Capítulo 27:

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[Namjoon]

Subí aún más el volumen de mis cascos, al máximo, hasta un nivel en el cual no pudiera escuchar nada aparte de la música que saliera de ellos, pero la llamada del hombre que estaba sentado a mi lado parecía pasar por alto las leyes del sonido, por algún motivo, aún con el volumen a tope, conseguía escuchar cada detalle de la mierda sobre finanzas y cena de trabajo que estaba hablando. No me interesaba, pero ese no era el problema, el problema era que comenzaba a molestarme.

- Jill traerá unas cuantas, creo que de su oficina, casi todas recién admitidas en la empresa... ¿ah? Nono, claro... no, no... sí, unos cuantos más, pero no creo que haya problema... –varias carcajadas tan desagradables como sus palabras – Claro, cuenta con ello, siempre en primer lugar... ¡Ah, más te vale compensármelo el lunes, tengo un montón de nuevos contratos!

- Gilipollas –murmuré, aunque dado lo poco que podía escuchar en ese momento, si me visualizaba, tan solo sería consciente de como yo mismo movía los labios. Miré al señor y tras soltar un bufido, me pegué todo lo posible a la ventana. Hasta su colonia apestaba.

- ¡No hablas en serio! –más y más carcajadas. No era una persona violenta, pero deseé que el autobús diera un frenazo en ese momento y el hombre se partiera los dientes. – ¿Cuánto más sería? ¡Mark, le toca a él, ya viste la semana pasada!

Apreté los puños y me incorporé. Me harté.

Primero pensé en coger su móvil y tirarse lo por la ventana. O pisarlo. O romperlo con mi puño directamente, y que de paso aterrizara en medio de toda su cara. Eran buenas ideas, perfectas si no estuviéramos rodeados de los demás pasajeros del autobús, y si fuera legal pegarle una paliza a alguien por resultar molesto. No lo era. Una pena.

- Ey, perdone –me decidí por la opción más civilizada. Pedirlo por favor. No era mi estilo, pero la cárcel tampoco, a decir verdad. – Eh, señor – le llamé de nuevo al ver como no me escuchaba. Bufé y di unas ligeras palmadas en su hombro. En esa ocasión si me miró, dejando su móvil en alto, como dejando en claro que no pensaba pasar hablando más de dos segundos conmigo. Mejor, puesto que yo tampoco. – ¿Podría hacer el jod-

Y me detuve. Menos mal que lo hice, porque mis modales no iban precisamente buen encaminados, y por la expresión del señor, no le hacía ninguna gracia que hubiera interrumpido su maldita llamada.

El caso, es que en lugar de seguir hablando, todos mis sentidos se vieron atraídos por una persona que al otro lado de la ventana del bus, esperando sentado en un banco de madera, de piernas cruzadas y hablando por su móvil de funda rosa. Era él.

- Mierda –me puse en pie de inmediato, saliendo de mi asiento sin esperar si quiera a que el hombre se quitara de en medio. El autobús paró y yo me abrí rápidamente paso entre la gente, pisando varios pies, hasta salir un segundo antes de que las puertas cerraran. Una vez en la acera, fuera del bus, vi al hombre por la ventana. Me hizo un gesto de insulto y mostró su móvil roto. Debí habérselo tirado al salir. – Un placer –respondí aunque no me oyera, bajando gentilmente un poco mi gorra y sonriendo con satisfacción. Después tanto el bus como él se marcharon, y me quedé solo en medio de la ciudad, en medio de un montón de gente desconocida caminando con prisa.

En medio de muchas cosas, pero frente a una que me importaba más que nada. No exactamente importar, me interesaba. Ni siquiera eso. De hecho, cuanto más lo pensaba mientras me acercaba al banco, menos seguridad tenía sobre mí mismo y lo que acababa de hacer.

- Podrías saludarme en vez de quedarte ahí parado –fue lo primero que dijo antes de levantar la vista de su móvil y girarse hacia mí, hacia detrás de su banco, lugar donde yo había ido a parar. – Soy más guapo de frente que de espaldas, si es lo que te preocupa –sonrió y se echó hacia un lado, dando unas palmaditas en el hueco libre. – Al menos de cintura para arriba –me miró y seguidamente al asiento, pidiéndome sin palabras que le acompañara. – Vamos, siéntate. No muerdo.

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora