—No necesitas hacer esto. Es a mí a quien quieres.
Violet no se oía alterada ni aterrada. De hecho, parecía como si hubiera enfrentado este escenario de la realidad mucho antes.
—Por supuesto que es a ti a quien quiero —confirmó su padre, acariciando el rostro de Zoe con el cañón de su arma—. De lo contrario no hubiera hecho todo lo que hice para recuperarte.
La chica morena se encontraba sollozando.
—Entonces no comprendo por qué la retienes contra su voluntad. Y a Max —Violet se cruzó de brazos desde su sitio.
¿Cómo podía estar tan calmada?
—Te olvidaste de una persona —rio Thomas. Señaló al asiento delantero.
Al observar quién se encontraba delante, Violet palideció.
No habíamos caído en la cuenta que Joel estaba al volante. Pero no estaba consciente, sino que tenía la cabeza colgando a un costado con un hilo bastante grande de sangre cayendo por una de sus sienes.
—N-no. No, él no...
—No lo maté, Violet, por Dios. ¿Por quién me tomas? —su padre interrumpió.
—Por un lunático psicópata —escupí sin haberlo previsto.
Thomas depositó su mirada frívola sobre la mía. Era la mirada oscura de un asesino serial, si debía ser honesto.
—Si no fuera porque matar a una persona me traería muchos más conflictos de los que ya tengo, este chico estaría muerto desde el día que te conoció.
—¿Qué es lo que quieres de mí? —Violet siseó entre dientes.
—Simple: que acates mis órdenes sin queja alguna. No es mucho pedir, ¿cierto? Raven siempre fue la obediente en casa.
—Porque la mantenías silenciada —Las palabras brotaban de mi boca sin poder evitarlo—. Hiciste de su vida un infierno personal. ¿Crees que no hubiese preferido quedarse en el orfanato?
Thomas volvió a mirarme, esta vez con sus intenciones asesinas expresadas en sus ojos.
—Realmente tienes que aprender cuándo callar. Un adulto está hablando, y tú debes quedarte en silencio hasta que se te ordene lo contrario.
—No eres mi padre —farfullé con veneno en la voz.
—No, claro que no. Los tuyos están bien muertos.
Sentí cómo la sangre abandonaba mi cara.
—Oh, sí, muchacho —Thomas sonrió, triunfante—. Te he investigado, ¿sabes? Sé muchas cosas de ti. ¿Cómo crees que descubrí donde trabajas? ¿Cómo crees que descubrí lo que te relacionaba con Zoe? Ah, esta chiquilla hizo un trabajo espectacular —tocó uno de los mechones que se le pegaban al rostro y lo apartó, casi simulando ser una figura paternal de verdad. Zoe se estremeció—. Podría seguir los pasos de Ariadne, ¿saben? Bajo presión, sabe interpretar bien un papel a través de una llamada telefónica.
Tragué aire.
Zoe no había llamado para salvarnos. Había llamado para que corriéramos directamente a la trampa.
Si nos hubiéramos quedado en el instituto, aún estaríamos a salvo.
Pero Zoe probablemente no.
—Y hablando de Ariadne... —Thomas retomó el tema, mirando a su hija y pasando el revólver de una mano a la otra, como si se aburriera— Lo que has hecho en televisión nacional ha sido una estupidez. Una enorme estupidez.
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Silver and Gold
Teen FictionMax Silver es nuevo en el instituto. Eso lo hace sentir incómodo hasta que comienza a comprender su entorno; incluyendo a una chica bastante particular: Violet Gold, la rompecorazones suprema de la escuela, llama su atención de cualquier forma. A me...