[Jimin]
Había sido demasiado peligroso, demasiado arriesgado. Ni siquiera una vez el autobús se alejó lo suficiente y dejé de sentirlos, mis nervios se acallaron. O mejor dicho, una vez dejé de sentirle a él.
Jungkook, así que ese era su nombre.
Desde que lo había escuchado esa mañana, no paraba de rondarme por la cabeza. Primero, porque aquel chico me había gustado, se había convertido en una persona a la que me agradaba observar, estar pendiente de sus reacciones y memorizarlas. Simplemente era eso, me gustaba. Hacía mucho tiempo que un humano no me atraía de esa forma, hacía tanto que casi podía olvidar a los anteriores, y aun así, sabía que ninguno podía compararse a este.
También cabía la posibilidad de que fuera un capricho, de que toda mi admiración estuviera abarrotada de primeras impresiones y una vez le conociera, terminara cansado de él al segundo día. Sí, cabía esa posibilidad, pero no podría comprobarla jamás.
¿Y gracias a quién? Pues gracias al amable destino que nunca había dejado de patearme el culo cada vez que encontraba ocasión.
Sabía que Jungkook tenía un aroma delicioso, eso lo comprobé el primer día y no tenía intención de negarlo, pero la verdad era que no me había planteado lo peligroso que sería estar cerca suya, nunca me había llegado a tentar hasta colocarme al filo de la cuchilla como esta mañana cuando cayó del autobús al bajar y se partió el labio.
Ese olor estuvo rondando mis fosas nasales todo el día. Todo el santo día le tenía embriagándome con él, y eso que ni siquiera pertenecíamos al mismo piso de la escuela, pero le sentía como si estuviera abierto en canal frente a mí en ese mismo instante. Hubo un momento en el que nos cruzamos por el pasillo y tuve que alejarme un par de minutos del colegio para poder despejarme la mente.
Sí, quizás esa caída no había sido tan divertida como pareció en un principio.
Pero lo peor había venido a la vuelta, cuando se sentó con ese molesto chico que no dejaba de sonreír y que le pagó la entrada al autobús. Pensé que Jungkook haría con él lo mismo que conmigo, pero cuál fue mi sorpresa al ver como se sentaban juntos y comenzaban a hablar. Incluso me mencionaron, colaron mi nombre en algún momento después de que Jungkook mordiera nerviosamente su labio y reabriera esa herida de por la mañana. Sí, después de eso mi mente volvió a embotonarse.
Todo mi cuerpo se tensó mientras intentaba buscar algún tipo de sangre que tuviera comparación con aquella que llegaba hasta mis fosas nasales. No la había. La de Jungkook era perfecta, parecía que fluía por sus venas con el destino de terminar en mis manos, o mejor dicho, en mi boca.
Por desgracia eso no iba a pasar.
Agarré uno de los batidos que me quedaban y abandoné rápidamente el autobús, atacando de inmediato el pequeño brick de cartón que contenía el único líquido, la única sustancia que conseguía doblegarme, la sangre.
Una vez en casa, terminé con las reservas de una semana en menos de cinco minutos, y ni aun así me sentía complacido. Incluso Taehyung se sorprendió al verme de esa forma. No dijo nada, y para mi alivio, él y Yoongi se ofrecieron a acompañarme a coger más suministros para mi día a día.
No fue hasta que Taehyung desapareció en el camino de vuelta, retándose a sí mismo a alcanzar unos pájaros. O ganarles en una carrera. O lo que narices estuviera haciendo, pues el caso era que no estaba delante cuando Yoongi habló.
- Es lo más delicioso que has olido en tu vida, ¿verdad?
- ¿Eh? –pregunté sin llegar a comprenderle, pero trayendo la imagen del pelinegro a mi mente en ese mismo instante. Yoongi esbozó una sonrisa, pero no me miró.
- El humano por el que estás así. Seguro que su sangre te vuelve loco.
Me quedé helado, casi sin creerme lo rápido que había entendido la situación. O lo obvio que yo había sido. De cualquier forma, no pude más que asentir a las palabras de Yoongi, quien volvió a sonreír, aunque no precisamente con alegría.
- ¿Sabes porque lo sé? –le miré y negué, curioso por su respuesta. Él levantó la vista, correspondiendo la mía por primera vez en toda la conversación. Aún tenía las comisuras ligeramente elevadas, aunque de nuevo, podía afirmar que no estaba contento.
- ¿Te ha sucedido lo mismo con alguien? –negó al tiempo que bufaba unas risas. – ¿Entonces?
- Yo fui ese humano para Jiho.
Y entonces lo comprendí. Tragué saliva y permanecí en silencio, dejando que la amarga risa del de excesiva palidez en la piel llenara el ambiente.
Estaba decidido. Me alejaría de Jungkook, lo haría ahora que podía. Lo haría antes de terminar como Jiho, antes de terminar quitándole aquello que yo tanto anhelaba. Antes de quitarle su humanidad.
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Milk Fangs
Fanfiction† ¿No es suficiente que me refleje en tus ojos? ¿También necesitas un espejo? †