Domada la joven por agrios nervios que humedecían sus tersas manos y un gélido miedo como una brisa de viento en el cruel invierno. Alicia no logró evitar el sendero de unas cristalinas lágrimas selladas sobre sus mejillas.
-Tienes sólo esta noche para marcharte Alicia-dijo la reina roja-¿Quizás quieras algo de té para el dolor querida?-de nuevo habló la reina roja pero en sarcasmo antes de reír
La malévola mujer junto a Peter se retiraron de aquél sitio dejando a Alicia en compañía de Mia
-Lo lamento en serio Alicia-dijo Mia
-Cierra la boca. Tu no sientes nada Mia, eres un monstruo-dijo Alicia
La voz de la joven, francamente como un hilo. Su corazón incluso ella estaban destruidos. Únicamente la rubia campeona borró la huella de las cascadas que marcaron sus lágrimas al caer por sus perlas marrones para después regresar al castillo con una decaída mirada y un corazón hundido en dolor.
Al entrar notó como la nívea gobernante del fantástico mundo donde lo imposible no existe, permanecía sosteniendo su peso sobre la mesa, como si algún dolor provocara que tomara esa actitud. Alicia se acercó intentando buscar la mirada de Mirana
-Majestad, ¿se encuentra...-dijo Alicia
Pero antes de que la campeona lograra decir una palabra más, la débil magnificencia cayó en un soberano desmayo
-¡¡Majestad!!-exclamó Alicia
La joven logró sostener a Mirana logrando evitar que cayera al suelo y se lastimara
-¡¡Ayuda por favor!!-exclamó Alicia
Uno de los guardias junto al sombrerero y Dylan se encontraban cerca y corrieron en su auxilio
-¡¡Majestad!!-habló uno de los níveos guardias con cabeza de algunas piezas de ajedrez
-¿Qué le sucedió?-habló Dylan preocupado
-No lo sé, en cuanto llegué la noté débil. Sólo recargada en la mesa-dijo Alicia estresada ante la escena
-Tranquila mi Alicia-dijo el sombrerero
Dylan tomó en brazos a la magnificencia del Submundo siendo guiado por el níveo guardia acompañados por Alicia y el sombrerero en dirección de la colosal alcoba real. Lo que los esperaba...no se trataba de buenas noticias.
Al llegar, Alicia percató el muerto tono iluminado en las manos de la reina, pero no era lo único, si no que sus brazos incluso algunos mechones de su sedosa cabellera blanca se pintaba del similar tono.
-Esto no está pasando-dijo Alicia asombrada
-No a la reina-dijo Tarrant.
Los extrovertidos tweedles, esa lunática liebre, una pequeña pero valiente lirón junto al irónico gato, acudieron a la habitación de Mirana asustados por el escándalo ocasionado.
-La reina...está agonizando-dijo Alicia entristecida
-¡¿Qué?!-exclamaron las peculiares criaturas al unísono
Soberanamente, la mitad de todos los rojizos como las llamas del fuego y rizados cabellos del sombrerero se tonaron de ese mismo gris
-¡¡Tarrant!!-exclamó Alicia asustada
-Tranquila mi pequeña, es miedo. No permitas que te domine-dijo el sombrerero
Habló el sombrerero con clara intención de tranquilizar a la angustiada dama. Mientras que sus amigos corrieron hacia el sombrerero también asustados. Las marrones y peludas orejas de Thackery, fueron sustituidas por un gris decayente
-Tranquilos estoy bien ¿de acuerdo?, no hay nada por que temer. Nadie debe tener miedo o empeorará todo-dijo el sombrerero
Alicia sin intención recordó lo que la malévola mujer de voluminosa cabeza había comentado
(Flashback)
-Sólo cometes problemas Alicia.....tienes sólo esta noche para marcharte-dijo la reina roja
(Fin del Flashback)
Tras recordar ese cruel diálogo, las lágrimas nuevamente sellaron las mejillas de la joven debido a que volvió a mirar el triste color que pintaba los cabellos del sombrerero. Él no tenía idea de lo que la joven había pasado tiempo atrás, así que decidió sólo atar entre sus brazos a la campeona y después besar con suma ternura la cabeza de ella.
Alicia tenía claro que el sombrerero era el único dueño de su corazón, sus brazos, como amaba sentir ese cálido estado al estar junto a él. Su aroma a canela que desprendía de su chaqueta, simplemente era alguien tan especial que no merecía morir, se podría decir por amor. Alicia amaba tanto al sombrerero que debía marcharse y...dejar que continuara con su vida. Después de todo, no encuentras a un Tarrant Hightopp donde sea, era único. Volver a partir y alejarse de su amado de pelirrojo, era a lo que temía Alicia. Debía dejarlo vivir.
-Tarrant-dijo Alicia
-Dime-respondió el sombrerero incorporándose en ella
-No mereces sufrir por mi culpa-dijo Alicia. Ese comentario extrañó al Sombrerero.
-Lo único que sufro por ti es la locura que provoca tu belleza, traviesa-respondió el Sombrerero ''traviesa" con áspera voz mientras acariciaba los mechones de la campeona. Ella se hundió en el pecho de él, persistente de que las lágrimas no cayeran nuevamente.
-Sí que tiernos, pero debemos ayudar a la reina-dijo Dylan
-La reina estará bien, es cuestión de tener fé y esperar hasta mañana por la mañana. Debemos dejarla dormir-dijo el níveo guardia
Alicia no se separaba de los brazos del sombrerero. Claro que existía una razón
-Alicia...¿prefieres dormir?-dudó el sombrerero
Ella sólo asintió
-Está bien, llévala a dormir. Tarrant-dijo Dylan entre risas
El sombrerero cesó con el abrazo y guió a su amada de rubios mechones hasta su habitación en donde cerró la puerta y la joven tomó asiento sobre el lecho. El sombrerero le hizo compañía
-Sé que algo te sucede querida. Y no lo dices porque no quieres preocuparme-dijo el sombrerero
Talvez si existe algo imposible es ocultarle algo al sombrerero, sobre todo si se trata de la campeona del Submundo
-Claro que no Tarrant. Sólo me preocupa el estado de Mirana-dijo Alicia
El sombrerero levantó la cabeza de la joven con ayuda de sus principales dedos ubicados en la barbilla de ella.
-No debes preocuparte querida. Ella es fuerte igual que tú-dijo el sombrerero
-Tarrant, jamás perderás tu muchosidad ¿verdad?, siempre serás tú-dijo Alicia
-Claro que sí mi niña. Espero lo mismo de ti-dijo el sombrerero
El sombrerero unió su frente con la de su amada Alicia
-Te amo mi niña-susurró el sombrerero
-Estoy dispuesta en averiguar cuanto-dijo Alicia con una gran sonrisa
El Sombrerero continuó con saborear los rosados labios de la joven mientras con delicadeza fue recostándose encima de ella sobre el lecho. Cada juguetona caricia, profunda mirada y cada tierno beso sólo ocasionaba que el corazón de la joven estuviera en juicio. Pero partir significaba dejar vivir a su amado sombrerero.
Si amas algo, déjalo ir. Una noche con una mezcla entre pasión y nostalgia. El sombrerero para el día de mañana, estaría destruido por completo. Una última noche juntos.
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Alicia: Guerrera Del País De Las Maravillas
FantasyNo todo resultó armonioso desde la tercera partida de la campeona con áureos cabellos y marrones luceros. Un nuevo viaje a lo casi a posible viene, acompaña a Alicia en la misión de que el "Miedo'' deje de perturbar al país de las maravillas, ocasio...