-De verdad lamento lo anterior sucedido-habló el nervioso conejo juntando ambas patas delanteras. Dirigiéndose a la familiar del desaparecido Carl.
-No tienen de qué preocuparse-asintió la mujer.
-Bien. Mejor para calmar la situación, hablemos de Carl-propuso Alicia.
A la mujer le pareció buena idea la propuesta de Alicia.
-Decían que venían a saber un poco acerca de mi amado Carl, ¿no es así?-habló la mujer.
-¿Podría hablarnos de él?-preguntó Tarrant una vez tranquilo.
-Puede contar en nosotroso-dijo Alicia.
-Bien. Es mi marido. Él siempre es cariñoso conmigo, tenía la manía de ser detallista conmigo, regresaba a casa y en ocasiones amaba darme besos en mi frente-confesaba la mujer.
Pero al parecer, al resto no le parecía importante la descripción por parte de la supuesta esposa de Carl, y Dylan lo dio a saber.
-Creo en en verdad si tuvo confianza-le susurró en el oído a Mia, quien sólo sonrió por su comentario.
-Y a veces cuando estaba feliz él...-la mujer fué interrumpida por el Sombrerero.
-No no-se apresuró Tarrant.
-Nos refierimos a si puede contarnos algún detalle de él para encontrarlo, ¿lo notó extraño alguna vez?-dijo Alicia.
-Ahora que lo mencionas, sí. Antes de que desapareciera, empecé a percatarme que su conducta, cambiaba con frecuencia-dijo la mujer.
-¿De qué manera?-dudó Dylan.
-Me había contado que fué por causa de algo ¿azul? que había visto-todo empezaba a cobrar sentido. De nuevo se debía tratar de las muy famosas "cintas del tiempo''.
-Las brumas, ¿de nuevo?-susurró Alicia bastante preocupada por lo demás que puedan provocar.
-Señora, confíe en nosotros. Le devolveremos a su marido-dijo Dylan.
-Tengo fé en que así será. Lo extrañamos demasiado y no dejo de pensar en él-dijo la entristecida mujer.
Mia le ofreció un abrazo a la decaída mujer. De pronto, un extraño sonido entre las verdes hojas de los robles estremeció a todos, el verdoso tono de las hojas comenzaba a dilatarse, quedando totalmente gris.
-¡Los árboles!-habló Alicia pasmada por lo sucedido.
El agua no se quedaba atrás, la liebre saltó hasta llegar a un pequeño charco y con una de sus peludas patas tomó poco de esa agua que al mismo tiempo se iluminó gris, al igual que los pobres árboles. Ni siquiera parecía agua, si no pintura. Todo alrededor quedaba poco a poco del mismo color
-¿Qué está sucediendo?-dijo la a gustiada mujer.
-Tranquila señora-le dijo Alicia.
Las manos de la mujer empezaban a perder su tonalidad, como si permanecieran muertas. Se encontraba fría y sin color.
-Qué extraño. ¿Tiene frío?-dudó Dylan tomando ambas manos y formándolas un puño con tal de perder la baja temperatura que tenían.
-No, es la primera vez en que pasa-contestó la mujer.
El viento era más cruel, una gran ventisca soplaba al pueblo de Wintzey. Mientras los árboles continuaban perdiendo su tono.
-¡Alicia!-gritó alarmado el no tan blanco conejo.
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Alicia: Guerrera Del País De Las Maravillas
FantasiNo todo resultó armonioso desde la tercera partida de la campeona con áureos cabellos y marrones luceros. Un nuevo viaje a lo casi a posible viene, acompaña a Alicia en la misión de que el "Miedo'' deje de perturbar al país de las maravillas, ocasio...