—Ha funcionado.
Subí la mirada hasta Zoe, arqueando una ceja.
—Lo de fingir ser mi novio —explicó—, Chris ya no me molesta más.
Sonreí. Me alegraba por ella.
—Bueno, eso es genial. Espero que se mantenga así.
—Lo hará. De lo contrario, me pondré aún más ruda con él —garantizó—. Y lo mandaré a la mierda, de paso.
Me reí.
Zoe se percató de aquello.
—No ha sido tan gracioso. ¿Ha ocurrido algo? ¿Algo bueno? Te veo diferente.
Tomé una bocanada de aire. Violet me había hecho prometerle que no diría nada sobre su estadía en el país, por cuestiones de seguridad, y yo debía cumplir aquella promesa aunque no tuviera control sobre mis expresiones.
Por supuesto que estaba diferente, ¡la había visto! Estaba bien, viva, y no había cruzado la frontera ni el océano. Habíamos permanecido diez minutos en mi casa, simplemente viéndonos las caras, tocándonos para confirmar que éramos reales. Que ninguno de los dos lo estaba soñando.
Y aquello debía mantenerse en secreto; al menos por ahora.
—Sólo he obtenido buenas calificaciones —medio mentí. Después de asegurar que Violet no había desaparecido de la faz de la Tierra, pude concentrarme un poco en los exámenes.
—Nerd —se burló Zoe.
Yo sonreí.
—Ya sabes que me gusta estar bien en el instituto —me excusé—; eso aún no es delito.
—Tienes razón, aún no lo es. Creo que, cuando llegue a presidente, me encargaré de que lo sea. Sólo para joderte la paciencia.
—¿Quieres llegar a presidente? ¿En serio? —enarqué las cejas.
Con Zoe jamás habíamos hablado de nuestras aspiraciones, de qué queríamos ser cuando grandes. De todo lo que habíamos indagado sobre cada uno, eso era lo único que faltaba.
—Bueno, quizá no presidente —se encogió de hombros mientras tomaba un poco de césped y, con sus dedos, tiraba de él—. Diputada probablemente.
Alcé las cejas, impresionado.
—Pero no creo que llegue a serlo —continuó—. Quiero decir, trabajo en la cocina de los Gold.
—Probablemente por eso te tengan en cuenta, dada nuestra actualidad. El hecho de que trabajas para los Gold tiene más peso que un título cualquiera.
—Un asco de sistema.
—No te lo negaré —bufé.
Copié el comportamiento de Zoe, arrancando el césped del parque en donde nos encontrábamos.
—¿Qué hay de ti? —Cuestionó— ¿Qué quieres ser en el futuro?
—La misma persona que hoy. No quiero que el tiempo me cambie.
—Profundo —sonrió—. Pero, de elegir una profesión, ¿cuál sería?
Me mordí el labio inferior. De pequeño, era el típico niño que quería ser astronauta. Al crecer, no tenía muy en claro qué futuro querría que me deparara, me gustaba más vivir en el presente porque me preocupaba menos.
Y aún sostenía aquella idea.
—No lo sé —respondí.
—Estás en tu último año de colegio, ¿y no sabes qué quieres ser?
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Silver and Gold
Teen FictionMax Silver es nuevo en el instituto. Eso lo hace sentir incómodo hasta que comienza a comprender su entorno; incluyendo a una chica bastante particular: Violet Gold, la rompecorazones suprema de la escuela, llama su atención de cualquier forma. A me...