Capítulo 35:

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[Jin]

Al parecer, a medio camino, al rubio se le ocurrió la gran idea de parar a tomar algo. A desayunar. ¡Y yo sin haber pegado bocado en casi cuatro días! Casi no podía creerme sus modales, pero a pesar de todo, detuve nuestro trayecto sobre la ciudad que nos encontrábamos sobrevolando.

Y por eso ahora tenía a Namjoon frente a mi cara, comiendo un sándwich de tres pisos con bacon chorreante en su interior. Era asqueroso solo el olerlo, por ello intentaba distraerme con el leve aroma a sangre que aún mantenían las heridas del rubio. Eso sí que resultaba delicioso.

- ¿Tú no comes? –preguntó tras casi diez minutos de haber hecho el pedido. Alcé una ceja mirándole incrédulo. Realmente no sé cómo podía haber salvado a este humano idiota, no lo entendía.

- Yo soy un vampiro, Namjoon –aparté de mi vista el trozo de sándwich que me estaba ofreciendo, intentando tocarlo lo menos posible, y suspiré. Él se encogió de hombros y terminó lo que quedaba en su plato con un solo bocado. – Sigo sin entender por qué no estás asustado.

- No puedo pensar en nada más aparte de que vamos a tu casa –sonrió ampliamente con la boca llena, masticando la comida a la par.

- Y por eso has decido parar a comer... –saqué la cartera, buscando lo más rápido posible el dinero para poder pagar y marcharnos cuanto antes. Namjoon suponía un peligro, y lo mejor por ahora, era llevarlo a casa. – ... entiendo.

- Necesito coger energías, princesa –respondió tras terminarse su zumo de un trago y limpiarse con la manga de su camiseta. Como era de esperar, mi reacción fue de desagrado, a la cual él tan solo se rio. Estaba empezando a sacarme de quicio. – Ah –se puso en pie, colocando correctamente la silla junto a la mesa y poniéndose la chaqueta de punto gris que yo le había prestado. Era lo único que me había agradado en toda la mañana, lo bien que se veía con la ropa que le había elegido. Estaba deliciosamente atractivo. – y gracias por pagar –me dio un toque en la nariz y salió por la puerta del local, haciendo resonar las pequeñas campanitas que había sobre esta.

Suspiré por tercera vez consecutiva desde que habíamos entrado, y salí tras él, dejando las vueltas en la barra. Solo podía pensar en llegar a casa y tomar una decisión acerca del humano que comenzaba a convertirse en un problema, tanto para mi estómago como mi seguridad.

Y mi paciencia. Sobre todo mi paciencia.

Cogimos un taxi para llegar cuanto antes a casa, porque no me apetecía tener que lidiar con Namjoon a mi espalda, por mucho tiempo que nos hubiéramos ahorrado. El caso es que al rubio no se le ocurrió otra mejor forma de hacer su aparición, que proclamando su "supuesta victoria conmigo". Tuve que poner todos mis esfuerzos en no matarle ahí mismo.

- ¡Oh, vosotros estuvisteis en la cena de ayer! –tendió la mano a casi todos los presentes del salón, los cuales me miraban y se miraban anonadados. Era totalmente comprensible. – Siento no recordar vuestros nombres. A penas recuerdo un diez por ciento de lo que sucedió anoche. – se deshizo de la chaqueta y la dejó sobre una de las sillas que había por en medio, como si fuera su maldita casa. – Creo que debí beber demasiado.

- Namjoon –le llamé. Todo el mundo se giró hacia a mí.

- ¿Sí? –sonrió, alzando una ceja con mirada insinuante. Realmente lo conseguía. Parecía que no, pero terminaba superándose para ponerme aún más de los nervios. – ¿Subimos al cuarto? Te recuerdo que tienes que comerme, y tengo algo que probablemente te saci-

- ¡AL CUARTO! –le interrumpí lleno de ira. Pude escuchar alguna risa de fondo, por lo que fulminé al grupito a mi espalda con la mirada, y luego señalé las escaleras, mirando del nuevo al humano. – Ahora.

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora