Bosque muerto

1.7K 118 35
                                    

Infratierra tenía problemas, requería la ayuda de un curioso y valiente caballero. Aunque éste, tenía dorados mechones. Marmoreal, a pesar de ser un lugar bastante ocupado, últimamente la soledad lo acompañaba. Ni siquiera una risa se emitía durante esa nublada mañana. Nuestro Sombrerero actuaba de manera misteriosa y la nívea gobernante comenzaba a preocuparse. Sin embargo, una voz familiar arrebató sus pensamientos.

-¡Majestad!, ¡noticias!-exclamó McTwisp.

El conejo se dirigía hacia la reina dando sus apresurados brincos. Llegó con Mirana, ella se hincó para mirar directamente a los ojos del blanquecino conejo.

-¿Por qué tan emocionado McTwisp?-dudó la nívea reina.

El conejo respiraba agitado e intentaba tener una respiración normal, su maratón lo dejó exhausto.

-Es Alicia, ¡regresó al Submundo!-habló McTwisp.

La alegría invadía a la gobernante. Una sonrisa fué dibujada en su pálida tez. Incluso el cielo comenzaba a tonarse de un leve celeste y las nubes abrían paso al sol.

-¡Esa es una gran noticia! Cheshire lo logró. Sabía que podía contar con él-dijo la alegre reina.

Mientras tanto con la joven campeona, ella agradecía no haber caído contra el suelo, pero el lugar donde se encontraba parecía ser estrecho y pegajoso. Entonces, fué cuando la flor abrió sus largos y rosados pétalos dejando salir a la joven. Una vez que Alicia estuvo de pie, conversó.

-Gracias, me ayudaste mucho. Estaba angustiada de sólo pensar que caería contra el piso-le dijo Alicia a la flor.

-No sabes cuán asqueroso fué mantenerte dentro, pero valdrá la pena ahora que estás aquí. A su majestad la reina blanca, le sería felíz verte-respondió la flor.

-Bien, gracias de nuevo-respondió la joven.

Alicia se volteó completamente y de nuevo se encontraba en el país de las maravillas. Aunque reconocería en cualquier parte que viera a ese pueblo, sabía donde se ubicaba Mármoreal. Sin embargo, una vez que comenzó su caminata, encontró a una linda chica. Parecía estar buscando a alguien. Nuestra campeona se dirigió hacia ella.

-Hola, ¿puedo ayudarte?-cuestionó Alicia.

Tras escuchar la voz de Alicia, la chica volteó sólo su cabeza para saber de quién se trataba. Para después voltearse por completo. Sus azulados y verdosos cabellos en una alusiva mezcla en capas junto a esos grandes ojos como diamantes.

-¿Te puedo ayudar?-dudó la muchacha.

-Eso mismo te pregunto, ¿buscas a alguien?-dijo Alicia.

La muchacha cedió una sonrisa.

-No. Nadie merece la búsqueda de los demás, si no, ¿por qué partieron?-habló la muchacha.

Alicia frunció su ceño, le pareció extraño la respuesta de aquella pueblerina.

-¿A qué te refieres?, eso no responde a mi pregunta-habló Alicia.

La muchacha volvió a sonreír.

-Lo siento, a veces pienso en voz alta-respondió la muchacha con ironía.

-Está bien. Debo irme-dijo Alicia.

Alicia caminó esquivando a la muchacha, sin embargo ella detuvo a la rubia, logrando que la mirara.

-¿Ya te vas?, apenas y te conozco. Al menos déjame hacerte compañía-dijo la muchacha tomando el brazo de Alicia.

La joven asintió provocando una linda sonrisa en los labios de la muchacha. Ambas se encaminaron hacia el níveo palacio. Pero durante la caminata, la pueblerina analizó la curiosa vestimenta que tenía la rubia. Por lo que preguntó.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora