El miedo ataca

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Alicia y Tarrant, se encontraban en un bosque, donde ahora sus vidas corrían peligro. El pajizo amanecer devolvió una pizca de armonía a esa fauna tan melancólica. Se respiraba el fresco aroma de los arboles y la neblina que se iba yendo.
El Sombrerero preparaba al Bandersnatch para partir devuelta a Marmoreal, pero después de haber entrado a la cabaña, Alicia aún persistía dormida en un sillón marrón un poco rasgado.
Él se acercó a ella, se quedó mirándola como dormía plácidamente. Sus ondulados cabellos, aunque algunos pocos enredados. No lograba evitar sentirse un tanto incómodo, pues era raro mirar a su amiga dormir, pero al parecer se encontraba hipnotizado. Como son las comunes ocasiones en que ella sólo lograba hacerlo.

-No derrames saliva, Tarrant.

El Sombrerero miró a sus espaldas para encontrarse a ese entrometido minino de anillada cola.

-¿Qué estás haciendo aquí?.

-Veo que eres un gran admirador de Alicia, Tarrant. Por cierto, ¿qué tanto vez?-esta vez sonrió-a caso, ¿vez algo que te gusta de ella?.

Tarrant se molestó con el comentario del gato.

Las ojeras del sombrerero se iluminaron de negro mientras que sus ojos enrojecían. Se acercó con odio hacia el felino.

-Ton ur beul, salach cat-

Cierra la boca, asqueroso gato.

Cheshire obviamente conocía los trastornos del Sombrero, pero a pesar de eso, resultó pasmado, hacía tanto tiempo ¿y el sombrerero volvió a su antiguo estado de hablar en escocés? ¿Se trata de una simple rabieta?. Él simplemente desapareció de su acostumbrada forma. Dejando a un furioso Sombrerero mientras intentaba controlar su ira, la neblina apareció a espaldas de él.

-¿Te atrae Alicia?-susurró el gato en el oído de Tarrant.

El gato Cheshire provocó que el Sombrerero arrojara una taza a sus espaldas. Pero respecto al gato, sólo logró esquivar el ataque y la taza fue quebrantada contra la pared.

-¿Tarrant?.

El sombrerero escuchó una dulce voz. Miró a sus espaldas y vió a la joven quien estaba asombrada, de ver el estado de las ojeras de Tarrant.

-Tranquila-dijo el sombrerero con suave voz intentando evitar que Alicia se aterrara.

-Tarrant...hace mucho que no te veía en ese estado-dijo Alicia nerviosa.

Las ojeras del Sombrerero volvieron a su antiguo estado al igual que sus ojos tras notar los nervios en la joven. Se acercó hacia la joven y tomó sus manos. Ambos volvieron a mirarse a los ojos del otro. Era increíble pensar que una electricidad recorría cada centímetro de sus cuerpos entre cada caricia, cada mirada, cada abrazo.

-Todo está bien, mi querida Alicia-dijo el Sombrerero mirando a la joven.

Alicia sonrió. Confiaba en el Sombrerero. Él por su parte acariciaba el dorso de esa tersa mano.

-Tarrant, necesito que respondas... ¿Por qué huiste? ¿te das cuenta de lo preocupados que están todos?-habló Alicia.

El Sombrerero soltó las manos de la joven resultando pensativo mientras miraba el suelo.

-Tarrant, ¿qué te sucede?-dijo la rubia dama.

El Sombrerero miro a la joven.

-Descuida mi querida Alicia, no es nada importante. Después de todo, pensaba regresar, no te preocupes ¿te gustaría algo de té?-dijo el Sombrerero.

-Eso no responde a mi pregunta Tarrant-respondió Alicia.

-Eso tampoco responde a la mía-habló el Sombrerero.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora