extrAs

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[Jungkook]

Intenté escapar buceando, pero antes de poder dar siquiera una patada, una mano me agarró del tobillo y tiró de mí hacia atrás, obligándome a terminar acorralado entre una fría roca y él mismo, quien me miraba con una burlona sonrisa. Intenté quejarme, pero por algún motivo, no pude articular palabra. Tan solo me quedé en shock, mirándole fijamente. Él, al cabo de unos segundos, comenzó a impacientarse.

- ¿Jungkook? –preguntó frunciendo el ceño, haciendo visible su preocupación. En realidad Jimin no era tan inexpresivo como había creído hace tiempo, sino todo lo contrario. Podía saber cómo se sentía con solo mirarle a los ojos. – Jungkook, ¿qué pasa?

- Te ves precioso ahora mismo –declaré fascinado.

Era increíble, parecía irreal, así tal cual. Como si acabara de salir de una película o libro. Jamás había visto una belleza como la de Jimin, ni siquiera en otros vampiros, y situaciones como esta cercioraban más mis palabras.

Suspiró, molesto por haberse preocupado si motivo, y se echó el pelo mojado hacia atrás, haciendo que brillara más con el reflejo de los rayos de la luna. Todo el lago oscurecido de fondo parecía estar colocado por él y para él. Incluso las gotas que descendían por sus hombros estaban perfectamente sincronizadas para bajar en el momento justo. Era mágico. Era perfecto y mágico a la vez.

- Cierra la boca –me recriminó metiendo un dedo en esta, la cual tenía de par en par. Pestañeé sorprendido y salí inmediatamente de mi burbuja, hundiéndome brevemente en el agua por la sorpresa. Él rió y yo le fulminé con la mirada. – Ah, ya vuelves a ser el de siempre.

- Te veías súper genial. Hablaba en serio, idiota... –me quejé con molestia. El sentimiento de belleza y perfección que Jimin me transmitía cuando era humano, no había cambiado en absoluto. Y ahora que pasábamos el infinitamente más tiempo juntos, me costaba más callarme mis pensamientos. – Volvamos a la tienda. Jin debe estar preocupándose.

Le esquivé, quitándomelo de en medio, y comencé a nadar hacia la orilla, una de las pocas partes con tierra iluminadas por la luna y no cubiertas por la cantidad de árboles que inundaban el bosque. Por suerte, el instinto de Jimin era bueno y podíamos ver decentemente en la oscuridad, porque sino, jamás conseguiríamos volver al camping.

Y eso último fue lo que sentí cuando me giré y no le vi por ninguna parte, como si hubiera desaparecido.

Inmediatamente traté de tranquilizarme, pues probablemente sería alguna broma y aparecería en cuestión de segundos, pero con el paso del tiempo, esa calma empezó a desaparecer también, y la molestia y el miedo la sustituyeron.

- ¡Jimin, no tiene gracia! ¡Sal ya! –grité mientras observaba a mi alrededor. Estaba completamente rodeado por el agua del lago, completamente oscura, imposible de ver siquiera mis manos si se encontraban bajo ella. – ¡Jimin, quiero volver, en serio!

No conseguía interceptar nada que proviniese de él, lo máximo fueron una bandada de pájaros y los insectos que rodeaban el lago, pero ninguna pista que me indicara el escondite del peliplatinado. Solo comenzaba a ponerme más y más nervioso. Pasaba demasiado tiempo, y la duda de si realmente le había pasado algo, estaba consiguiendo calar en mi mente.

- ¿Ji-Jimin? –murmuré, perdiendo confianza en mí mismo. Me daba inseguridad hasta moverme, pero con empeño, me forcé a avanzar hasta la orilla. No llegué ni al metro antes de que unas manos me sumergieran a las profundidades del lago. – ¡Jim-

Ni me dio tiempo a pedir ayuda, pero por suerte o desgracia, tampoco la necesité. Después de patalear con todas mis fuerzas y revolverme para conseguir escapar, algo me mordió suavemente el cuello. Me giré asustado, pensando en pegar un puñetazo al ser marino que había osado siquiera tocarme, y para mi predecible sorpresa, pude distinguir levemente los bonitos rasgos del mayor, destacando su cabello plateado entre ellos. Empezó a reírse, creando burbujas, y yo fui a pegarle un puñetazo que se vio ralentizado por la densidad del agua.

Milk FangsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora