Dejar al té sin azúcar

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Pero no significaba que todo resultara feliz. Mirana, la carismática y nívea gobernante no notaba que sus pálidas manos comenzaban a tonarse de un gris famoso.

Evidencia del miedo que sentía ante la visita de su hermana. Si nuestra querida reina no controla ese terror entonces debemos irnos despidiendo de ella. Sus súbditos junto a la campeona del Submundo continuaban planeando alguna estrategia lógica que destruyera a la reina roja.

-A propósito Alicia, ¿tienes idea de donde puede estar Mia?, desde que se marchó mi hermana no la he visto-dijo la reina blanca

-Hace unos minutos hablé con ella, no tengo idea de donde pudo haber ido. Ni me interesa-dijo Alicia

-Entonces ahora el sentido cobró-dijo el simpático Tweedle dee

-La separación de Alicia y Tarrant provocó-dijo Tweedle dum

-Y ninguno de nosotros lo notó-habló la ya famosa voz que emitía una verdosa neblina

-¿Como nunca me di cuenta que ella era parte del plan de la reina roja?-dijo Alicia

-Justo por eso es que no siempre se debe confiar en todos. A veces, confiamos en desconocidos y desconfiamos en nosotros mismos, Alicia-dijo el Sombrerero.

-¡Entonces ahora entiendo!, ella también provocó que Tarrant salpicara su té sobre mi bello rostro-comentó la elocuente liebre acercando un poco su rosotro hacia Alicia.

-De hecho...esa vez si fui yo-lamentó Alicia, aunque fue interrumpida-pero, créanme que sólo...

-Tranquila querida, te comprendo-respondió el Sombrerero. Ella sólo esbozó una cálida sonrisa.

-Bueno siendo así, creo que está bien. ¡Pero ten más cuidado cuando hagas bromas señorita!-Thackery habló acercándose al rostro de la campeona-creo que le afectó a mis ojos, veo doble.

La liebre habló mientras volteaba a ver a los simpáticos Tweedles.

-Somos gemelos-hablaron ambos al unísono. La rubia campeona liberó una risa.

Más tarde, una brillante luna no demoraba en hacer presencia y Alicia se encontraba nuevamente en uno de los jardines del castillo, en cuanto logra notar a Mia dirigiéndose hacia ella algo preocupada.

-¿Mia?-dijo Alicia extrañada.

-Alicia, quiero decirte que...yo nunca tuve malas intenciones contigo. Desde que te conocí.-dijo Mia.

-Mia, no vale la pena que hablemos de eso ahora-respondió Alicia.

-Creo que si lo vale. Lo siento, de verdad lo siento mucho, yo te estimo mucho-habló Mia un poco nerviosa.

-Tranquila, ¿por qué estás tan nerviosa?-dijo Alicia.

Lo que nuestra querida campeona no sabía, era que a espaldas de ella se encontraba la reina roja junto a Peter quien tomó a Alicia bruscamente de los brazos y con ayuda de otro, cubrió la boca de la joven con su mano.

-No te atrevas a lastimarla-dijo Mia dirigiéndose a Peter.

-Cierra la boca Anderson, no creo que quieras que esto empeore-advirtió la reina roja-Alicia Alicia. Te dije que no debiste ser la valiente ante Iracebeth de Crims. Ahora, si haces algún ruido, todos tus queridos amigos pagarán las consecuencias-dijo la reina roja.

Peter dejó libre a la joven con tal de que hablara. Pero
Mia notó como sus manos comenzaban a tornarse de ese mismo gris que las pálidas ambos de la reina tenía. Ese mismo gris que algunos amigos de Alicia empezaban a tener. Ese mismo gris, que acabó con la vida del esponjoso amigo saltarín a quien la prisa siempre lo acompañaba.

-Siempre supe que algún problema tendrías que ocasionar, pero sólo eras una curiosa niña que únicamente se dedicaba a pintar mis rosas. Sería una completa lástima que después de haber cautivado al sombrerero de mi hermana habría que despedirse-habló con claro sarcasmo la malévola mujer de voluminosa cabeza

-Igual como yo lo dije Iracebeth, no temo a nada y nadie lastimará a los que quiero. Alicia está en Infratierra y nadie podrá dañarlos-habló Alicia

-Ese es el punto, mi querida niña. Tú ya no permanecerás aquí.

-¿Qué?-dijo Alicia

-Tal y como lo escuchas, tú ya no estarás más tiempo aquí. A menos que te importe poco la vida de tu amado Sombrerero, su familia y tus amigos-advirtió la reina roja

Únicamente las delicadas puntas de los dedos de la rubia dama comenzaron a tonarse de ese mismo gris. Miedo, miedo que dominaba poco a nuestra campeonat, pero era algo inevitable o al menos obvio tras la amenaza de la maligna mujer

-No. Yo no volveré a mi mundo. Yo permaneceré aquí por siempre, este es mi verdadero hogar-dijo Alicia

-Gracias por la reflexión querida, pero creo que tu amado tendrá que despedirse de ti nuevamente. De lo contrario, su familia pagará las consecuencias al igual que tus amigos. Ahh, incluido él.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora