Capítulo 46:

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[Jin]

Salí por quinta vez del probador, volteando dramáticamente y lanzándole un beso al humano rubio que me esperaba fuera, igual de ansioso y excitado que todas las veces anteriores. En serio. Podría haber salido con una simple bolsa de basura y Namjoon estaría encantado. Claro que yo nunca pagaría por una bolsa de basura, pero era agradable ver como alguien alguien se embobaba con mi imagen.

- Creo que podría acostumbrarme a esto –declaré dentro del probador, con las cortinas echadas y mis manos preparadas para el siguiente conjunto.

- ¿A comprar? –Namjoon esperaba al otro lado, paciente por las prendas que no me terminaran de gustar para llevárselas. Así llevábamos haciendo toda la mañana. Nunca había tenido un esclavo humano, y lo estaba disfrutando hasta el fondo.

- A que me acompañes –no me reprimí. No tenía intención de hacerlo, pues aunque me soliera sacar de los nervios, había dado con algo en lo que me gustaba. – Realmente eres como un perrito.

- Repites constantemente eso, pero cuando te pido carne, bien que me la nieg-

Interrumpí sus palabras saliendo de nuevo con un peto ajustadísimo, de cuero rosa, sobre una fina camiseta de manga larga. Estaba precioso, y la cara de Namjoon compensó el que no hubiera nadie más en los probadores para poder admirarme.

- ¿Y bien? –comencé a desfilar frente a él, guiñándole un ojo y lanzándole un beso de vez en cuando. Namjoon estaba petrificado, y eso tan solo me incitaba a seguir y seguir jugando. – ¿Te gusta?

- Se te marca todo –asentía a la vez que hablaba. – Es impresionante.

Reí y volví a entrar al probador, empezando a desabrocharme a parte de arriba del peto. La camiseta fue después, y cuando quedaba aún un brazo envuelto en tela y mi cabeza a punto de salir como la de un bebé, me paralicé al escuchar una voz.

Venía del otro lado de las cortinas, y definitivamente la conocía.

No hice ni un sonido, tan solo me asomé por una rendija, ignorando a Namjoon de fondo jugando con su móvil y echando un vistazo a la persona que acababa de entrar. Un chico bajito y fuerte. Con tatuajes. Y por lo que ya sabía, un montón de clases sobre como cortar cabezas a sus espaldas.

Era su voz, era su cara. Era él, uno de los cazadores con los que nos habíamos topado a lo largo de los años. La razón de nuestra última mudanza, la razón por la que Jihoon casi nos dijo adiós sin billete de vuelta. No sabía su nombre, pero sabía que esa persona era un cazador, y con eso me era suficiente.

- ¿Ya estás listo, prin-

No lo pensé dos veces antes de que mi mano atravesara las cortinas y atrajera al rubio al interior de los probadores, colocándole de espaldas a la pared y cubriendo su boca con una de mis manos para que no soltara otra palabra por esa bocaza. Namjoon volvía a pasar de ser una bendición, a un problema en cero coma un segundos.

- Cállate.

Alzó una ceja, pero no se intentó zafar de mi agarre, tan solo noté como sonrió contra y mano y se quedó ahí, apoyado contra la pared, mirándome divertido y confiando. No era ni medio consciente de lo que sucedía y ya estaba tomándoselo a broma. Me desesperaba.

- La persona de fuera no puede verme –expliqué casi en un susurro, inclinándome sobre su oreja. Él asentía, pero no me daba ningún tipo de seguridad. – Namjoon, hablo en serio. Si me ve, me mata.

- ¿Te has acostado con él?

- ¿Qué? ¡No! –inmediatamente cubrí mi boca, al percartarme de que acababa de gritar. – Caza vampiros. Eso es lo que es. –apretaba con fuerza mi mandíbula, frustrándome por momentos. Si me veía la cara, me reconocería. – ¡Deja de pensar en tonterías!

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora