[Jimin]
Llegó a segunda hora con Taehyung pegado a su culo hasta la entrada del colegio. Literalmente. Las piernas del castaño le rodeaban la cintura y todo su cuerpo se cargaba a la espalda del humano. A pesar de que llamar la atención era lo que menos les convenía a ambos, mi hermano no parecía terminar de entenderlo.
- Es peligroso que Taehyung venga al colegio –declaré acercándome a su mesa. Era consciente de que todo el mundo nos miraba, seguro que sorprendidos por el hecho de que yo estuviera hablando con alguien. Por suerte, solo necesité una mirada para que se alejaran un par de pasos y fingieran volver a sus asuntos. Miré de nuevo a Hoseok, quien se dedicaba a sacar sus libros con indiferencia. – ¿Me has escuchado?
- No es peligroso. Taehyung puede controlarse de la misma forma en la que tú lo haces.
- No puede –refuté con seriedad. No era mi intención sonar brusco, pero era una verdad tan absoluta que me molestaba hasta escuchar lo contrario. – Deja de actuar como si le conocieras más que yo. Más que todos nosotros. – Hoseok alzó la vista desafiante, más seguía sin decir nada, con el libro de economía entre sus manos. – Si existen normas, es por algo.
- Quizás ese algo es que le subestimáis.
- Quizás ese algo son las ocho veces anteriores que tuvimos que mudarnos.
- Doce veces en cientos de años no son tantas –inconscientemente miré a mi alrededor por si alguien lo había escuchado. Era una tontería, nadie relacionaría siquiera esas palabras con su verdadero significado, pero aun así me agobiaba pensar que pudiera perder la poca normalidad que me quedaba en cualquier despiste, por pequeño que fuera. Cuando miré de nuevo a Hoseok, estaba sonriendo, burlándose de mí. Tensé la mandíbula y clavé las uñas en la mesa para mantener a raya mi frustración.
- Doce son las veces en las que Taehyung ha sido el responsable. – me irritaba la firmeza que tenía para defenderle, el como se vendaba los ojos. – Vas a estropearlo todo. Vas a hacer que él lo estropee todo.
- ¡Bueno, basta ya! –dio un golpe con su libro en la mesa, llamando aún más la atención de toda la clase. Incluso había gente en la puerta, asomándose con curiosidad. – Deja de menospreciarle. Hablo en serio.
- No lo enti-
Me callé de inmediato al ver una tercera voz abriéndose paso entre la multitud. Podía notar cada centímetro que se acercaba, escuchar sus ropas rozándose a cada paso, pero sobretodo podía olerle. Carraspeé, recomponiéndome, y me alejé unos centímetros de la mesa de Hoseok antes de que el pelinegro llegara a nosotros.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué está todo el mundo mirándoos? –agaché la cabeza, sin saber muy bien que responder a Jungkook. Lo peor de todo es que me hablaba a mí, no al castaño, sino a mí. A pesar de todo, fue el humano quien tomó la palabra.
- Miran a Jimin porque es guapo, nada nuevo –lo dijo con tanta desenvoltura que hasta yo mismo estuve a punto de creerlo. Rodé los ojos y alcé de nuevo la cabeza, mirando cara a cara a Jungkook por primera vez desde que había entrado. – Por cierto –ahora ambos mirábamos a Hoseok. Parecía mucho más relajado y desenvuelto que segundos antes conmigo. –¿Qué tal todo?
- Bien –la respuesta del menor fue tan fría como su cara en ese momento. De un segundo a otro, parecía completamente molesto.
- Hacía un tiempo que no te veía, y eso que volví hace una semana. –se rió y Jungkook soltó un bufido que no pudo evitar sacarme una pequeña sonrisa. Era adorable verle siendo desagradable conmigo, más jamás habría imaginado ver lo satisfactorio que era verle siéndolo con alguien más. – Cualquier diría que me evitas.
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Milk Fangs
Fanfiction† ¿No es suficiente que me refleje en tus ojos? ¿También necesitas un espejo? †