—¿Dónde diablos estás? No te veo.
—Eso es porque me vestí de una forma tan elegante y sexy a la vez que no serías capaz de reconocerme —bromeó Zoe, a través del teléfono.
—¿Es posible vestirse sexy y elegante al mismo tiempo? —inquirí, con curiosidad.
—Por supuesto. Encuéntrame y lo verás.
—Ya, Zoe. ¿Dónde estás?
Oí una risita en la llamada.
—Detrás de ti, idiota —su voz se proyectó mucho más cerca esta vez.
Fruncí el ceño y me di media vuelta. Allí estaba ella, vestida con un vestido negro que finalizaba unos centímetros antes de las rodillas, y que empezaba con escote en forma de corazón. Un colgante caía desde su cuello moreno.
Tenía parte de su cabello recogido detrás de la cabeza, haciendo que su cuello y la parte superior de su torso fueran visibles.
—Guau. Entonces es así cómo te vistes elegante y sexy a la vez —consideré.
Ella rio. Finalizó la llamada de teléfono, y yo hice lo mismo.
—Tú tampoco te ves mal.
—Gracias por el cumplido —sonreí de costado—. Ahora, ¿cómo hacemos esto?
—Sencillo —ella tomó guardó su móvil en la pequeña cartera que traía consigo—: sólo cenamos.
—¿Sólo cenamos?
—Tú confía en mí.
—De acuerdo —me encogí de hombros.
Le ofrecí mi mano, que tomó a gusto, y entramos al restaurante que había escogido Zoe para que su plan funcionara.
Una mujer se encontraba en un pequeño atril en la entrada, y elevó la vista automáticamente nos vio.
—Oh —masculló—. Zoe.
Puse los ojos como platos. Lo menos que me esperaba era que la conocieran.
—Hola, Carol —saludó ella—. ¿Tendrás una mesa para dos?
—Eh... —Carol fijó su mirada azul en mí. Me escrutó por varios segundos interminables, y entonces respondió— Sí, cariño. Déjame que los guíe.
—Gracias, Carol.
La mujer salió del pequeño mostrador, lanzándome miradas de soslayo, y la seguimos hasta nuestra mesa respectiva.
Estaba junto a la ventana, y podía apreciarse todas las luces que iluminaban la oscura noche.
—Aquí. Ya les traigo los menús.
—De acuerdo —sonrió Zoe. Se sentó frente a mí, y puso los codos sobre la mesa.
Carol nos brindó una sonrisa medio forzada, y se retiró.
—¿Que te conozca también es parte del plan? —susurré.
Ella perdió su mirada en Carol, y al poco tiempo me miró.
—Sí. Todo está perfectamente planeado —me guiñó un ojo—. Tranquilo, Max. Ella es la madre de Chris.
—¿Qué? ¿Ahora toca cena familiar?
Se rio por lo bajo.
—Carol es una chismosa —afirmó—. No pasarán ni cinco minutos antes de que Chris se entere que estoy aquí, con mi nuevo novio.
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Silver and Gold
Teen FictionMax Silver es nuevo en el instituto. Eso lo hace sentir incómodo hasta que comienza a comprender su entorno; incluyendo a una chica bastante particular: Violet Gold, la rompecorazones suprema de la escuela, llama su atención de cualquier forma. A me...