Violet salió de su cuarto antes que yo. Explícitamente me había pedido que me quedara en él durante cinco minutos exactos, y lo dijo con demasiado énfasis para que no notara qué era lo que quería decirme.

   Así que lo hice. Me quedé esperando, aunque dejé la puerta medio entreabierta para poder captar cualquier sonido procedente del despacho de Thomas Gold.

   Y, como pretendía, escuché su voz.

—No has traído a tu amiguito —el hombre confirmó.

—Será mejor que no señales lo obvio mientras esté aquí, accediendo a tu petición —el tono seco de Violet no me sorprendía.

—Tú no "accedes a mi petición", tú obedeces una orden directa de tu padre —corrigió—. Creo que aún no has comprendido del todo eso.

—Y tú no has comprendido del todo muchas otras cosas.

—¿Te importaría explicármelas, entonces? Entremos.

   Oí cómo los pasos se desvanecían en el pasillo. Y entonces, una puerta se cerró.

   Allí fue cuando salí, en dirección a la oficina del señor Gold.

   Aunque había dado mi palabra de no acompañarla, tenía planeado esperarla allí; como ella había sugerido. Me deslicé hasta sentarme en el suelo, con la espalda contra la pared.

   No escuchaba nada que fuera sospechoso dentro, no había gritos ni golpes. Parecía como si en realidad no estuvieran allí.

   Algo zumbó en el bolsillo de mi pantalón. Confundido, tomé el móvil y puse los ojos como platos cuando observé un texto de Fiona.

   Vaya. Ahora eres famoso en todo el país, ¿qué se siente?

   Extrañado, empecé a teclear una respuesta concreta.

   Invasivo. Creí que no me hablabas.

   Ella respondió al segundo:

   No, son Wally y Jane quienes no te hablan. Yo... Concuerdo con ellos, pero no estoy tan enfadada como ellos lo están.

   Quizá si me dejaran explicarme, podría arreglarlo.

   ¿Explicar qué? Ya has oído a Jane antes. No cambiarán de pensamiento sobre Violet, les ha hecho cosas horribles. Cosas que no se perdonan.

   Suspiré de agotamiento. No podía aclararles nada sin decirles la verdad sobre ella, y eso sería traicionar su confianza. No iba a hacer eso.

   Fiona envió otro mensaje.

   Mira, si realmente te importan, harás lo que te han pedido que hagas. Tomarás la opción correcta.

   Sin presión, ¿eh?

   No deberías sentirte presionado si sabes exactamente cuáles son tus prioridades en cuanto a la amistad. Tener amigos y confiar en ellos no significa que debas hacer cualquier cosa para retenerlos, no se trata de eso la amistad; sino de tener a alguien con quien contar cuando te sientas solo. Es allí cuando estarán para ti, y viceversa. Por eso es que se sienten frustrados y decepcionados contigo.

   Tragué saliva.

   A lo largo del tiempo había aprendido que Fiona era muy sentimentalista, y a veces callaba lo que quería expresar por temor o vergüenza. Pero desde entonces, y desde que habíamos pasado tiempo todos juntos, había comenzado a abrirse ante el público.

Silver and GoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora