Alfromba parlante

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El día transcurrió más rápido que de lo usual, la noche había caído. Y mientras que el Sombrerero se dignaba a concluir con su trabajo pendiente, una famosa bruma azul verdosa apareció mientras tomaba la forma del Sombrerero  sentado en un pequeño sillón en frente del escritorio.

-Menos mal que Alicia no se encontraba cuando Mia intentaba restregarse en..tu querido amigo-dijo el gato con sarcasmo disfrazado de del Sombrerero.

-No es de tu incumbencia los temas que charlamos despreciable y asquerosa bola de pelos

-¿Tarrant? ¿por qué tan molesto conmigo?-dijo el cínico gato.

-Alicia casi te descubre por tus insolencias Cheshire-completó Tarrant.

-Alicia Alicia-Cheshire, aún disfrazado del Sombrerero ahora se encontraba sentado con sus piernas flexionadas tocando ambos costados del sillón-creo que esa chiquilla se está involucrando mucho en tu vida ¿lo has pensado?, Alicia esto, Alicia el otro, me temo que algo te pasa para que siempre la menciones-dijo el gato.

-Son sólo ilusiones tuyas gato-dijo el Sombrerero.

De inmediato, alguien llamaba a la puerta, ¿quien mejor que la dulce rubia?. El gato desapareció con la verdosa neblina. La campeona de Infratierra llevaba dos tazas de té en ambas manos.

-Supuse que te caería bien una taza de té Tarrant-dijo Alicia.

El Sombrerero miró asombrado a la joven.

-Oh, que bien, necesitaba algo de té-dijo el Sombrerero.

La joven rió tras la respuesta de Tarrant y dejó su taza en una pequeña mesa para mirarlo a él.

-Después de todo es lo mejor que puedo hacer. Llevas todo tu tiempo aquí-dijo Alicia.

El Sombrerero dió un último sorbo al té y dejó la taza sobre una pequeña mesa.

-¿De qué hablas? cuando estaba decidido en regresar a mi trabajo, Mirana me detuvo y dijo que pasaba mucho tiempo en mi despacho-dijo el Sombrerero.

-Y tuvo razón-asintió Alicia.

Extrañado el Sombrerero preguntó.

-¿Estás de acuerdo con ella?-dudó Tarrant.

-Por supuesto, la mayor parte de tu tiempo lo pasas confeccionando sombreros. Tanto que casi te has olvidado de que tienes amigos y familia-habló la joven.

-Tanto así no-respondió el Sombrerero.

-¿Entonces esperas a que suceda en verdad? Dime. ¿Cuando fué la última fiesta de té que celebramos?-dudó la rubia.

-Mi querida Alicia, tienes problemas de memoria. Que me dices de la....-dijo el Sombrerero.

Pero quedó por unos cuantos segundos pensativo intentando recordar el hecho que recién había comentado.

-Bueno pero cuando...-habló el Sombrerero.

De nuevo quedó intentando recordar algo relacionado con ello causando que la joven explotara en carcajada.

-Bien, el punto es que ahora todo mundo está en contra de mis preciados sombreros-habló un disgustado Tarrant.

La joven lo miró con ternura mientras le cedió una sonrisa.

-En primera: El mundo no está en contra de tu oficio
En segunda: No habría por qué estarlo, tienes mucho talento. Me encantan los sombreros que fabricas.

-No tanto como tú a mí-Murmuró el Sombrerero.

La joven de cabellera áurea se extrañó, lo miró con su ceño fruncido.

-¿Qué?-dudó Alicia.

En eso Tarrant reaccionó y trató de aclarar todo.

-A mi me encanta tu...forma de ser, dije, no he dicho nada más, ¡Alicia!-dijo el Sombrerero nervioso.

Tarrant se dirigía a tomar un poco más de tela para confeccionar.

-¿Te quedarás aún más aquí? ¿sin ni siquiera dormir?-dudó Alicia.

-Estoy por terminar mi querida Alicia-respondió el Sombrerero.

-Entonces te esperaré-dijo la joven.

-Ni siquiera lo sueñes. Tú descansa querida-dijo el Sombrerero.

-No hace daño esperarte. Además ¿y qué si yo quiero?-dijo Alicia con una sonrisa de costado.

El Sombrerero sonrió. La joven permaneció con él entre trabajo, pero igual con risas. Una vez que el trabajo estaba concluido, justo cuando el Sombrerero y la campeona se dignaron a salir, una de las despreciables alfombras parlantes cuya había sido testigo de la conversación y miradas del dúo, se elevó lo suficiente para causarle un tropiezo a la joven de cabellos amarillos. Afortunada de que Tarrant volteara con ella a tiempo para impedir que cayera.

-¡¡Cuida!!..do-habló el Sombrerero entrecortado por el estremecimiento que sintió al tener a Alicia "entre sus brazos''.

Logró ver como los mofletes de ella empezaron a iluminarse de un tono carmín. Fueron pocos los segundos que permanecieron así hasta que ambos se separaron.

-¡¡Despreciable alfombra!!-fue lo que alcanzó a decir Tarrant.

-Qué grosero de tu parte-se quejó la joven rubia provocando que la alfombra riera.

-Guarda silencio si no quieres que te paté-amenazó Tarrant elevando su pie.

La alfombra finalmente calló y el dúo se retiró.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora