Traedme a Alicia

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Esa tarde, la muchacha de combinada cabellera, tenía un mensaje proveniente de la mujer con la obsesión de corazones. Posiblemente la mujer estaría furiosa, pero no sería un problema si Mia comenzaría su plan de una vez. Cada vez, se encontraba más cerca del resguardo de Iracebeth. Pero en un momento de nostalgia, la muchacha pensó que en verdad, extrañaba a sus padres. No es para nada fácil crecer sin saber como se siente "ser amada''.

Finalmente acudió al escondite de la reina roja. A un paso de ingresar, suspiró y con valentía se dignó a entrar. Al estar dentro, de nuevo debía tolerar el ya muy famoso aroma a putrefacción y aquellos muros de piedra cincelada con enredaderas y el pegajoso musgo.

Terminó su caminata hacia el viejo trono y como de costumbre, se contemplaba la sombra de un corazón voluminoso junto a un vestido largo.

-Me parece que tienes una buena noticia por darme. De lo contrario no serviría de nada haberte llamado-habló la mujer dándole la espalda a Mia.

-Majestad, comprenda que es un proceso muy lento. Confíe en mi, será fácil...-Mia fué interrumpida por Iracebeth.

-¡Calla!-exclamó la reina roja. Esta vez, mirando a Mia. La mujer comenzó a caminar alrededor de la muchacha.

-Sabes. Mia, a veces uno teme, de lo que está por hacer. Pero más temor tendrá cuando tenga que sufrir las consecuencias de sus actos. ¿No te parece? ¿qué eliges tú?-habló Iracebeth.

-Pero..no me parece justo hacerle eso a la rubia-se aferró Mia.

En un momento, la sádica mujer ubicó la palma de su mano detrás de su oreja, como si estuviera escuchando algo.

-¿Oyes eso?-le preguntó la reina a Mia.

La muchacha frunció su ceño y extrañada cuestionó.

-¿Qué?.

-Ese, es el sonido de los pobres diablos que buscaron problemas y ahora serán decapitados-Iracebeth se incorporó a Mia-¿quieres, ser, decapitada?-dudó ella con sarcasmo y voz baja.

Mia bajó su cabeza mirando al suelo.

-No-respondió.

-Por favor, sé el orgullo de tus padres-le dijo la reina. Quiero a Alicia en una de esas celdas. Ahora-habló la mujer sumando el tamaño de sus ojos.

En eso, le vino a la cabeza a Mia que el único que confía más que todos en ella era precisamente el Sombrerero.

-Sé lo que debo hacer-dijo la muchacha.

Iracebeth arqueó su ceja, demostrando interés.

-Primero debo deshacerme de su querido Tarrant.

-¿Tarrant? ¿Tarrant Hightopp? ¿El Sombrerero de mi hermana?-dudó la reina roja.

-Sí-dijo Mia.

-Ni me importa que debas hacer, si es necesario acabar con él, que así sea-habló la reina.

Mia salió de la zona y se dirigió hacia la salida. No iba a salir sin antes sufrir un susto tras mirar el sufrimiento que padecía un pobre hombre destinado a ser ejecutado.

-Ayuda-habló con dificultad y atemorizado.

Mia no dudó en aterrizar ambas manos sobre su cabeza y sobarla. Le provocó escalofríos de tan sólo imaginar su cabeza cortada. En poco tiempo ya se encontraba fuera del escondite y obviamente se dirigió a Marmoreal.

Mientras con Alicia y el Sombrerero, se encontraban en el acostumbrado lugar donde usualmente hacían la fiesta del té. La linda joven de dorados mechones colocaba una de las curiosas tazas de cerámica.

-Tarrant, ¿a qué se debe esta fiesta? ¿celebramos algo?-dudó Alicia.

-Hace poco me dijiste que querías celebrar una ¿no es así?-le dijo el Sombrerero.

La muchacha asintió con una linda sonrisa.

-No quería presionarte-respondió la joven.

-Para nada. Sabes que es un placer para mi, en especial si estás incluida-el Sombrerero le cedió su mejor sonrisa al igual que ella y finalmente ambos tomaron asiento.

-Bien y ¿en donde están los invitados?-dijo Alicia.

Tarrant frunció el ceño y respondió.

-No, tú eres mi única invitada.

La joven aumentó el habitual tamaño de sus ojos y después sonrió.

-Pero, Tarrant esto se hace en grupo-habló Alicia justo a tiempo de caer en una risa.

-Bien, entonces esta vez será en grupo de dos-le respondió Tarrant. Alicia volvió a reír.

-¿Como es que eres tan ocurrente?-dudó ella.

-No, sólo soy creativo-dijo el Sombrerero.

Esas ideas peculiares que sólo se le ocurrían a Tarrant aumentaba su cariño por él. La fiesta fué espectacular para ambos, en especial para el Sombrerero, pasar tiempo con ella era más que perfecto, sus ojos adaptaban un brillo nunca antes visto e incluso su cabello estaba más anaranjado que el atardecer.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora