Las prioridades de Wally Jackson no eran lo que uno consideraría como vitales.
—Lo único que digo —se explicaba él, en la mesa que todos compartíamos en la cafetería—, es que Austin debería permitirnos esto. Es su fiesta de cumpleaños, querrá que todo el mundo la pase mejor que bien.
—No vas a meter marihuana en mi casa —Fiona contradijo, severamente.
—Pero...
—¡No voy a discutirlo contigo! —chilló, interrumpiéndolo.
—¿De eso se trataba el texto? —bufé, mirando a mi amigo directamente a la cara— ¿Esa era la "emergencia"?
Él arqueó una ceja.
—Sí. Eso, y saber qué carajos le regalaremos.
—Dinero —Fiona se encogió de hombros mientras pinchaba su ensalada—. Siempre le sirve para algo. Y no tendrá que pedirme prestado en varias semanas.
—De acuerdo. Problema resuelto —Wally contestó—. Ahora, en cuanto a lo otro...
—Una vez más que saques el tema, y te clavaré este estúpido tenedor de plástico en los ojos —amenazó la chica—. Y, dado que sólo tengo uno, te apuñalaré una vez en cada ojo hasta que los tenga en mis manos.
Abrí los ojos como platos. Wally retrocedió en su asiento.
—Okey... Lo siento. Me conformaré con el alcohol, entonces.
—Eso era lo que quería oír —Fiona se llevó un poco de ensalada a la boca. Después de masticarla, tragó—. Más o menos, creo.
Me reí por lo bajo.
—A todo esto —continuó la chica—, ¿por qué te tardaste tanto en llegar? Generalmente, eres puntual.
—Perdí una zapatilla en Gimnasia —mentí, encogiéndome de hombros.
Wally enarcó ambas cejas, sin creerme ni un segundo.
—No tienes por qué mentirnos —musitó—. ¿Quién fue?
—¿Quién fue, qué? —repuse.
—Vamos. Ya sabes.
Sacudí la cabeza, encogiéndome de hombros; sin comprenderlo.
Wally puso los ojos en blanco.
—Joder, que eres exasperante —farfulló—. La chica con la que te echaste un polvo en los vestuarios, Silver.
Parpadeé de sorpresa.
—Eres repugnante —comentó Fiona—. ¡Estoy comiendo!
—Como si tú todavía fueras virgen, Fiona —Wally rodó los ojos.
—¡No significa que debas decirlo tan gráficamente, mientras almuerzo!
—Lo que sea —replicó Wally, centrando su atención nuevamente en mí—. El nombre, Max. Anda.
No les había dicho nada sobre el encuentro con Violet en los vestidores del gimnasio, ni el episodio que había sufrido Raven con sus abusadoras. Ni la parte de la vida que Violet me había confiado allí, estando solos con su hermana menor: que la protegía ante todo, aunque diera la impresión de lo contrario.
—Nadie que conozcas —decidí contestar.
—Ah, porque tú conociste a muchas personas dentro de un mes, ¿verdad?

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Silver and Gold
Teen FictionMax Silver es nuevo en el instituto. Eso lo hace sentir incómodo hasta que comienza a comprender su entorno; incluyendo a una chica bastante particular: Violet Gold, la rompecorazones suprema de la escuela, llama su atención de cualquier forma. A me...