Capítulo 63:

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[Namjoon]

Me senté sobre una de las maletas, distrayéndome con el móvil mientras esperaba a que Jin terminara de empacar las últimas prendas. Era una tontería, tenía dinero de sobra para comprarlas todas mil veces allí a donde fuéramos, pero el pelirrosa se empeñaba en guardar todo. Tenía hasta calcetines de hacía más de doscientos años.

Mientras, aproveché para arrasar la tarta que Jimin había dejado en la nevera para mí. Sí. Realmente había hecho una para mí. Estaba seguro de que se sentía culpable después de lo sucedido, después de que Taehyung se me echara encima y bebiera por segunda vez de mí, pero sin permiso, para poder ir a ver a Hoseok. A mí me era indiferente, pero cuanto más me victimizaba, más mimos y comida conseguía.

- Espérame, quedan dos más arriba –espetó tras bajar con tres maletas entre sus manos. Si no fuera porque yo sabía del verdadero peso de estas, habría asegurado que estaban vacías. – ¡Ya está, listo! – exclamó satisfecho colocando las últimas dos junto a la entrada. Yo me puse en pie, guardando el móvil y masticando el delicioso trozo que acababa de atrapar. – Te estás poniendo perdido de nata, ash...

- ¿Te he dicho lo bien que te queda esa gorra? –declaré mientras me limpiaba la mejilla con una servilleta. Yo me limitaba a mirarle, o mejor dicho, admirarle. – Y los vaqueros. Y la sudadera.

- Ocho veces con esta.

- Bien –respondí satisfecho. Él rodó los ojos y yo reí. Podía casi asegurar que no solo se había acostumbrado a mis continuos cumplidos, sino que le gustaban. – ¿Entonces Jimin y Jungkook vienen? –negó mientras guardaba el pastel en un tupper y pasaba un trapo por la encimera.

- Se quedan unos días más. Aún tienen que arreglar un par de cosas con los padres de Jungkook.

- ¿Se lo van a decir?

- Claro que no –respondió como si fuera obvio. Para mí no lo era. Si yo no se lo había dicho a mis padres, era porque no era necesario y me daba pereza. – ¿Dónde están las llaves del coche? –eché un vistazo a mi alrededor y señalé con la pierna el pequeño plato de cerámica que había sobre la mesa. – Vámonos. Los demás ya están fuera.

Asenti y le ayudé a cargar con una maleta mientras él se ocupaba de las cuatro restantes. Le miré y sonreí, sintiendo lo afortunado que era de que me permitiera estar a su lado. Jamás había conocido a un ser más maravilloso que él.

- Jin –me metí lo que quedaba de trozo de tarta en la boca, y aceleré el paso para alcanzarle, esperándole a su espalda mientras cerraba la puerta. Seguidamente dejó las llaves bajo el felpudo y echó a andar hacia el garaje, en la parte trasera de la casa. – Jiiiiiiin~

- No voy a convertirte –declaró tajante. Fruncí el ceño y murmuré un par de insultos. – Quiero que te lo pienses más.

- Ya me lo he pensado –hablaba con molestia, pero cuando le miré, todo el enfado desapareció. Y eso que el pelirrosa no estaba haciendo nada en especial, tan solo caminaba y pestañeaba, nada más. – Lo que ocurre es que no quieres renunciar a mi deliciosa sangre.

- ¿Cómo lo has sabido?

- Se lo pediré a Hwasa.

- Atrévete.

Ambos sabíamos que no me iba a atrever. Esperaría a que él lo hiciera, pasara el tiempo que tuviera que pasar. Hasta que Jin me creyera, hasta que se cerciorase de que cuando decía que quería vivir eternamente con él, hablaba en serio.

- Pues si no vas a convertirme, quiero tarta –esbozó una risa y me tendió el tupper con el dulce, el cual guardé bajo el brazo, fingiendo estar enfadado. Él volvió a reír, y antes de que pudiera darme cuenta, dejó un beso en mi mejilla. Irremediablemente, yo también sonreí.

- Espera –me detuvo antes de girar la esquina. Al otro lado estaban los dos coches y todo el mundo esperándonos. Le miré desconcertado hasta que se lanzó a besarme. Sonreí y le seguí el juego, soltando la maleta para agarrarle y pegarle más a mí. El beso comenzó a coger intensidad, y antes de que pudiera darme cuenta, ya tenía sus colmillos hincándose con cuidado en mis labios. Cuando se apartó, relamiéndose, tuve que tomar una bocanada de aire. – Yo voy a echar de menos esto.

- Entonces tenía razón, solo me quieres por mi sangre –declaré en broma, Él asintió y pasó su lengua por mi labio inferior ante de agarrar todas las maletas, la mía incluida, y echó a andar. –Date prisa. Y será mejor que pares el sangrado pronto o Yukwon se te echará encima.

- ¡Oye, no!

Eché a correr tras él, succionando mi labio y temeroso de que esas palabras se hicieran realidad y luego él no me hablara por haberse puesto celoso, como ya había sucedido veces anteriores.

- ¡Jin, espera!

Cuando le alcancé, topándome con todos junto al coche, le sonreí con un movimiento de mano. Todos podían oler mi sangre, pero les era bastante indiferente. Taehyung estaba abrazado a Hoseok, tan esimismado en él que probablemente ni se percató de mi presencia, y los demás estaban distraídos con sus cosas. El único que me miró, como era de esperar, era Yukwon. Y para mi sorpresa, antes de darme cuenta, tenía unos labios sobre los míos, succionando lo que antes hacía yo mismo.

- Mío –declaró Jin antes de apartarse y mirar de reojo a Yukwon. Yo sonreí, orgulloso, le seguí a pocos centímetros, acompañándole a guardar las maletas en el maletero. – Namjoon, si quieres marcharte, sabes que puedes hacerlo cuando quieras. –le tendí la cuarta maleta y ni me molesté en responder, tan solo suspiré. – Deja de hacer eso. Me haces sentir un pesado.

- Eres un pesado.

- Y tú eres idiota –respondió indignado. Sonreí y me giré a darle la última maleta, añadiendo un beso en el último segundo. – No voy a olvidar que me has llamado pes-

- Soy tuyo –le interrumpí con la mayor seriedad que pude expresar. – Date cuenta de una vez.

Él sonrió, pero no se lo creía. Cerramos el maletero al mismo tiempo y yo también sonreí. Porque no me importara que no me creyera ahora. Tenía, literalmente, todo el tiempo del mundo para demostrárselo. Y lo haría. Utilizaría hasta el último segundo para ello.


FIN


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Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora