Capítulo 10:

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[Jimin]

La puerta no tardó en abrirse, y tal como esperaba, por ella entró Taehyung con una enorme sonrisa cruzando su cara. Dadas las altas horas que eran, o acababa de calmar su sed con algún humano de un pueblo cercano, o había ido a visitar a aquel chico.

Por la cara que puso al verme sentado sobre su cama, supe que no había sido la primera opción.

Reaccionó al momento, girándose rápidamente hacia la puerta para salir pitando por ella, pero obviamente yo ya lo había previsto, y antes de que pudiera sacar un solo dedo de la habitación, cerré y eché el pestillo, agarrándole seguidamente del cuello y llevándole de esa forma hasta la pared contraria, lugar donde le acorralé sin remordimiento.

- ¡No me lo he comido, te juro que no le he puesto un dedo encima! –intentó liberarse, pataleando débilmente, cosa que me incitó a cerrar más la mano alrededor de su garganta, sintiendo su pulso cesar. – Ji-Jimin, te lo prometo... – sus manos dejaron de alzarse, deslizándose por mis hombros hasta caer completamente inertes a ambos lados de su cuerpo. Ahora tan solo me miraba con desesperación. – M-me... me haces d-daño...

Suspiré y le solté de inmediato, escuchando como caía al suelo sin un ápice de fuerzas. Yo me quedé de pie, observándole desde arriba con expresión de enfado. Bien, quizás me había pasado un poco, pero no estaba de humor para tragarme mi orgullo y pedir disculpas. Él me miró desde abajo con rencor, acariciándose cuidadosamente la garganta.

- Eres un bruto. Estás loco.

- Fuiste a verle. Te dije que no te metieras con mis círculos, con la gente de mi entorno – me alejé unos pasos, dándole la espalda y pasándome la mano por el pelo intentando calmarme. Cuanto más lo pensaba, más agobio me entraba. – Simplemente no te acerques a ellos.

- ¡Pero que no he hecho nada! –exclamó poniéndose en pie, aun sobándose la nuca. Tenía unas marcas moradas de mis dedos que poco a poco iba desapareciendo de su piel. En un par de minutos estaría como nuevo. – Ni siquiera me ha visto, estuve en el tejado todo el tiempo.

- Jodido acosador –murmuré con asco. Taehyung se encogió de hombros, quitándole importancia tanto a mis palabras como a sus actos, y se tiró sobre su cama, colocando despreocupadamente los brazos bajo su cabeza y sonriendo mientras miraba al techo. – Pareces un maniaco.

- No soy ningún maniaco, simplemente es que huele genial. Y está constantemente a alerta. Es un humano muy divertido, me gustaría jugar con él.

- No vas a jugar con nad-

- ¡Que sí, pesado! –rodó los ojos y suspiró, molesto con que le recordara cada cosa mil veces. Igual, ni siquiera yo sabía porque lo hacía, pues Taehyung siempre terminaba guiándose por sus instintos y haciendo caso omiso a los demás. La mayoría de mudanzas habían sido por su culpa. – He dicho que me gustaría, no que lo vaya a hacer.

- Acabas de venir de espiarle.

- Pero espiarle y jugar son cosas diferentes, prometo no tocarle, en serio. –me mordí el interior de mi mejilla, debatiéndome entre creerle o no hacerlo, pero por desgracia no tenía más opción que poner mi confianza en él. Suspiré y terminé asintiendo. Él sonrió y se sentó de un salto en la cama, rebotando varias veces en esta y mirándome alegremente. – ¿No te habrás enamorado del humano?

- Se llama Hoseok –declaré con indiferencia, recordando todas esas veces que decían su nombre y apellido en clase. Sí, daba la casualidad que aquel chico que estaba detrás Jungkook todo el día, iba a mi clase. – y tranquilo, puedes quedártelo entero para ti –inmediatamente me miró con los ojos abiertos de par en par y una ilusionada sonrisa, la cual no tardé ni medio segundo en romper. – No me refería a eso. Sigues sin poder tocarle un pelo.

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora