eXtras

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[Jin]

No me sorprendieron en absoluto las nuevas noticias. Desde el primer momento en el que se formaron los grupos, sabía de sobra que ese coche terminaría mal, y efectivamente no había fallado. Por eso ahora nos desviábamos hacia la tienda de material de camping más cercana.

- ¡Yo no pienso compartir la tienda con nadie! –exclamó Yongsun indignada. Seguidamente se abrazó a Moonbyul por la espalda, y con una sonrisa añadió algo en voz baja que todos escuchamos. – Puedo hacer una excepción contigo, ya lo sabes.

- Lo echaremos a suer-

- ¡Yo no pienso compartir a Jin con nadie! –exclamó Namjoon sin venir a cuento, interrumpiendo mi explicación. Le fulminé con la mirada y agachó la cabeza sumisamente. – Lo siento.

- Deme las seis últimas –pedí al dependiente, que nos miraba como si fuéramos un espectáculo. Cuando se giró para poner en marcha nuestro pedido, yo también me volví hacia mi grupo. – Como decía –comencé para llamar la atención de estos, y aun así tuve que dar una suave patada a Wheein en el trasero para que dejara de mirar unas bicicletas como si fueran lo mejor del mundo y me hiciera caso. – Como iba diciendo...

- Jin y yo compartiremos una y las demás las echáis a suertes –dijo Namjoon, y seguidamente me miró buscando mi aprobación. Negué, suspiré, y cuando fui a volver a hablar, otra voz me interrumpió.

- Wheein y yo compartirem-

- ¡Yo me la he pedido la primera de tod-

- ¡CALLAROS TODOS! –exclamé fuera de sí. Seguidamente sentí unos toques en mi hombro, y cuando me giré me encontré al dependiente con la mano extendida. Inspiré hondo, intentando mantener la calma, y con más tranquilidad le tendí la tarjeta. – Añada todo lo que hemos dejado junto al mostrador –el hombre asintió y se marchó como si nada hubiera pasado, aunque por las prisas, seguro que iba directo a contarle la escena a su compañero. Poco me importaba, ahora estaba más centrado en poder terminar mi maldita explicación antes de arrancarles la cabeza a alguno de los descerebrados que me miraban asustados. – Echaremos todo a suertes y punto. Y lo que es seguro, es que al menos una será para Jiho y Yoongi.

- ¡Oye! ¡¿Y eso por qué?! –exclamó Yongsun indignada, apoyada con un movimiento de cabeza de Namjoon, quien parecía estar de acuerdo con que era una injusticia. – ¡Yoongi es muy pequeñito, les va a sobrar espacio!

- ¡Mírame Jin, tú sabes que soy enorme! –añadio Namjoon.

- Es su luna de miel, idiotas. Bastante con que les estamos acompañando.

- ¡Nos casamos también entonces, asunto arreglado! –Namjoon fue a ponerme un brazo alrededor del cuello, pero después de ver mi cara, se lo pensó dos veces y terminó guardando su mano en el bolsillo del pantalón. Aunque de ninguna forma lo reconocería, eso fue bastante adorable.

Poco después apareció el mismo señor con mi tarjeta. La guardé y agarré a Namjoon del brazo, llevándomelo afuera mientras ordenaba a las restantes que cargaran las cosas hasta el coche cuando se las entregaran. Nadie puso objección, porque ya nos habíamos acostumbrado a que Namjoon como vampiro, seguía siendo tan inútil que como humano.

- Tengo más fuerza que todas ellas juntas –respondió indignado, dando una patada a una piedra de camino al coche. Esta rebotó contra una farola y fue directa a una ventana del almacén de la tienda. Le miré alzando una ceja y agachó la cabeza. – Perdón.

- El otro día rompiste el cepillo mientras te lavabas los dientes –alegué, divirtiéndome solo con pensarlo. Cierto era que me sacaba de quicio la nueva fuerza de Namjoon al ser vampiro, pero era adorable la forma en la que se avergonzaba cuando creaba un estropicio. O cuando se lo recordábamos, como en este momento. – Y es la octava puerta que cambiamos en nuestro dormitorio.

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora