Alicia: Guerrera Del País De Las Maravillas

Tiempo de amigos

El dúo merodeaba por el bosque. Para Alicia era triste ver el pobre bosque en esas condiciones, había cambiado mucho desde la última vez.
La mayoría de los árboles pintados de un triste gris, las hojas parecían ser de un metal. Pero si se está junto al eloquente Sombrerero, olvidaba por lo que se sentía deprimida. Con ingeniosas preguntas y chistes que le robaban una risa. Tarrant dudaba de su grado de locura, pues veía a la campeona, diferente, no físicamente, algo tenía que resplandecía mucho.

Cuando Alicia y el extrovertido Sombrerero retornaron al blanquecino imperio, los encontró la reina blanca. Se veía más tranquila respecto a su antiguo estado. Lucía una leve sonrisa y al caminar, mostraba su delicadeza y elegancia, figuraba una pluma en el viento. Mia se encontraba en el comedor real con una taza de té. A su lado, estaba Dylan.

-Alicia, aquí estás ¿donde te habías metido?-le preguntó la reina.

-Tranquila majestad, sólo fui con Tarrant a caminar un poco. Supongo que lo necesitábamos-respondió Alicia.

-Está bien. Y supongo que sí, era algo necesario después de lo ocurrido-habló Mirana disminuyendo su ánimo.

-No perderemos la batalla majestad. No debemos permitir que-Alicia miró al Sombrerero antes de completar-baje nuestra muchosidad-completó sonriendo. Tarrant imitó a la joven.

-Gracias querida. Aunque, siento decepción por mi hermana-asintió la reina.

Los hombrecitos de trajes con tirantes se acercaron.

-Hola Alicia-saludaron a la joven al unísono.

-Hola pequeños ¿como se sienten?-le habló Alicia.

-Un poco mejor, supongo-dijo Tweedle Dee.

-O, supongo que un poco mejor-respondió Tweedle Dum. La joven sonrió.

El sabueso se acercaba al grupo a una leve velocidad. Una vez ahí, charló con Mirana.

-Majestad, no es por nada, pero ¿recuerda del pedido? no hay tiempo por perder-le habló el sabueso.

La confundida reina pensaba en lo que escuchó, hasta que finalmente le comentó al Sombrerero.

-Cierto, gracias Bayard-le dijo al sabueso-Tarrant, querido. Entiendo si lo olvidaste, pero ¿recuerdas el pedido de sombreros que debías hacer?-le preguntó la reina.