Enemigos inesperados 2/2

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Mientras en la planta baja, Mia se dispuso a ingresar en la oficina del Sombrerero a continuar la parte donde se detuvo en su plan de contar con una separación entre los amigos.

Tal estrategia consistía que si lograba una serie de mal entendidos/problemas, supuestamente provocados por uno de ellos, romperían con su amistad o al menos no se tratarían del mismo modo que antes.

Mia abusaría de eso, de nuevo intentará ganarse a la rubia muchacha y se la llevaría a su reina. O al menos, Mia eso tenía planeado hacer.

Acto seguido comenzaría en desatar los nudos de las sogas las cuales sostenían los paquetes, el siguiente paso era desordenar el patrón que tenían los sombreros colocados por Alicia para que no fueran aceptados.

Se mantuvo ocupada haciendo su fechoría, pero valió la pena cuando notó que todos los paquetes se encontraban no muy bien atados. Sin más rodeos, salió del despacho para evitar sospechas y se dirigió hacia su habitación.

Tiempo más tarde, todo mundo se encontraba a punto de tomar su desayuno. Pero la dulce joven de melena áurea notó que el ánimo de la nívea reina era decaído

-¿Está bien majestad?-cuestionó la rubia.

-Estoy bien querida-aseguró la reina.

-Sé que no es así. No persista torturándose por...lo sucedido-habló la joven un poco nerviosa. Mirana le ofreció una simpática sonrisa y continuó.

-Créeme que esta vez no es por eso Alicia-respondió Mirana. Tenía mirada pensativa. Y ubicando su mano sobre su barbilla, comenzó a caminar de un lado a otro.

-Sigo pensando en alguna estrategia para acabar con los esbirros de mi hermana y por supuesto también con ella-habló la gobernante.

-Despreocúpese majestad, recuerde que tenemos a nuestra campeona aquí. Sólo, es Alicia, la, Alicia-habló Tarrant colocando ambas manos sobre los hombros de la joven de ojos color avellana. Arrancando una sonrisa en los carmines labios de la reina-No perdamos la cabeza.

El sombrerero subió a un par de sillas. Sus zapatos pisoteaban el acogedor algodón de éstas, pero era debido a que bloqueaban el camino hacia la mesa. Logrando llegar finalmente al comedor, Alicia y la reina rieron un poco. Todo mundo se dignó a tomar el desayuno. Minutos después, Tarrant, fué quien habló.

-¡Es verdad!-recordó un asunto pendiente.

-¿Qué sucede Tarrant?-le preguntó Mallymkun.

-Olvidé el pedido. Iré a llevarlo.

-Iré contigo-le propuso Alicia.

Una vez dentro del despacho, el Sombrerero intentó tomar uno de los paquetes, pero en el instante en que intentó cargarlo, todo el contenido salió de la caja dejando un total desorden. Alicia dio un suspiro de asombro.

-¿Qué sucedió?-preguntó Alicia extrañada.

-No tengo idea-le respondió su estrambótico amigo.

Él, revisó el resto de los paquetes, pero desgraciadamente todos tenían el contenido en desorden.

-¿Por qué todos los sombreros no están en orden?-dudó Alicia.

-¿Por qué no te preguntas a ti misma?-dijo el Sombrerero disgustado. Alicia quedó extrañada por la pregunta de su amigo.

-¿De qué hablas?-volvió a preguntar.

-Tu fuiste quien se encargó de esto-dijo Tarrant.

-¿Crees que lo hice yo?-se molestó Alicia.

-Tal vez, esto no sea trabajo de mujeres-contestó su amigo. Alicia se molestó tanto con Tarrant que salió del sitio dando un golpe en el pecho del Sombrerero. Alicia se dispuso a salir del despacho.

Alicia: Guerrera Del País De Las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora