Mia

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Aquella linda villa ya no era tan armoniosa como solía serlo. Los habitantes ahora acostumbraban cerrar sus puertas antes de caer la noche por precaución. La muchacha de combinada cabellera, se encontraba merodeando por el pueblo de Witzent. Pero se veía muy envalentonada, a pesar del peligro al que se exponía tras permanecer fuera de un refugio. Una mano la toma de su brazo y la hala bruscamente hacia el escabroso bosque a sus espaldas.

-¡No! ¡por favor no le digas nada a la reina! ¡más te vale cerrar la maldita boca Peter!-exclamó Mia.

La chica habló mientras el hombre la encaminaba hacia la tenebrosa fauna.

-¡¡Cierra la boca Mia!!, la reina quiere hablar contigo. Juro que no le he dicho nada-respondió Peter.

Mia resultó aterrorizada. La reina solía llamarla si estaba furiosa. Al parecer lo estaba por algo que la muchacha no había hecho, aunque la chica no tenía ni la más remota idea de por qué.
Peter sólo se trataba de, se podría decir un conocido de Mia.
Ambos acudieron hasta un sombrío calabozo, unas musgosas paredes, el putrefacto aroma que rociaba el principal pasillo.

Una vez que la muchacha y Peter acudieron a un escabroso y un trono cayéndose a pedazos, entre las sombras se emitía el sonido de la suelas de unas zapatillas al caminar, un largo ajuar diseñado con algunos corazones y un peculiar peinado de voluminosa cabeza. Se trataba de la sádica reina roja.

-Eres una chica despreciable que no merece mis cuidados mientras era tan sólo una inocente criatura. Veo que me haz traído una joya-habló la despiadada mujer.

-Sí, tengo a Alicia-respondió Mia.

-Más te vale traerla lo más pronto posible-dijo la reina roja.

-¿Pero como?, usted ni siquiera avisa cuando debo hablarle. Sólo manda a este cuervo para tratarme como un maldito costal de patatas-habló Mia comenzando a molestarse.

-Ese es tu problema-respondió la reina roja.

-Si lo que usted desea es obtener la cabeza de esa chiquilla, debo planearlo todo con tiempo...-dijo la muchacha de combinada cabellera.

Pero Iracebeth interrumpió a la muchacha sosteniendo con su mano el cuello de Mia.

-Tú no me das tiempo de nada niña. Esta es la última vez que lo digo-habló la reina roja amenazante.

Abandonó el cuello de la muchacha bruscamente marcando sobre él sus dedos.

-Sólo traeme a Alicia...¡Alicia! ¡su cabeza! ¡la quiero!-exclamó Iracebeth furiosa.

Aquella temible bruja salió del sitio alzando su irritante voz como suele armar sus acostumbrados berrinches de una pequeña niña. Mia odiaba tanto a esa mujer, era la responsable de todas sus desgracias. Pero debía dar inicio a su plan.

Cierta chica de combinada cabellera caminaba por el melancólico bosque. Ella no nota que algunos de sus mechones escondidos detrás de su nuca comenzaban a tomar ese gris tono. Una vez que acudió hasta el brillante y blanquecino palacio, encontrándose en la entrada, suspiró.

-No perderé la cabeza-dijo Mia para sí misma.

La nocha había caído en el Submundo. Y la muchacha se adentró en el níveo imperio, pero unas simpáticas voces impidieron que diera un paso más.

-Hola-hablaron los carismáticos gemelos al unísono.

La muchacha los miró curiosa y se acercó a ellos.

-Hola criaturas, ¿se puede saber quienes son?-habló Mia.

-Pues...yo soy Tweedle de y él es Tweedle dum-dijo el simpático Tweedle dee.

-O al revés, él es Tweedle dee y yo soy Tweedle dum-habló Tweedle dum.

Mia rió, se había enternecido con los gemelos.

-¿Y usted señorita?-dudó Tweedle dum.

-Llámenme Mia-respondió la muchacha.

-La llevaremos con Alicia-habló Tweedle de tomando la mano de la muchacha.

-No, yo la llevaré-insistió Tweedle dum tomando la otra mano de la chica.

-No, yo la llevaré-habló Tweedle dee insistiendo halando con un poco más de fuerza el brazo de Mia.

-Niños descuiden, ambos pueden llevarme-dijo Mia entre risas.

-Gran idea-asintió Tweedle dum.

Finalmente los gemelos encaminaron a la chica.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora