y a aparecido a kilómetros del hospital llevando puesto un vestido extraño.
En la entrada varios soldados me esperan con las puertas abiertas, al bajar por las escaleras de caracol una camilla y los tres médicos que cuidan a Victoria nos esperan. La acomodo en la camilla y los cuatro corremos entre los pasillos hasta llegar al hospital e ingresarla a una habitación de emergencia, donde comienzan a hacerle un montón de cosas.
Segundos después veo a gente correr con una camilla, es Charlie quien va en la camilla y siguen intentando reanimarlo. Ignoro ese ruido y me concentro en mi esposa. Dorian trae un extraño aparato portátil que comienza a pasarlo por todo el cuerpo de Victoria, es un escáner conectado inalámbricamente a una computadora que monitoriza Anna. Mientras que el otro doctor de nombre, Driss, la conecta a un montón de maquinas para monitorizar sus signos vitales.
— ¿Está bien? —pregunto a punto de un colapso.
— Está bien, su majestad.
— ¿Y el bebé?
— Es lo que vamos a ver —contesta Driss, trayendo consigo un aparato enorme.
Veo como le quitan el vestido a Victoria y la vuelven a cubrir con el camisón blanco del hospital, acomodan la camilla hasta que ella queda sentada, separan sus piernas y con un extraño aparato hacen que las levante. Trato de controlar mis celos irracionales porque vean a Victoria desnuda, pero los tres son profesionales y eficientes, así que mantengo la boca cerrada solo observando desde una esquina.
