Al sonar el timbre de cambio de hora, me levanté despacio. No quería que me pusieran tarde en mis primeras clases, pero tampoco quería parecerme a un emocionado; eso era lo último que era hoy.

   Sin embargo, Crane me retrasó al llamarme.

—Veo que encontró bien su primera clase, ¿no es así, señor Silver?

—Sí —contesté—, gracias por su ayuda.

—Cuando quiera. Noté que te gusta la Literatura, ¿cierto? Nadie ha hecho un ensayo tan completo sobre los libros que leyeron en su vida y una pequeña reseña de estos. Cinco hojas entre todos, eso sí es bastante espectacular. ¿De qué instituto proviene?

—Uno de muy lejos —bufé—. Me mudé con mi tía aquí hace unos meses.

—Bueno, espero que prospere aquí. ¿Fiona? —llamó a la chica que había estado sentado al frente de la clase. Ella se volteó hacia nosotros antes de cruzar la puerta— Si ayudas a Max a encontrar su siguiente clase, te calificaré un ensayo específico sobre Al Este del Edén.

   La chica pestañeó, sorprendida, pero aceptó el encargo.

—Soy Fiona Benson —se presentó de manera amistosa.

—Max Silver —dije, tranquilamente—. ¿A ti te gusta leer también?

—¿Qué te dijo eso? ¿El hecho de que fui la única estúpida que sí leyó algo en el verano? Porque de ser así, es cierto.

—El hecho de que leas no te convierte en estúpida, de hecho todo lo contrario. Sino, seríamos dos estúpidos.

   Ella me miró asombrada, pero antes de decir nada, una chica diferente corrió a los brazos de mi compañera. Fiona reaccionó al instante, envolviendo sus brazos en la cintura de la otra. Por un momento me sentí el tercero en discordia.

—¡Te extrañé, maldita! ¿Por qué no me llamaste? ¡Pude haberte traído!

—¡Lo siento! —Respondió Fiona— Sabes cómo son mis padres, y después de lo que pasó...

—Tus padres pueden meterse sus comentarios y opiniones por...

—¡Hey! Que tenemos compañía —reprochó Fiona.

   La otra chica me observó un instante. ¿O es que me estaba analizando? Nunca antes me había sentido tan intimidado ante la mirada de alguien.

   Pero acabó al momento:

—Jane, él es Max. Max, ella es Jane, mi...

—Soy su novia, ten cuidado con tus manos y el para qué las utilizas cerca de ella —interrumpió Jane—. Hablo en serio.

   Parpadeé.

—Mensaje recibido —murmuré.

—¿Y qué estaban haciendo, chicos? —entonces Jane sonrió abiertamente.

   Traté de que no me sorprendiera tanto su cambio de humor, pero fue imposible. Estaba en una nueva ciudad, en una nueva escuela, con gente nueva, ¿qué podía esperar?

—Ayudaba a Max a dar con su siguiente clase —Fiona contestó, chequeando mi programa—. Ah, mira: coincides con Jane. Ella puede llevarte.

—Una cosa es poder, otra... Querer —Jane se cruzó de brazos.

—Anda, ¿hazlo por mí?

—Detesto cuando haces esto, Fiona —se quejó ella—. Bien, lo haré, pero que conste que yo soy mucho más ruda que ella. Tus manos a los bolsillos, chico.

Silver and GoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora