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Es viernes por la mañana. Primer receso del día y tengo poco menos de tres minutos para que el timbre vuelva a sonar y deba caminar hasta el salón de ciencias, donde un hombre cuarentón con bigote y problemas de sudoración excesiva me dará una aburrida clase de ciencias de una hora y media. 

Pero no puedo ni tan siquiera concentrarme en lo tediosa que será la clase, cuando tengo a una chica hermosa tratando de alcanzarme, dando el doble de pasos de los que yo doy por el pasillo.

—¡Sus pasos son mucho más grandes que los míos! —Se queja, a menos de un metro de nuestras espaldas. —Ah, ¡chicos! 

Harry y yo nos miramos y ni siquiera intentamos reprimir nuestra risa. 

—Ya. —Él farfulla, y los dos nos detenemos en seco, haciéndola chocar con nosotros. 

Siento un leve -muy, muy leve- golpecito en mi brazo izquierdo. Y Keyra comienza a quejarse de nuevo. —¡Ustedes son tan...! Ah. —No puedo evitarlo, es tan graciosa cuando trata de parecer molesta. 

Harry y yo volvemos a largar una carcajada y decidimos que ya ha sido suficiente para ella. Le daremos tregua. 

Entonces el timbre suena y comenzamos a caminar de nuevo, pero la dejamos alcanzarnos ésta vez y ella se posiciona al lado de Harry. —Bien —. Dice —Ésto está mejor. —Suspira. 

Antes de entrar en el salón nos encontramos con algunos chicos de la clase y nos paramos a hablar con ellos junto a la puerta, sabiendo que el profesor Coll -como siempre- llegaría tarde y, por lo mismo, cubierto en sudor de persona-que-corre-para-llegar-a-tiempo. 

Keyra se nos adelanta y entra en el salón, y -sí, soy patético- se agarra de mi brazo para pasar entre yo y el marco de la puerta, y sus dedos se entierran muy poco sobre mi piel, haciendo que me pregunte cómo será uno de sus abrazos. Por si fuera poco, el olor de su perfume sigue flotando en el aire después de muchos segundos de haber entrado. 

El profesor Coll llega, luciendo tal y como lo imaginé. —Adentro, chicos — es todo lo que dice al pasar por nuestro lado. Nos tomamos como diez segundos para terminar nuestra conversación de pasillo y nos metemos, uno tras otro dentro de la sala. El último soy yo. 

—Bueno, ¿qué sucede aquí? —Está exclamando en cuantro cruzo el umbral de la puerta. —Se sientan todos y solucionan sus problemas de amigos fuera de mi clase, ¿queda claro? 

Todos murmuran un flojo 'si' y comienzan a sentarse. Seguro que alguien estuvo discutiendo aquí. 

Entro en silencio y tomo asiento también. Keyra, como siempre, está detrás de nosotros, y me molesta un poco que Toffee haya vuelto a quedarse dormida, porque no sé si a ella en realidad le moleste asistir a clases sola, pero de todas formas no está bien. 

Lo que me gusta de los Viernes es que no importa en qué clase estemos, o que hora sea, o qué fecha. Siempre, siempre, se siente esa energía diferente en la que todo el mundo está más animado y te das cuenta de que falta poco para que el fin de semana comience y puedas ir a casa, disfrutar con tu familia o ir a fiestas. Tienes dos días y medio para hacer lo que te plazca, y un par de clases aburridas no van a detenerte. Imposible. 

Pero al parecer Keyra no se ha enterado de qué día es hoy. Porque durante toda la clase de ciencias no abre la boca ni un sólo momento. No está atenta a la clase y sólo la escucho suspirar detrás de mí y removerse en su asiento cada cierto rato. Al toque de timbre toma sus cosas y sale disparada por la puerta del salón. 

Ella necesita saber que hoy es Viernes.

Los chicos y yo caminamos hasta la cafetería para buscar nuestro almuerzo antes de que una enorme fila se forme hasta la segunda corrida de mesas, como siempre. Por un segundo debato conmigo mismo sobre pedir tres almuerzos extras para Brandy, Toff y Keyra, pero no tengo la seguridad de que ellas lleguen pronto. O tan siquiera vengan a comer.

Keyra en las nubes (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora