Mi Sombrerero

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Los luminosos rayos del sol resaltando el brillo en las alturas del níveo palacio, el hablar del fresco viento susurrando entre las hojas de los árboles y el amor, reinaban aquella bella tarde. Que para Tarrant y Alicia, se podría decir que era como si flotaran entre el celeste cielo.

Era una completa lástima que ese momento tuviera que terminar, pero así debía ser. Tarrant se encontraba al costado de su amada Alicia mientras que sus pálidos dedos se dedicaban a enredarse entre los locos y áureos mechones de la campeona. Alicia permanecía atada a los brazos del Sombrerero ubicando su cabeza en su pálido torso.

Cada segundo le parecía mágico, una mezcla de emociones que ni siquiera tenían sentido. Simplemente estaba enamorada. Sin embargo, pasaron buen tiempo fuera de Mármoreal y en cualquier momento Mirana sospecharía de la ausencia de ambos.

-¿Tarrant?-habló Alicia.

Intentaba encontrar su mirada con la del Sombrerero, pero no hubo respuesta por parte de él.

-Debemos regresar-volvió a decir Alicia.

Esta vez finalmente sus miradas se cruzaron, sonrieron uno al otro.

-¿Ya quieres regresar?-preguntó el Sombrerero con una sonrisa trazada en su rostro.

-Por supuesto que no quiero, pero. Mirana se preocupará-dijo Alicia.

-¿Y qué si lo hace?-dijo el Sombrerero.

-Querido, sospecharán de nuestra ausencia-dijo Alicia entre risas.

Alicia hablaba con la verdad, por lo que el Sombrerero depositó un tierno beso sobre la frente de la rubia. Con mucho pesar, ambos formaron distancia para colocarse sus vestimentas y de una vez por todas devolverse a Mármoreal.

Pero cuando la joven estaba por terminar de vestirse, el Sombrerero la tomó por detrás de su cintura y dibujar tiernos besos sobre el cuello de la joven. Trazando una sonrisa en el rostro de Alicia. Una vez de regreso en el castillo, la magnificencia notó el regreso del dúo.

-¡Queridos!-habló Mirana.

La blanca gobernante del Submundo se dirigía hacia sus campeones algo extrañada por la demora.

-¿Por qué demoraron tanto? ¿Hubo complicaciones para encontrar el paquete?, a propósito, no lo veo-dijo Mirana.

-Todo lo contrario de complicaciones Majestad-dijo el Sombrerero cediéndole a Alicia una sonrisa.

Ella por su parte también sonrió mientras que levemente sus mejillas se ruborizaban.

-Majestad, todo este tiempo el paquete estuvo en mi oficina, ¿por qué no lo mencionó antes?-habló el Sombrerero aún con una perfecta sonrisa de costado.

Mirana tenía su ceño fruncido debido a que le extrañaba el comentario de Tarrant.

-Pero querido, te dije la posibilidad de que estuviera ahí-respondió la extrañada magnificencia.

-Y tuvo razón-dijo el Sombrerero sin cesar de sonreír.

En ese instante el Sombrerero dedicó una última mirada a su dulce Alicia antes de partir en camino a su despacho. La nívea reina abusó de que ella y su campeona se encontraban a solas.

-¿Por qué tan sonrientes tú y Tarrant, querida?-cuestionó la extrañada reina con una sonrisa.

-Sólo que ambos somos alegres, Majestad-dijo Alicia aún con una sonrisa.

-No, no es eso querida. Algo pasó ¿me equivoco?-dijo Mirana antes de reír por poco tiempo.

Aquél comentario provocó una risa en Alicia.

-Majestad, tal vez sólo sea asunto de que en realidad no fueron por el pedido de sombreros-habló la famosa voz mientras en el aire se dibujaba una sonrisa coqueta de media luna junto a la neblina verdosa.

-¡Cheshire!-habló Alicia sorprendida.

Pero no por el etrometido felino, si no por su comentario.

-Lo sabía-aclaró Mirana tronando su dedo cordial junto con su pulgar.

-Sabía que era demasiado tiempo sólo por un paquete-de nuevo respondió Mirana aclarando su teoría.

-Claro que fue por el paquete Majestad-dijo Alicia sonriendo.

-¿Qué fue lo que hicieron querida?-dijo Mirana insistente pero divertida.

-Nada-respondió Alicia un poco más ruborizada al recordar el maravilloso momento que compartió con Tarrant. Aún podía sentir sus manos que recorrían cada centímetro de su cuerpo incluso su rubia cabellera.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora