Capítulo 1:

25K 1.5K 1.1K
                                    



[Jungkook]

No puedo asegurar que hacía más ruido, si el retumbar de mis pisadas por los desiertos pasillos de la escuela, o el movimiento de la hoja del examen suspenso que colgaba de mi mano. Podría haber arrugado este último, haberlo pateado y tirado a cualquier parte, pero por alguna razón no lo hice, sino que esperé a llegar a la puerta trasera del colegio, abrirme paso entre los múltiples cubos de basura, y una vez estuve en la calle, sentado sobre la acera, saqué un mechero de mi bolsillo del pantalón del uniforme y prendí fuego a una esquina del folio.

- Te vas a quemar si no lo sueltas.

Tiré la hoja, o lo poco que quedaba de ella, al suelo inmediatamente, dando un respingo por la sorpresa de escuchar una voz desconocida y poniéndome en pie al segundo, topándome con un elegante chico de platina cabellera. Elegante. Exactamente esa era la perfecta palabra para describirle. La palabra que probablemente rondaba la cabeza de todos los alumnos cada vez que le veían.

No había nadie en el colegio que ignorara la existencia de Park Jimin.

- ¿Qué quieres? -pregunté de forma brusca. No estaba enfadado, al menos no con él. Ni siquiera le conocía. De cualquier manera, no me gustaba que me pillaran por sorpresa, que me asustaran, y eso era exactamente lo que él acababa de hacer.

Él tampoco me respondió de inmediato. Miró la hoja del examen en el suelo, ahora sin llamas, pero apenas quedaban cinco centímetros de folio intacto, pues todo lo demás eran cenizas. Volvió a mirarme a mí y se encogió de hombros con naturalidad.

- Nada, disculpa. -respondió.

Luego hizo una pequeña reverencia y se marchó, entrando por donde yo acababa de salir, por la puerta trasera del colegio, esa que conectaba con el cuarto de basuras y estaba repleta de cubos llenos de esta. Definitivamente no era el lugar que más encajaba con su imagen.

¿Qué quién era Park Jimin?

Pues un chico que apenas venía a clase y a pesar de ello tenía la mayor fama de toda la escuela. Con apariencia de príncipe iba rompiendo cuellos a su paso. No de forma literal, claro, pues a pesar de su comportamiento distante siempre era excesivamente educado. Lo que ocurría era que no existía persona en el mundo que pudiera evitar girarse cuando Jimin pasaba por su lado.

Y entre todas esas personas obviamente también entraba yo. El papel restante del examen que había vuelto a coger y quemar, carecieron de importancia una vez giré el rostro para apreciar la figura de Jimin de espaldas.

Ascendía las escaleras con agilidad, desde el primer escalón hasta el último, siempre con la espalda recta y la cabeza bien alta. Desde abajo, podía apreciar lo bien que se le ajustaba el uniforme del colegio a su definido cuerpo. Realmente parecía un príncipe.

Y me sonrió como tal segundos antes de que el fuego que avanzó por el papel hasta quedar a milímetros de mis dedos, me obligara a apartar la vista y poner mi atención en la leve quemadura que sufrió mi pulgar e índice, dedos con los que sujetaba el papel.

Cuando volví a levantar la vista para mirarle, ya no estaba. No me sorprendió. Me limité a ponerme en pie, sacudir mis pantalones del uniforme y dirigirme a cualquier lugar alejado de la escuela, es decir, repetir la rutina que había adaptado desde que comenzó la semana. Sí, mi rutina de clase de estos últimos días consistía en no ir a clase; irónico. Pero más que nada era para no perder tiempo de forma innecesaria, no por vaguería.

Esta semana en la mayoría de clases se dedicaban a entregar las notas de los exámenes finales y corregirlos en alto. Yo tan solo aparecía para recogerlo. Una vez tenía el suspenso en mis manos, porque sí, todo eran suspensos, aprovechaba cualquier hora libre o recreo para salir del recinto, quemar el papel y marcharme a dar un paseo.

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora