Capítulo 31:

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[Jin]

Sujeté su cabeza con mi índice, impidiendo que se cayera hacia un lado, y mordí mi labio inferior con nerviosismo, intentando decidir qué hacer.

Olía bien. No, bien no. Olía genial. Podría usar su aroma de perfume toda mi vida si con ello no me entraran ganas de comerme a mí mismo. En cualquier otra ocasión ya estaría hincándole el diente y dejándole más seco que las plantas que Taehyung tenía en su cuarto y prometió cuidar como si fueran sus propias hijas. ¡Pero no podía! En esta situación, mientras le miraba cabecear, inconsciente por la droga que le habíamos echado en el acohol, tan solo me daba más y más pena.

- Maldito rubio de las narices... – rodé los ojos y terminé inclinándome para cargarlo sobre mi hombro y pode salir del baño con él. Aún no estaba completamente convencido de lo que iba a hacer, pero tenía por seguro que más tarde lo lamentaría. – Esta me la voy a cobrar, tenlo por seguro.

Suspiré y abrí la puerta con una pequeña patada. Podía escuchar su respiración, podía notar como la sangre fluía deliciosamente por sus venas, a la espera de ser servida en una de mis mejores copas de cristal. Podía hasta visualizarme haciéndolo, pero a la vez no podía. Simplemente me era imposible terminar con él esa noche, y me odiaba a mí mismo por lo que estaba a punto de hacer.

Entré en el salón con el cuerpo de Namjoon a mi espalda y lo tiré sobre uno de los sofás. Todo el mundo no tardó en aparecer por la puerta, con una sonrisa ansiosa y sus colmillos tan visibles que podían saltarme un ojo con solo mirarlos.

- Empezasteis sin mí –declaré serio, limpiando con mi pulgar la mordedura del cuello y poniéndome en pie al tiempo que limpiaba mi dedo con la lengua. Un escalofrío me recorrió de arriba abajo. Estaba realmente delicioso, lo mejor que había probado nunca. – No vamos a jugar esta noche.

- ¿Eso quiere decir que pasamos directamente a la acción? –preguntó Yukwon, avanzando un par de pasos mientras se comenzaba a desabrochar los botones.

- Podríamos jugar un rato más si Jihoon no le hubiera hecho beberse toda la maldita botella. –Moonbyul se soltó el pelo, que lo tenía recogido en una coleta alta, y lanzó la goma a alguna parte del salón. – Mírale. No podría mover un dedo aunque quisiera.

- Está más drogado que Wheein cuando probó aquella cosa en la fiest-

- ¡En ningún sitio! –la mencionada cubrió la boca de su amiga pelirroja y señaló a Namjoon. – De cualquier forma, podemos empezar ya. Empiezo a aburrirme.

- ¡ME PIDO PRIMERA!

- ¡Segundo! –Yukwon empezó a dar saltitos, acercándose a Namjoon, y tuve que meterme en medio para frenarle, colocándole una mano en la frente. – ¡Auch!

- ¡Eso no vale, tú ya le has probado, me toca a mí antes!

Rodé los ojos, esperando pacientemente a que terminaran su pelea con los puestos. Una pelea completamente inútil, ya que ninguno de sus perfectamente afilados colmillos iba a rasgar un centímetro más de mi humano.

- Ninguna va a probarle –seguidamente miré a Jihoon y Yukwon, quienes ya sonreían esperanzados. – y ninguno tampoco. Nadie va a tocar ese cuerpo de ahí o se las tendrá que ver conmigo. – Todo el mundo empezó a mirarse confundido pero sin atreverse a contradecirme. Era mejor de esa forma, porque no estaba precisamente de humor. Probablemente yo era el que más se estaba conteniendo de todos los presentes. – ¿Ha quedado claro?

El silencio permaneció un par de segundos. Seguían mirándose, encogiéndose de hombros y negando, haciendo más que evidente su desconcierto. Lo peor de todo es que no existía una respuesta para darles. Ni yo sabía por qué estaba haciendo esto, porque prolongaba la vida de ese humano. Era absurdo.

- Pe-pero Jin... – Yongsun se me acerco lentamente, dejando claras sus intenciones. Era adorable, pero eso no funcionaría conmigo. Gracias a Taehyung, me había vuelto inmune a ese capacidad de convicción. –Es el único humano que tenemos...

- Pues no habrá fiesta este año. He dicho que se cancela y punto. –empujé bruscamente las piernas de Namjoon para hacerme un hueco en el sofá y saqué mi móvil, fingiendo distraerme con él. – Quien quiera puede marcharse, porque en todo el fin de semana nadie va a tocarle.

Varios abrieron la boca, pero terminaron cerrándola antes de soltar una mínima palabra. Decidieron bien, porque yo no iba a cambiar de opinión sucediera lo que sucediera. Miré a Namjoon y suspiré. Estaba con la boca abierta, medio cuerpo colgando del sofá y un brazo sobre su cara. Definitivamente no era la imagen más sexy del mundo, aunque el que no llevara camisa le subía varios puntos.

- Mandaré un mensaje a Taehyung avisándole de que volvéis –murmuré cuando les vi entrando en el salón con las maletas. Yukwon ni me miraba, probablemente completamente enfadado con mis decisiones. Tendría que buscar una buena compensación para que no me guardaran rencor. – Le diré a Jimin que os lleve cantidad suficiente para antes de que lleguéis. Podéis tomar cuanto queráis. –algunas caras se alegraron, más Hwasa y Yukwon seguían bastante decaídos. – ¡Solo vosotros, Taehyung sigue castigado!

- ¿Eso quiere decir que tú no vienes? –Miré a Yongsun y asentí. – ¿Te vas a quedar con él a solas todo el fin de semana? –volví a asentir, y entonces las caras de la mayoría cambiaron a desconfianza. Ah. Panda de malpensados.

- No voy a pegarme el banquete yo solo, tranquilos. La norma de no comérmelo también pienso aplicármela a mí.

- Como tú digas –Yukwon pasó de largo y abrió la puerta. – Vámonos. Puedes quedarte el helicóptero. Iremos andando.

- Después de todo hay tiempo de sobra teniendo en cuenta que no vamos a hacer nada en todo el fin de semana... – Hwasa y Wheein fueron las siguientes en salir, y tras ellas todos los demás, dejándome a solas con el cuerpo inconsciente de Namjoon.

Le miré fijamente un par de segundos y esta vez acerqué mi mano a la mordedura de su costado, aún cubierta de sangre, la mayor parte seca. Incapaz de resistirme, me coloqué ligeramente sobre él y comencé a lamer, casi perdiéndome en ese simple acto que me llenaba la boca del más delicioso de los sabores.

- Mmmhg... – me detuve inmediatamente al notar como se revolvió bajo mi lengua. De mala gana, pasé mi índice para terminar de limpiarla, lo llevé a mi boca y me puse en pie. Sería mejor detenerme ahí si quería cumplir mi palabra. 

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora